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El 'San Juanito', único Miguel Ángel en España, muerto y resucitado en el Prado

  • La escultura podrá visitarse en el Prado entre el 31 de marzo y el 28 de junio
  • La talla se destruyó durante la guerra civil en la Capilla del Salvador en Úbeda
  • Ha sido reconstituida en Florencia a partir de 14 fragmentos y una técnica 3D
  • El museo explica el proceso de recuperación y su trascendencia

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El 'San Juanito', único Miguel Ángel en España, muerto y resucitado en el Prado

Quemada y desmembrada en fragmentos incompletos durante la guerra civil, la única escultura de Miguel Ángel que se conserva en España ha atravesado el tiempo aguardando un milagro. Tras 20 años preservada en el Centro de Restauración de Florencia, "en solo ocho meses" un procedimiento basado en la reconstrucción virtual en 3D ha devuelto a la vida el cuerpo original a partir de 14 pedazos.

Se trata del San Juan Bautista Niño, tallada en 1495 y conocida popularmente como San Juanito. Expuesta desde el siglo XVI en la capilla del Salvador de Úbeda en Jaén y destruida en 1936, la imagen reconstituida puede admirarse en el Museo del Prado entre el 31 de marzo y el 28 de junio en la exposición El Sanjuanito recuperado, una escultura de Miguel Ángel en España.

"Tras finalizar el trabajo he sentido una gran paz y una gran emoción. Incluso ahora, cuando veo la escultura no puedo evitar emocionarme, porque es como una criatura nuestra, a la que hemos llevado dentro durante mucho tiempo y es imposible separarla de nosotros", confiesa a RTVE.es María Cristina Improta, directora del departamento de materiales pétreos del Opificio florentino y responsable de la última fase del proceso llevada a cabo en el Centro de Restauración de Florencia.

El patrimonio artístico, una víctima sin bando

"No es una restauración, hablamos de reconstitución, lo cual es un trabajo más complejo. Y a esto se añade la restitución de la imagen en su función votiva, devolver lo que se había perdido, en términos de continuidad para tantas generaciones de españoles", añade Improta. En la recuperación del San Juanito han confluido no solo la destreza y la tecnología punta. También sensibilidades sobre el efecto de cualquier conflicto sobre la víctima fácil del patrimonio cultural, como lo ocurrido recientemente en Nimrud, Irak.

“Además del acontecimiento artístico, también es una denuncia. Que estas cosas que están ocurriendo en otras partes del mundo no vuelvan a ocurrir, que este vandalismo no afecte al patrimonio universal; nuestra misión es conservarlo”, nos expresa Miguel Zugaza, director del Prado. María Cristina Improta insiste en este punto:"Esta escultura ilustra la barbarie que de la que fue víctima la España de los años 30, algo parecido a lo que hoy tenemos de nuevo a las puertas con los yihadistas y que hace poco vimos con los talibanes en Afganistán".

Reconstituir San Juan Bautista niño no ha sido una tarea sencilla. El 60 por ciento de la escultura de 140 cm se había perdido, y la Fundación Casa Ducal de Medinaceli-Sevilla, propietaria de la pieza, encargó su restauración al Opificio delle Pietre Dure (Centro de Restauración) de Florencia, un proceso que comenzó en 1994. De los 17 fragmentos que se enviaron, tres resultaron no pertenecer a la obra. "La restauración no debe fingir, debe decir la verdad", argumenta Improta, y añade que "no podemos inducir a los visitantes a un error de valoración".

Según ha explicado este lunes Stefan Schroeder, jefe del departamento de Escultura del Prado y comisario del proyecto, la escultura, que corresponde a la misma época que los relieves de Madonna della Scala o el dibujo de la Madonna de Manchester, fue donada por el duque de Florencia, Cosme I de Medici, a Francisco de los Cobos, secretario del emperador Carlos V. Este, a su vez, la envió a su villa de Sabiote, a 9 kilómetros de Úbeda. A su muerte se trasladó a la Capilla del Salvador de Úbeda para exponerla en el altar mayor, en un lateral del retablo de la Transfiguración de Alonso Berruguete.

Un bombardeo destruyó la capilla el 26 de julio de 1936, y "en esos mismos días", relata Schroeder, se encendieron fogatas dentro del recinto, al que fue arrojada la cabeza de San Juanito, que aún muestra, como si de un gran angioma se tratara, las huellas del fuego. Cuando en 1995 les llegaron los fragmentos se les sometió a "muchísimos" análisis y estudios, pero no fue hasta 2011 cuando dispusieron de las "ventajas tecnológicas" que permitieran "una intervención exitosa".

Reconstrucción material desde la imagen virtual

Lo primero fue hacer un modelado en 3D, previo escaneado de cada pieza; luego se creo una réplica para visualizar los volúmenes perdidos, se reprodujeron con nylon y fibra de vidrio los fragmentos y se montaron con pernos de acero inoxidable encajados entre las piernas y el tronco del árbol en el que se apoya San Juanito. "El material original era muy pesado y esto provocaba problemas de estabilidad, así que hubo que sustituirlo", precisa Improta. Complicaciones como el montaje de la cabeza y los brazos, concluyeron en "un encaje perfecto" con un "inédito" sistema de imanes.

Las junturas entre piezas se ha realizado con un material sintético, se la ha dado un pátina para homogenizar el conjunto y se ha utilizado láser para limpiar los fragmentos carbonizados. Su "gran esperanza" es que, en un futuro, puedan recuperarse otros fragmentos y, dado que todo el material que se ha empleado para la restitución es "reversible y retractable", será "fácil" eliminarlo y reemplazarlo por el mármol.

La pieza será devuelta a la Capilla del Salvador, aunque ahora se expondrá en su sacristía. 80 años después quedan dudas sobre la autoría del destrozo. Según el director de la Fundación Medinaceli, "no se sabe a ciencia cierta", aunque algunos mencionan a la CNT de Linares. Sin embargo, ante circunstancias como estas, Zugaza recomienda aprender: “Siempre hay que ser sensible, conocer la historia y tener memoria para que no se vuelvan a repetir las desgracias que a lo largo de la historia ha sufrido el patrimonio. El patrimonio español ha sufrido en el pasado guerras y situaciones muy comprometidas, y lo importante es conocer ese pasado y convertirlo en una denuncia de cara a otros países del mundo y otras sociedades que están cometiendo los mismos errores que cometimos nosotros hace no tanto tiempo.”