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Malasia comienza a desenterrar restos humanos en los campamentos de los traficantes de personas

  • Los restos hallados podría pertenecer a inmigrantes y refugiados
  • Los campamentos se ocultaban en la jungla fronteriza con Tailandia
  • El Gobierno señala la complicidad de las autoridades locales

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Un equipo de la policía forense malasia excava una fosa descubierta en las colinas Wang Burma en Wang Kelian, Perlis (Malasia)
Un equipo de la policía forense malasia excava una fosa descubierta en las colinas Wang Burma en Wang Kelian, Perlis (Malasia)

Los equipos forenses de Malasia han iniciado este martes la exhumación de los restos humanos hallados en las 139 tumbas encontradas en 28 campamentos clandestinos en el norte del país. Los cuerpos podrían pertenecer a decenas de víctimas del tráfico de personas.

Un cadáver en avanzado estado de descomposición y otros restos encontrados indicarían, según la autoridades, que los responsables de al menos dos de los campos abandonaron el lugar hace unas pocas semanas de manera precipitada.

En los mismos días fueron hallados en la vecina Tailandia campamentos abandonados y tumbas. La operación tailandesa contra las mafias del tráfico de personas provocó que los traficantes abandonaran a miles de personas a bordo de barcos a la deriva en el golfo de Bengala y el mar de Andamán, causando una crisis humanitaria.

Campamentos en la jungla

El jefe de la Policía Nacional malasia, Jalid Abu Bakar, señaló este lunes que uno de los campamentos encontrados en la jungla tenía capacidad para unas 300 personas aunque la mayoría estaban preparados albergar a una veintena.

Cercados con alambre de espino, las autoridades encontraron pequeños barracones techados con lonas negras, prisiones de madera, cocinas con utensilios, y restos de alimentos y atalayas de vigilancia.

Abu Bakar indicó que todavía se desconoce el número exacto de cadáveres que puedan estar enterrados a lo largo de los 11 kilómetros donde se ubican los campamentos localizados.

Las autoridades creen que la mayoría de cuerpos son de inmigrantes indocumentados bangladesíes y de la minoría musulmana rohinyá, perseguida en Myanmar (la antigua Birmania), que quedan en manos de las redes de tráfico en su intento por alcanzar Malasia, el destino de la mayoría de ellos.

Complicidad de las autoridades locales

El ministro malasio de Interior, Ahmad Zahid Hamidi, ha asegurado que algunos miembros de las autoridades locales han colaborado con las mafias de tráfico de personas para ocultar los campamentos. "Nuestras investigaciones muestran que han estado colaborando, no solo con las mafias locales sino también con las redes internacionales incluyendo a tailandeses, bangladesíes y birmanos", ha declarado Ahmad.

Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), unas 25.000 personas zarparon en barcos desde Bangladesh y Birmania durante el primer trimestre de 2015, el doble del número registrado en el mismo periodo del año pasado.

El pasado miércoles, los Gobiernos de Indonesia y Malasia acordaron acoger temporalmente a todos los bengalíes y rohinyás que se encuentran embarcados en la región, siempre que la comunidad internacional se comprometa a reubicarlos en terceros países o repatriarlos en el plazo de un año.

El próximo viernes tendrá lugar en Bangkok una reunión especial en la que el Gobierno tailandés ha convocado a representantes de 17 países y organizaciones internacionales para abordar la crisis de tráfico de personas en la región.