Enlaces accesibilidad

Muere uno de los presos de la cárcel de Guantánamo

  • El Pentágono no ha informado de su identidad ni de las causas de la muerte
  • Ocho presos han muerto desde 2002, seis de ellos por suicidio

Por

El Pentágono ha anunciado este lunes la muerte de uno de los presos que permanecen detenidos ilegalmente en la prisión de Guantánamo, en Cuba. El Departamento de Defensa de EE.UU. no ha informado ni de la identidad del fallecido ni de las causas de la muerte.

"El mando militar de Guantánamo ha indicado que un detenido ha muerto este sábado al mediodía", ha comunicado el Pentágono. "El nombre del detenido no ha sido revelado hasta que el Gobierno (de su país) y la familia sean puestos al corriente", añade el texto.

Preguntado por la agencia francesa AFP, un portavoz del Pentágono ha indicado que un segundo comunicado revelará quién es el fallecido, pero ha advertido que no sabe cuándo concluirá "el proceso de información de la familia".

El Pentágono ha precisado que el fallecido fue hallado "inconsciente y sin reacción" por los guardias que hacen la revisión rutinaria de las celdas de la prisión, situada en la base militar de EE.UU. en Cuba.

Un equipo de urgencias intentó reanimarle sin éxito, tras lo que fue trasladado el hospital de la base. Allí, un equipo médico intentó también la reanimación, pero fue imposible. El cadáver será repatriado a su país de origen tras practicarle una autopsia y concluir la investigación.

Según Amnistía Internacional, otros ocho detenidos han muerto, entre ellos seis por suicidio, desde la apertura de la prisión en 2002, tras los atentados del 11-S. Dos de ellos murieron en 2011, uno por suicidio, según el Pentágono.

Tras el fallecimiento de este preso, aún quedan 167 en la prisión de Guantánamo, la mayoría sin que se hayan presentado cargos contra ellos ni hayan sido condenados por ningún tribunal. Son originarios de una veintena de países. Aproximadamente la mitad provienen de Yemen, y también hay un número importante de afganos, argelinos y sudaneses.

La mayor parte ha recibido una "aprobación de transferencia" por parte de los militares estadounidenses, lo que significa que teóricamente pueden ser puestos en libertado, pero permanecen detenidos por falta de dinero y de lugar de destino.