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Brasil

Lula es condenado en primera instancia a nueve años de prisión por corrupción en el caso Petrobras

  • El tribunal federal le considera culpable de corrupción pasiva y lavado de dinero
  • Es la primera condena por corrupción contra Lula, que afronta hasta cinco casos
  • Si la sentencia es ratificada, no podría presentarse a las presidenciales de 2018

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Lula, condenado a nueve años y medio de prisión por corrupción

El expresidente brasileño Luiz Inazio Lula da Silva ha sido condenado este miércoles a nueve años y medio de prisión por un tribunal de primera instancia, que le ha hallado culpable de corrupción pasiva y lavado de dinero en uno de los casos sobre la trama de la petrolera estatal Petrobras en los que está implicado, una condena que pone en cuestión su candidatura a las presidenciales de 2018.

Lula está imputado en cinco causas penales, la mayoría relacionadas con el caso Petrobras, pero esta es la primera condena formal contra el exmandatario, que ha deslizado su intención de volver a ser candidato a presidente de Brasil, tras agotar su segundo mandato en 2010 y dejar el cargo en manos de Dilma Rousseff.

De hecho, Lula aparece actualmente como el líder político brasileño más valorado en las encuestas; sin embargo, si la condena de este miércoles es ratificada en segunda instancia, quedaría inhabilitado para optar a la presidencia. Por el momento, los abogados del expresidente ya han anunciado que recurrirán la sentencia: "Apelaremos y probaremos su inocencia antes todas las cortes imparciales, incluidas las Naciones Unidas".

Al mismo tiempo, sus correligionarios han salido en su defensa: la expresidenta Dilma Rousseff, ha denunciado que "sufre una persecución sin cuartel" por parte de los tribunales y ha vaticinado que "el pueblo lo rescatará en 2018", mientras que la presidenta del Partido de los Trabajadores, Gleisi Hoffmann, ha clamado que ha sido condenado "sin pruebas".

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Sobornos de un millón de euros

La sentencia ha sido dictada por el juez federal Sergio Moro, que instruye las investigaciones sobre la colosal trama corrupta destapada en el seno de la petrolera estatal, y que ha hallado a Lula culpable de los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero.

La Fiscalía había imputado al expresidente esos delitos por haber recibido sobornos por valor de 3,7 millones de reales (algo más de un millón de euros) para facilitar una serie de contratos suscritos entre la constructora OAS y Petrobras.

El pago de esos sobornos se habría materializado mediante la reserva y reforma de un apartamento tríplex en el balneario de Guarujá, en el litoral del estado de Sao Paulo, así como con el pago del almacenamiento de los regalos recibidos durante su mandato, de 2003 a 2010.

El inmueble aparece en los registros como propiedad de la constructora OAS, una de las implicadas en el escándalo de Petrobras, pero, según la acusación, el verdadero dueño sería Lula, quien lo habría recibido en concepto de soborno, es decir, a cambio de "favores" hechos desde el poder a la constructora.

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En su exposición, Moro justifica la condena por el caso del apartamento, pero lo absuelve por el supuesto almacenamiento de los regalos "por falta de prueba suficiente de materialidad".

Considerando que la prisión cautelar de un expresidente de la República no deja de envolver ciertos traumas, la prudencia recomienda que se aguarde

Moro, en cualquier caso, ha preferido no ordenar la prisión cautelar del carismático líder brasileño con el objetivo de evitar posibles altercados: "Considerando que la prisión cautelar de un expresidente de la República no deja de envolver ciertos traumas, la prudencia recomienda que se aguarde" al juicio en segunda instancia, "antes de extraer las consecuencias propias de la condenación", explica el juez en la sentencia.

La decisión es controvertida, porque el propio Moro admite que "con los episodios de orientación a terceros para la destrucción de pruebas [que atribuye a Lula], hasta habría cabido decretar la prisión preventiva". Sin embargo, ha decidido permitir que Lula pueda "presentar su apelación en libertad".

Además de las causas ya abiertas, Lula podría llegar a ser investigado en otros seis procesos más, según ha solicitado el Tribunal Supremo a partir de las confesiones hechas por exdirectivos del grupo Odebrecht, y también está salpicado por las revelaciones de varios ejecutivos del grupo JBS. En este último caso, los testimonios de los dueños han llevado a la Fiscalía a presentar también una denuncia formal por corrupción pasiva contra el actual mandatario, Michel Temer, quien podría perder su cargo.