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Los Androids más baratos, ¿merecen la pena?

  • A partir de junio las operadoras comenzarán a ofrecer Androids 'low cost'
  • Su principal pero: la pantalla, pequeña y sensible a la presión

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A lo largo del mes de junio algunas de las principales operadoras de telefonía móvil comenzarán a ofrecer terminales con sistema operativo Android pero que destacan sobre todo por su economía de adquisición y uso.

Esto viene a confirmar que el low cost llega a los smartphones y que Android es una de las plataformas más versátiles, siendo capaz de funcionar en sus últimas versiones (2.1 y la inminente 2.2) tanto en los teléfonos más avanzados y potentes -como el Nexus One- como en terminales más sencillos y asequibles.

Movistar IVY y Vodafone 845

De momento el modelo presentado oficialmente y que ya hemos podido probar en vivo es el IVY, el más económico de los Android ofrecidos por Movistar y casi por extensión del mercado.

El de Movistar destaca sobre todo porque, a diferencia de lo que es habitual para este tipo de teléfonos, se puede adquirir sin necesidad de contratar obligatoriamente una tarifa de datos.

El Android de Movistar se puede contratar sin tarifa de datos

De hecho es suficiente contratar un plan de voz básico para acceder a él. Este es precisamente el principal atractivo de este teléfono. Si no va acompañado de una tarifa plana mensual se puede utilizar o bien sólo con conexiones de red WiFi o bien con conexiones 3G y tarificación diaria. Es decir, se paga sólo por lo que realmente se usa.

Para que lo anterior sea posible sin sorpresas en la factura el teléfono el IVY viene por defecto con la conexión de red de datos móviles desactivada. En la configuración inicial -durante el primer encendido- se activará sólo si el usuario indica que dispone de una tarifa plana.

Además el IVY cuenta con una interesante y útil herramienta denominada NetManager que permite configurar a nivel de cada aplicación individual si puede hacer o no uso de las redes 2G/3G o si únicamente pueden conectar cuando se disponga de conexión WiFi.

El Movistar IVY -un modelo del fabricante chino Huawei personalizado para la ocasión- no compite por ofrecer las mejores prestaciones sino por resultar competitivo y asequible, y se nota.

El mayor pero: su pantalla sensible a la presión y no al tacto

Y esto no porque no lleve un procesador decente -monta el Qualcomm 7225, el mismo que el HTC Wildfire aunque en el IVY se ve perjudicado por una menor cantidad de memoria RAM- sino sobre todo por la pantalla: 2,8 pulgadas, con tecnología táctil resistiva -sensible a la presión y no al tacto, una tecnología que ya obsoleta- y una resolución de 240 x 320 píxeles.

Esta combinación resulta en un teléfono que no resulta precisamente cómodo de utilizar con los dedos. Y no incluye puntero.

El de Vodafone, aunque aún no se ha presentado, es básicamente el mismo teléfono que el IVY -también fabricado por Huawei- aunque con un aspecto externo diferente. Ofrece por tanto las mismas ventajas -bajo coste- y probablemente las mismas desventajas que el de Movistar, que se concentran sobre todo a una experiencia táctil que puede ser decepcionante para muchos usuarios.

En el caso de Vodafone aún no se sabe si se podrá adquirir sin tarifa plana de datos.

¿Merecen la pena?

Ambos teléfonos son modelos de acceso al universo Android, sistema operativo que tiene mucho que ofrecer -en forma de aplicaciones y características- incluso en este tipo de teléfonos más sencillos.

Sin embargo cuando se trata de ofrecer un teléfono táctil, sin teclado físico, entonces la pantalla juega un papel esencial, más incluso que ningún otro componente, para que el resultado sea satisfactorio.

Y en estos teléfonos éste es precisamente el gran pero, tanto por su pequeño tamaño físico como por su escasa resolución y sobre todo por su obsoleta tecnología táctil, una combinación capaz de arruinar totalmente la experiencia de utilizar un teléfono sin teclado.

Android no se lleva bien con las pantallas resistivas

A diferencia de Windows Mobile u otros sistemas operativos con compatibilidad táctil de hace algunos años, Android no se lleva bien con las pantallas resistivas.

Esto es porque su planteamiento de uso esencial empieza por distinguir entre deslizar el dedo por la pantalla (para por ejemplo desplazarse por un menú) y "tocar" un elemento de la pantalla, y esto sólo es posible con pantallas capacitivas.

Las pantallas resistivas requieren siempre que haya presión primero, aunque luego la acción consista en deslizar el dedo por la pantalla. Esto se traduce en que durante su uso estos teléfonos a duras penas distinguen cuando se presiona para "tocar" un elemento y cuando se presiona para luego deslizar el dedo.

Por tanto es más que común que las aplicaciones se abran accidentalmente -y las aplicaciones se van quedando abiertas en la memoria- o, si se hace con excesivo cuidado, que el teléfono no responda a la acción del usuario. Este problema se puede evitar simplemente utilizando el botón físico para desplazarse por las pantallas y menús en lugar de utilizar el dedo, y hacer uso de la capacidad táctil de la pantalla sólo para pulsar en elementos.

Utilizar el teclado se vuelve un suplicio

Pero queda otro problema: la pantalla es tan pequeña físicamente y tan poco sensible que utilizar el teclado se vuelve un suplicio, y aquí no hay botones físicos que resuelvan la papeleta.

Por tanto, si la economía es el factor determinante probablemente resulte más recomendable hacerse con un teléfono móvil convencional o con uno que, al menos, tenga teclado físico. De este modo al menos algo tan simple como enviar un SMS no será un tarea desesperante.