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Google se siente 'atacado' por Apple y Microsoft debido al éxito de Android

  • Perdió una subasta de patentes y tendrá que pagar licencias a otros fabricantes
  • Con cada sistema Android que se activa puede estar perdiendo dinero
  • Google compra y acumula patentes, pero las considera malas para el mercado

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No es habitual ver a uno de los responsables del departamento legal de una empresa tecnológica escribiendo públicamente en Internet, ni tampoco haciéndolo en el tono en que David Drumond lo ha hecho en el blog oficial de Google.

Su breve pero intenso discurso: acusar a varias compañías, pero especialmente a Apple y Microsoftde estar atacando a Google y a su plataforma Android mediante una guerra de patentes.

Según Google, los rivales pretenden hacer aumentar el precio de los dispositivos Android

En unos pocos párrafos Drumond acusa a sus grandes rivales explicando situaciones concretas y cifras que, según Google, pretenden hacer aumentar el precio de los dispositivos Android a costa de obligar a quienes los fabrican (además de Google: HTC, Samsung, Motorola y muchos otros) a pagar por las patentes de diversas tecnologías que se utilizan en todo lo relacionado con los dispositivos móviles y sus sistemas operativos y aplicaciones.

La situación actual para Google es clara y, sobre todo, costosa: aunque Android es un sistema 'libre' y cualquiera puede usarlo en sus dispositivos, cuantos más sistemas se activen -más de 500.000 al día, según los últimos datosmás licencias de patentes tiene que pagar Google.

Constante batalla de demandas

La situación no deja de ser irónica: la industria en la que se mueven todas estas empresas es una constante batalla en la que todos se demandan unos a otros -si bien es cierto que Google se caracteriza no por demandar a otros sino por recibir demandas de otros.

Pero todos ellos -Google incluido- patentan sus invenciones, compran y pagan religiosamente las licencias necesarias para poder hacer negocios.

La propia Google pujó hasta 3.000 millones de dólares recientemente para hacerse con un paquete de unas 6.000 patentes de Nortel Networks relacionadas con estos temas.

Son precisamente esas patentes de Nortel las que se adjudicó un consorcio de varias empreas por 4.500 millones de dólares, entre ellas Apple, Microsoft, Sony, Ericsson y RIM (Blackberry).

Si Google hubiera conseguido las patentes a buen precio, seguramente hoy no se estaría quejando de nada

Relacionadas con semiconductores, redes, 4G, transmisión de voz, redes inalámbricas e Internet quedaron fuera del alcance de Google, quien ahora deberá pagar al consorcio si quiere usar dichas tecnologías.

Si recuerda un poco al cuento de la zorra y las uvas es porque hay cierto parecido: si Google hubiera conseguido a buen precio esas patentes, seguramente no estaría hoy quejándose de nada.

Al no haber pujado lo suficiente, ahora tendrá que pagar unas cuantas decenas de dólares por cada sistema Android que se active, lo cual puede dejarle ligeramente en desventaja respecto a los iPhone y los Windows Mobile 7 de sus competidores -quienes para colmo recibirán el dinero.

Tras aquella subasta, dice Google ahora, "esas patentes estaban verdes y son malas", tanto para ella como para la competencia y la industria en general -algo que en cambio no le impidió pujar en la subasta.

Los 'trolls' de las patentes

En su acusación Google convierte a Microsoft, Apple y el resto del consorcio prácticamente en 'trolls de las patentes', un término que se usa para las empresas sin otro motivo de existencia prácticamente que no sea el de acumular patentes para luego pedir dinero a terceras partes.

Existe amplia regulación y jurisprudencia ante estas prácticas, igual que en el terreno de las 'prácticas anti-competencia', pero no parece claro que este sea el caso de un consorcio tan grande en una subasta pública como la que se realizó y en la que todas las partes pudieron participar.

Si Google se enfrenta a todos ellos habrá un litigio largo e interminable pero probablemente en el que probablemente no tendrá las cartas ganadoras.

Si Google se enfrenta a todos habrá un litigio interminable en el que probablemente no tendrá las cartas ganadoras

Recientemente la propia Google compró unas 1.000 patentes a IBM en otros terrenos tecnológicos en un movimiento similar al del caso de las tecnologías móviles, aunque afirmó que lo hacía como "medida defensiva" ante el panorama actual. T

al y como funciona la industria, Google es especialmente vulnerable dado que sus activos en materia de propiedad intelectual no son gran cosa, en tanto en cuanto no ha conseguido hacer de ellos una fuente de ingresos como hacen otras empresas.

En la industria hay un gran debate sobre si esto es bueno, malo, o simplemente 'es como es': hay quien defiende que favorece la innovación, quien dice que la frena y quien simplemente juega con las cartas que hay sobre la mesa.

¿Defensa o ataque?

En cierto modo, y el movimiento de compra de patentes a IBM así lo demuestra, Google cree que poseyendo más patentes puede equilibrar un poco la balanza respecto a sus competidores usando la estrategia del 'vamos a llevarnos bien' evitando demandas mutuas.

Google quiere presentarse ante la industria como una empresa salvadora, que confía más en la habilidad y la tecnología que en los abogados como gestores del negocio.

Habrá que ver si Google se presenta como víctima o si decide luchar y usar las mismas armas

El mercado, en cambio, valora a las empresas actualmente por ambos criterios: según sus habilidades y negocios pero también según su poderío en materia de patentes y otros factores. Esa es la realidad.

Habrá que ver si Google sigue por la vía de presentarse como víctima atacada por un injusto sistema y sigue luchando contracorriente o si por el contrario sucumbe y termina aceptando que para luchar contra los gigantes debe comportarse como uno de ellos y usar las mismas armas.

La publicación de las explicaciones de su departamento legal viene a ser un aviso para navegantes, pero en la práctica pueden hacer tanto una cosa como la otra. En el fondo, el caso de las patentes de Android puede ser un punto de inflexión en todo ello.