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PSOE y PP pierden medio millón de votos en País Vasco y Galicia ante el auge de los 'outsiders'

  • Los socialistas pagan mucho más el rechazo a los grandes partidos
  • Opciones izquierdistas e independentistas aprovechan parte de esa sangría
  • Los nacionalistas tradicionales también pierden fuelle y UpyD se estanca

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En 2009, PSOE y PP consiguieron el 45% de los votos en Euskadi y cerca del 78% en Galicia. Sumaron 1.778.175 votos, que equivalieron a una histórica mayoría constitucionalista en el País Vasco y a tres cuartas partes de los escaños en la comunidad gallega.

Tres años después, apenas llegan al 30% en el País Vasco, su peso en Galicia ha bajado al 66% y la suma de los votos conseguidos en ambos comicios (a falta de contabilizar el voto exterior en Galicia, con unos 30.000 votantes inscritos) es de 1.289.451 votos, casi medio millón por debajo de lo obtenido hace cuatro años pese a que la participación ha sido casi similar (un poco inferior en Galiciaun poco superior en Euskadi).

La imagen electoral que deja el 21-O más allá de la victoria arrolladora de Alberto Núñez Feijoó en Galicia y la más ajustada de Íñigo Urkullu en Euskadi es la de una cierta apatía -en el caso del PP- cuando no abandono -en el del PSOE- de los votantes de los grandes partidos mientras que opciones extraparlamentarias, como EH Bildu en Euskadi y la 'Syriza' gallega de Anova, han captado el descontento de buena parte de los electores con discursos soberanistas y de izquierdas.

En el medio, otras opciones nacionalistas moderadas como el PNV, que ha perdido votos y escaños pese a conseguir la victoria en Euskadi, y el Bloque Nacionalista Gallego, que se deja casi la mitad de los apoyos en favor de su escisión de Anova, que le ha superado convirtiéndose en tercera fuerza política.

Más aún, en el genérico rechazo a los partidos parlamentarios, Unión Progreso y Democracia, que en los sondeos a nivel nacional parece beneficiarse de la caída de PP y PSOE en intención de voto,se limita a mantener su escaño en Euskadi pero se queda igual en votos, al igual que en Galicia, donde no consigue entrar en el parlamento.

El PSOE, el más perjudicado

El rechazo a los dos grandes partidos y el vuelco en favor de nuevas formaciones lo paga especialmente el PSOE, que es el que se deja el grueso de escaños y votos en Galicia y Euskadi, perdiendo en total la friolera de 16 escaños.

Euskadi es quizá la pérdida más dolorosa, aunque previsible ante la irrupción de la izquierda abertzale. El PSE de Patxi López se deja 106.173 votos, casi un 33% de los apoyos conseguidos en 2009, lo que supone un desplome de más de diez puntos en intención de voto.

Además, la sangría no se puede achacar a un descenso de la participación, porque se ha mantenido e incluso ha aumentado un poco gracias al empujo de EH Bildu en Guipúzcoa, sino a un giro nacionalista en reacción al gobierno constitucionalista de los socialistas con el apoyo del PP en los últimos tres años, aderezado con el anuncio del fin de la violencia de ETA.

La situación es aún más crítica para el PSdG de Pachi Vázquez, que se deja 230.000 votos, casi un 40% de sus apoyos en 2009, cuando los socialistas perdieron la Xunta por apenas un escaño frente a Núñez Feijoó.

La caída también es superior a los diez puntos porcentuales, que se traduce en siete escaños menos con la suma del BNG y los nacionalistas de izquierdas de Anova pisándoles los talones.

El PP; lo comido por lo servido

El desplome de los socialistas oculta la cierta pérdida de apoyo de Feijóo, que baja un punto y se deja 135.000 votos respecto a hace tres años, pero que le permite paradójicamente ganar tres escaños gracias a la fragmentación del voto de la oposición.

La unión de la pérdida de socialistas y populares en Galicia suma hasta 365.000 sufragios, de los que buena parte ha ido a formaciones que no están en el parlamento como Anova, pero también a otras como UpyD y el partido de Mario Conde, que no logran entrar en el parlamento.

Para comprender la desafección del votante gallego hay que mirar otros datos  de interés como el buen resultado de la formación Escaños en Blanco (que  se lleva más de 17.000 votos) y el ascenso del voto nulo y en blanco,  que suman en total más de 75.000 papeletas.

Lo ganado en Galicia, los 'populares' lo pierden en Euskadi, pese a dejarse apenas 16.200 votos respecto a 2009.

Su descenso de tres puntos, unido al desplome de López, deja con quince puntos menos al bloque no nacionalista y convierte casi en una utopía repetir su gobierno constitucionalista (26 escaños frente a los 38 que serían necesarios).

En total, los 'populares' se dejan en torno a los 160.000 votos en ambos comicios, menos de la mitad de los socialistas, e incluso por contraste con éstos pueden hablar incluso de un cierto respaldo a la política del Gobierno de Mariano Rajoy, al menos por sus resultados en su comunidad natal gallega.

Los nacionalistas moderados, también amenazados

El voto perdido de socialistas y populares no ha supuesto una ventaja para sus competidores nacionalistas tradicionales en estas regiones, PNV y BNG, sino para EH Bildu y Anova, opciones novedosas que han eclipsado a sus compañeros nacionalistas.

En el caso vasco, el ascenso de Bildu ha llegado incluso a poner en riesgo la victoria de Urkullu,  aunque en los últimos meses un cierto voto 'sobre seguro' nacionalista parece haberse abierto paso para dar al PNV una distancia más amplia en intención de voto respecto a los abertzales de la que tuvieron en generales y municipales en 2011.

Con todo, las cifras cantan: los más de 170.000 sufragios ganados por la formación de Laura Mintegi respecto a las autonómicas de 2009 contrastan con los 10.000 perdidos por Urkullu en comparación con Ibarretxe.

En el caso gallego, la comparación es más dolorosa si cabe. La salida del líder histórico Xosé Manuel Beiras y su posterior alianza exprés con Equo e Izquierda Unida le ha dado tal empuje que ha superado a sus antiguos compañeros del BNG por más de 50.000 votos.

Los 200.000 votos logrados por Anova contrastan con los 125.000 perdidos por la formación de Francisco Jorquera, dejando una ganancia neta (descontados los resultados de Izquierda Unida en 2009) de en torno a unos 60.000 votos.

Ni siquiera la formación de Cayo Lara puede salir totalmente reforzada de estos comicios: pese al éxito de su coalición con Beiras, no consigue entrar en el Parlamento Vasco con Ezker Anitza, cuyo coordinador, Mikel Arana, ha presentado su dimisión.