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El peso del apellido Mandela

  • La familia protagoniza durante la agonía de Mandela un espectáculo bochornoso
  • Están peleados por las tumbas y por la gestión de la millonaria marca Mandela

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Nelson Mandela celebra su cumpleaños junto a su familia en 2008.
Nelson Mandela celebra su cumpleaños junto a su familia en 2008.

La hospitalización de Nelson Mandela se está prolongando en el tiempo más de lo que la mayoría creían cuando el presidente Jacob Zuma la noche del 23 de junio dijo que Madiba había pasado de “estado grave” a “estado crítico”.  En ese estado “crítico, pero estable” Mandela lleva  semanas  y es de desear que su estado o su entorno lo mantengan ajeno al espectáculo y los titulares que sus descendientes –algunos de ellos por lo menos– están dando.

La pelea por las tumbas

El caso más bochornoso por macabro ha sido la pelea por las tumbas. Por lo que se ha filtrado y lo que todo el mundo da por sentado, Nelson Mandela quiere que lo entierren junto a sus tres hijos  muertos (todos de su primera esposa, Evelyn).  Esos restos estaban en Qunu, el pueblo donde Mandela pasó, según él cuenta en sus memorias, “algunos de los años más felices de mi infancia y de donde tengo mis primeros recuerdos”.

Mientras estaba Mandela ingresado en el hospital trascendió que buena parte de la familia se había enfrentado a Mandla, el nieto elegido heredero del clan por ser el mayor entre los hombres.  Resulta que Mandla había exhumado clandestinamente (o amparado por el miedo de enfrentarse a su voluntad) los restos de sus tíos fallecidos y se los había llevado a Mvezo, la aldea a unos 20 kilómetros de Qunu) donde Nelson Mandela nació y, más importante para el caso, donde Mandla es el jefe del Consejo tradicional  y  donde,  según todos los relatos,  se comporta como un pequeño cacique.

Si la casa donde vivió Mandela en Soweto y la celda de la cárcel de Robben Island se han convertido en lugar de peregrinaje y turismo, es fácil imaginar que también lo será la tumba.  Lugar de peregrinación y fuente de ingresos.

La casa de Mandela se convierte en centro de peregrinación

Dieciséis miembros de la familia llevaron a Mandla a los tribunales. El bando de los demandantes  ofrecía una rara unidad entre ramas en otros asuntos discrepantes. Unidas estaban Makaziwe, la hija superviviente que tuvo con la primera esposa, Winnie, su segunda esposa y Graça Machel, la tercera y actual esposa. Los tribunales,  de manera expeditiva, en apenas una semana, han fallado en primera y segunda instancia a favor de los demandantes.  Han vuelto a exhumar  los cadáveres y los han devuelto a Qunu.

Un detalle no menor es que Mandla llevó a cabo el traslado clandestino –o casi– de los restos hace dos años, pero la pelea ha surgido ahora, cuando el patriarca está agonizando en el hospital.

¿Quién gestiona la Marca Mandela?

La pelea de las tumbas ha sido tal vez el conflicto más claro por la pelea de quién manda en el clan una vez muerto el patriarca. El nieto Mandla es el mayor de los descendientes hombres porque solo sobreviven hijas de Mandela. Pero el mayor entre los descendientes de Nelson Mandela no es él,  sino su tía Makaziwe.

Otro pleito es el que tienen interpuesto dos hijas de Mandela, Makaziwe (de la primera esposa) y Zenani (de la segunda) contra tres miembros del Mandela Trust,  organización  creada por el anciano líder para gestionar los millones que genera su apellido. Las dos hijas quieren echar de los consejos de administración de dos fondos de inversiones a esos tres miembros nombrados por su padre porque son hombres de su confianza, uno de ellos es el respetado abogado George Bizos que defendió a Mandela en el juicio Rivonia (1963-64) en el que condenaron a Mandela a cadena perpetua.

Detrás de este pleito está quién decide cómo manejar el dinero que da la marca Mandela y qué hacer con ella. Y  es un pleito de dos hijas contra la voluntad de su padre porque fue él quien  eligió a esos miembros del consejo de administración.

Mandela es una marca muy rentable. Dicen que la fortuna actual de Mandela es un misterio, aun así hay quien la ha calculado en unos 12 millones de euros.

Escupir en la cara del padre que no tuvieron

Hace unos meses, la hija mayor de Mandela, Makaziwe (la que nos acusó a la prensa extranjera de ser unos buitres y racistas porque, según ella, con nuestro despliegue no respetamos a Mandela porque es  africano) se defendía con estas palabras: “Es nuestro apellido. ¿Por qué deberíamos pedir perdón por nuestro apellido? Estoy en la industria del vino. Hay familias que llevan 500 años en esa industria y nadie les acusa de estarse aprovechando del nombre.  Cada hijo de esta familia que quiera usar el apellido Mandela tiene derecho a hacerlo, siempre y cuando lo haga con honor e integridad y manteniendo los valores de mi padre”.

Tenemos derecho a usar el apellido

Mientras Nelson Mandela sigue  en el hospital en estado “crítico, pero estable”, no ha habido día sin que las peleas familiares ocuparan portadas de periódicos e informativos de televisión en Sudáfrica.  Cada vez con una vuelta de tuerca más que dejaba en nada los guiones de los culebrones.  El espectáculo ha sido tal que el arzobispo emérito Desmond Tutu (premio Nobel como Mandela por su lucha contra el apartheid) les ha pedido en público que se contengan.

“Es como escupirle a Mandela en la cara”. Pero Tutu ha amortiguado la recriminación con esta frase: “No podemos imaginarnos lo difícil que debe de ser para una familia soportar la separación física del padre durante los 27 años que Mandela estuvo en la cárcel,  para tener que compartirlo con el mundo cuando quedó en libertad”.  

Esa frase resume otro tipo de tragedia, la de unos hijos que primero no tuvieron padre porque estaba en la cárcel y luego, cuando ya de adultos podían tenerlo, tampoco lo disfrutaron porque ya no les pertenecía. Pertenecía a Sudáfrica y al mundo.