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La era Trump

Trump endurece su postura ante Irán y avisa de que si no se corrige el acuerdo nuclear, lo cancelará

  • El presidente de EE.UU. denuncia que "no está cumpliendo el espíritu del acuerdo"
  • Insta al Congreso y a los aliados a corregir los "defectos graves" del pacto nuclear
  • Por ahora, pedirá marcar líneas rojas cuya violación implique imponer sanciones
  • "En caso de que no podamos llegar a una solución, el acuerdo se cancelará", avisa
  • Además, se imponen sanciones a los Guardianes de la revolución por "terrorismo"

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Trump amenaza con cancelar el acuerdo nuclear con Irán si no se modifica

El acuerdo nuclear con Irán pende de un hilo: el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado este viernes con cancelar el pacto multilateral firmado en 2015 si los aliados y el Congreso estadounidense no acceden a corregir los "defectos graves" que, a su juicio, contiene el acuerdo, un giro estratégico de la Casa Blanca que incluye la adopción de nuevas medidas de presión, como la petición al Congreso de que fije una serie de condiciones unilaterales que implicarían la imposición inmediata de sanciones si el Gobierno iraní no las cumple o la adopción de sanciones contra los Guardianes de la Revolución.

Si no somos capaces de alcanzar una solución con el Congreso y los aliados, el acuerdo se cancelará

"Irán no está cumpliendo el espíritu del acuerdo" nuclear, ha repetido Trump durante el discurso que ha pronunciado en la Casa Blanca para trasladar este significativo cambio en la política exterior, remarcando después que "si no somos capaces de alcanzar una solución con el Congreso y los aliados, el acuerdo se cancelará". En última instancia, supondría acabar con otro de los pilares del legado de Barack Obama, el principal patrocinador del pacto con Irán para impedir que desarrollase armas nucleares a cambio del levantamiento de sanciones económicas.

Trump, que ha criticado en repetidas ocasiones ese pacto, ha aprovechado la revisión trimestral sobre el cumplimiento del acuerdo para endurecer su postura: tras la firma del pacto, el Congreso estadounidense aprobó una ley, conocida por sus siglas en inglés INARA, que exige al presidente certificar cada 90 días si Teherán está cumpliendo y si el arreglo favorece el "interés nacional" de Estados Unidos.

Aunque la administración Trump ha reconocido que Irán cumple los aspectos técnicos del acuerdo, el presidente ha negado este viernes que sirva al interés nacional del país, lo que implica que en esta ocasión no certificará el pacto; al contrario, solicitará al Congreso que enmiende la ley que ratifica el pacto nuclear.

Renegociar los términos

La pretensión del mandatario estadounidense es ampliar el alcance de las medidas recogidas en el acuerdo, ya que considera que Irán sigue siendo una amenaza para Estados Unidos y para todo Oriente Medio. En concreto, quiere corregir las "débiles inspecciones" que, a su juicio, contempla el acuerdo; hacer frente al "programa de misiles balísticos" de Teherán y eliminar las "fechas de caducidad" de las restricciones impuestas sobre el programa nuclear iraní, que en algunos casos expiran después de entre 10 y 25 años.

"El acuerdo permite seguir desarrollando partes del programa nuclear. Y en pocos años, las restricciones clave desparecen", ha argumentado Trump. "¿Cuál es el propósito de un acuerdo que solo retrasa la capacidad nuclear [de Irán] durante un periodo corto de tiempo? Esto, como presidente de Estados Unidos, es inaceptable", ha señalado.

Trump ha asegurado que Irán ha cometido "numerosas violaciones del acuerdo" desde 2015 y ha vuelto a calificar el pacto como "una de las peores y más unilaterales transacciones en las que jamás ha entrado Estados Unidos". "Se suponía que el acuerdo iba a contribuir a la paz y seguridad regional e internacional, pero el régimen iraní sigue alimentando" la inestabilidad en la región, ha remarcado.

Así, ha subrayado que el país asiático está dirigido por un "régimen fanático" que ha sometido a su pueblo, que es "el principal patrocinador del terrorismo" en el mundo y que "ha esparcido la muerte, la destrucción y el caos por todo el mundo", citando su intervención en los conflictos de Siria, Irak o Yemen. "No seguiremos por un camino cuya conclusión predecible es más violencia, más terror y la amenaza muy real de un brote nuclear en Irán", ha apostillado.

Trump advierte a Irán tras el lanzamiento de un misil balístico

La presión, sobre el Congreso

No le pedimos al Congreso que imponga más sanciones porque eso supondría abandonar el acuerdo de facto

Poco antes de su discurso, el secretario de Estado, Rex Tillerson, ya había avanzado los aspectos clave de este giro estratégico: "Nuestra intención es permanecer en el Plan de Acción Conjunto y Completo [la denominación oficial del acuerdo nuclear o JCPOA, por sus siglas en ingles], pero el presidente no lo va a validar". Y reconocía que les gustaría ir más allá: "No le pedimos al Congreso que imponga más sanciones porque eso supondría abandonar el acuerdo de facto".

Tillerson ha explicado que, por ahora, el objetivo es "enmendar la ley INARA para añadirle líneas rojas muy firmes", de forma que "si Irán cruza alguna de estas líneas rojas, las sanciones vuelven inmediatamente a aplicarse". Esos "detonantes", que se impondrán unilateralmente, tendrían que ver "con el acuerdo nuclear en sí, pero también con cosas como el programa de misiles balísticos" iraní, ha comentado Tillerson.

Sin embargo, la imposición de nuevas condiciones a Irán podría considerarse un incumplimiento del acuerdo nuclear por parte de Estados Unidos, tal como ha explicado Ben Rhodes, consejero adjunto de Seguridad Nacional con Obama y uno de los principales negociadores del pacto: "La medida que le pide al Congreso que adopte constituiría una violación del acuerdo, porque supone intentar renegociarlo de forma unilateral", advierte.

El responsable de la diplomacia estadounidense ha señalado, en cualquier caso, que ha hablado con el ministro iraní de Exteriores, Mohammad Javad Zarif, sobre la posibilidad de negociar un nuevo acuerdo que contemple aspectos como el programa de misiles balísticos que está desarrollando Teherán y que ha provocado alarma en Estados Unidos y en su principal socio en la región, Israel. "Estados Unidos no considera que el acuerdo nuclear deba definir toda la política respecto a Irán", ha deslizado Tillerson.

Sanciones a la Guardia Revolucionaria

En el marco del giro estratégico anunciado por Trump, Washington ha sancionado este viernes al Cuerpo de los Guardianes de la Revolución iraní (IRGC, por su siglas en inglés) por su apoyo al terrorismo, un paso que puede disparar las tensiones con Teherán, que había advertido de que tratará a Estados Unidos como "un país terrorista" si actuaba contra ese cuerpo de elite.

"Autorizo al Departamento del Tesoro a sancionar a todo el IRGC por su apoyo al terrorismo, y a aplicar sanciones a sus funcionarios y filiales", ha señalado el presidente durante su discurso, en el que ha tildado a los Guardianes de la Revolución de "fuerza personal terrorista y corrupta" de los líderes iraníes que tiene un gran peso en la economía iraní y "financia" actividades terroristas en el extranjero.

Al mismo tiempo, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, emitía un comunicado en el que precisaba que se sanciona al IRGC por "dar apoyo a la Fuerza Al Quds, la principal entidad iraní que facilita la campaña incesante del presidente sirio [Bachar al] Asad de violencia brutal contra su propio pueblo, así como las actividades letales de Hizbulá y Hamás, y otros grupos terroristas".

Según Mnuchin, el Cuerpo de los Guardianes "ha desempeñado un papel central para que Irán se convierta en el principal Estado promotor del terrorismo. La búsqueda de poder de Irán se produce a costa de la estabilidad regional". Las sanciones afectan también a tres compañías iraníes y una china que, según Washington, tienen "lazos" con la guardia revolucionaria iraní.

La Casa Blanca ya sancionó en 2007 por terrorismo a la Fuerza Al Quds, la unidad de elite y de operaciones internacionales de la Guardia Revolucionaria iraní, y algunos sectores conservadores de Estados Unidos, así como el principal grupo de presión proisraelí, el AIPAC, habían presionado para extender las restricciones a la totalidad del cuerpo.