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Uber choca en su llegada a Madrid con los taxistas, que amenazan con movilizaciones

  • La Federación Profesional del Taxi amenaza con colapsar el tráfico
  • El sector critica la pasividad de las instituciones frente a la aplicación Uber

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La plataforma Uber para uso compartido de vehículos empieza a operar en Madrid

La plataforma de uso compartido de vehículos Uber ha anunciado su llegada a Madrid, donde funcionará a través de la aplicación Uberpop. Las asociaciones de taxistas madrileñas han mostrado su rechazo a la aplicación y se van a reunir para convocar nuevas movilizaciones de forma inmediata.

El presidente de la Federación Profesional del Taxi de Madrid, Julio Sanz, ha explicado a RTVE.es que la llegada de Uber a la capital no les sorprende pero que "a la administración parece que no le importa la estabilidad y los puestos de trabajo que mantienen a más de 25.000 familias".

Sanz se ha mostrado beligerante y ha criticado la pasividad de las instituciones desde el Ayuntamiento, a la Comunidad de Madrid, al Ministerio de Fomento. Señala que el sector del taxi se la juega, "es todo o nada", se trata de "la supervivencia del taxi o el triunfo de modos de transporte ilegales e irregulares", añade y están dispuestos a colapsar el tráfico de Madrid.

Desde la Asociación Madrileña del Taxi, su presidente, Felipe Rodríguez, apunta a RTVE.es que el desembarco de Uber es "otro golpe bajo" e insiste en que la aplicación es totalmente ilegal porque para el transporte de personas "hace falta una licencia autorizada, un seguro, cotizar a Hacienda y prácticar retenciones, cosa que no hacen".

Rodríguez se muestra escéptico ante la capacidad de reacción de las autoridades que regulan el transporte, no cree que "las instituciones vayan a hacer más de lo que ya han hecho". Fomento subrayó el régimen sancionador por transportar viajeros sin licencia pero la Comisión Europea sostuvo que España no puede multar a los usuarios de plataformas de coche compartido y el Ministerio aclaró que las multas no se aplican en el ámbito privado.

Controversia en Barcelona

Uber, que ya opera en Barcelona, es objeto de controversia y ya ha provocado paros y manifestaciones por parte de los gremios de taxistas, que ven en la aplicación un modelo de competencia desleal ajeno a la regulación.

Barcelona, dice Uber, es ya "uno de los puntos europeos de mayor crecimiento" para la empresa, cuyo servicio ofrece la posibilidad a los pasajeros de reservar un coche a través del móvil y permite a los propietarios de un vehículo particular compartir su uso.

"Estamos entusiasmados de poder lanzar uberPOP en Madrid. UberPOP ofrece a los madrileños una alternativa fácil, flexible y asequible para moverse por la ciudad de forma segura", indica el portavoz de la empresa, Alex Droulers.

Uber ha ajustado en un 25% los costes de los trayectos y defiende que ofrece "una opción más económica para moverse por la ciudad" lo que contribuirá a la descongestión del tráfico" en Madrid y Barcelona.

Protesta de taxistas en Bruselas

Una delegación de taxistas españoles, pertenecientes a las organizaciones Fedetaxi, CTE y Unalt, han viajado a Bruselas para instar a la Unión Europea (UE) a combatir la aplicación Uber, que permite contratar servicios de transporte entre particulares.

Estas tres organizaciones explican en un comunicado que constituirán una alianza junto a taxistas de otros países para buscar una "respuesta contundente" de las autoridades europeas que garantice el "respeto a los derechos de los usuarios" y "la persecución de las actividades ilegales de Uber".

Los taxistas españoles consideran "insuficientes" las medidas tomadas hasta el momento por el Gobierno y las comunidades autónomas en torno a los servicios de coche compartido. En concreto, aluden a la comisión interministerial anunciada en junio y sobre cuyos trabajos "nada se ha trasladado al sector del taxi" hasta la fecha.

Hace una semana los taxistas sufrieron un revés en Alemania. La Audiencia provincial de Fráncfort anuló la resolución provisional que prohibía a Uber actuar en todo el territorio alemán por considerar que no era urgente suspender la aplicación hasta juzgar el fondo de la cuestión.