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Las mentiras de la camarera salvan a Strauss-Kahn

  • El fiscal reconoce que la presunta víctima mintió al Gran Jurado
  • Además, admitió haber mentido cuando dijo ser violada en su petición de asilo
  • La Justicia en EE.UU. gira en torno a la crebilidad, lo que beneficia a Strauss-Kahn

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El juez deja libre sin fianza aunque con cargos a Strauss-Kahn en un giro radical de su caso

¿Puede una mujer que ha sido violada seguir trabajando como si nada y volver a la habitación en la que ha sufrido esa humillación para limpiarla antes de dar cuenta de los hechos a su supervisor?

¿Qué credibilidad tiene una mujer que mintió en su solicitud de asilo al asegurar con lágrimas en los ojos que fue violada por una banda de criminales en Guinea, algo que luego reconoció que era falso?

¿Es de confianza una ciudadana que maquilló sus ingresos para poder acceder a una casa de acogida y declaró como suyo el hijo de una amiga para conseguir más ventajas fiscales?

¿Qué se puede esperar de alguien que un día después de ser violada llama a un amigo que está en la cárcel para comentar los posibiles beneficios económicos de denunciar al director del FMI por agresión sexual?

Más aún, ¿qué lazos tiene con ese hombre condenado por tráfico de drogas que ha estado ingresándole ingentes cantidades de dinero en su cuenta sin justificación alguna en los últimos dos años?

El dilema del fiscal

Estas preguntas posibles de los reputados abogados Benjamín Brafman y William Taylor se habrán pasado por la cabeza del fiscal del distrito de Manhattan, Cyrus Vance, este viernes cuando ha pedido la salida en libertad bajo fianza de su 'acusado' más notorio, el exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn.

El caso, que estalló el pasado 14 de mayo, reunía todos los elementos para coronar a Vance como el héroe de la Justicia estadounidense y cerrar su reelección como fiscal del distrito.

En un lado, el rico político -y además francés- que en su creencia de ser intocable viola a una pobre camarera de hotel inmigrante, que le denuncia pese a temer represalias.

Lo visto desde entonces es historia: la persecución de Strauss-Kahn hasta el aeropuerto JFK, del que se le saca de un vuelo rumbo a París.

Luego, la presentación de cargos de agresión sexual, los cinco días en la prisión de máxima seguridad de Rikers Island, la acusación formal de un gran jurado y la libertad vigilada de Strauss-Kahn en un lujoso apartamento de Manhattan.

Desde un primer momento, el campo de juego judicial estaba claro: al tratarse de un caso en el que las evidencias forenses mostraban que hubo relación sexual -se encontró ADN de Strauss-Kahn en el uniforme de la camarera- la cuestión está en saber si la relación fue consentida, como sostiene la defensa, o fue forzada, tal y como defienden tanto la acusación como la Fiscalía.

La clave para los famosos abogados Brafman y Taylor era desde ese momento desacreditar a la testigo, que iba a acudir a testificar al tribunal de Manhattan para mostrar al mundo "lo que hizo Strauss-Kahn", según su abogado, el comprometido Thompson.

Tras la decisión del Gran Jurado, el Ministerio Público prometió que seguiría investigando, y lo que se encontró ha herido casi de muerte la investigación.

Al depender todo el caso de la credibilidad de la presunta víctima, un repaso de su pasado ha dañado seriamente cualquier posibilidad de que Strauss-Kahn sea declarado culpable.

Cadena de mentiras

El 'pecado original' de Nafissatou Diallo, la mujer guineana que vive en Queens que presentó la denuncia,  se encuentra en su petición de asilo.

En ella, los fiscales han filtrado a los medios de comunicación que la mujer mintió gracias a una "declaración fabricada que le había dado un hombre en una grabación de cassette" que ella memorizó.

En su petición de asilo asegura que fue violada por una banda en Guinea, algo que ella misma admitió que es una mentira.

Esta mentira daña gravemente su testimonio porque, aunque no tiene relación directa con el caso Strauss-Kahn, supone un golpe a su credibilidad a la hora de denunciar una violación como la supuesta del exdirector gerente del FMI.

Más aún, en su testimonio según la fuente citada por los medios americanos "ella estaba llorando y estaba muy emocional durante lo que ella decía que había ocurrido".

Además,  la manipulación de sus ingresos para conseguir estar calificada para una casa de ayuda social y la declaración del hijo de una amiga como rpopio para lograr más ventajas fiscales dañan ante un eventual jurado su testimonio.

Pero el elemento decisivo es que la camarera de facto ya ha mentido al Gran Jurado. Según la oficina del fiscal del distrito, la mujer declaró ante él que después de ser violada dió cuenta a su supervisor.

Con posterioridad, sin embargo, ha confesado que mintió y que limpió la habitación contigua y la propia habitación de Strauss-Kahn antes de denunciarle.

"La denunciante ha admitido que su versión era falsa y que después del incidente en la suite 2806 ella procedió a limpiar la habitación cercana y que volvió a la suite 2806 para limpiarla antes de informar del incidente a su supervisor", señala la carta enviada por el fiscal a los abogados de Strauss-Kahn.

El último elemento es la conversación grabada al día siguiente de los hechos, cuando trató de los beneficios que podía sacar de su denuncia con un amigo que está encarcelado por tráfico de drogas y que le hizo depósitos de dinero en efectivo en su cuenta junto con otros por valor de 100.000 dólares en los últimos dos años.

Ante esta situación, el propio fiscal Vance anunciaba tras la salida de Strauss-Kahn que su oficina seguirá investigando los hechos pese a todo.

"Nuestros fiscales en la oficina del fiscal del distrito de Manhattan continuarán su investigación sobre los supuestos crímenes y lo harán hasta que descubran todos los hechos relevantes", defendía en una declaración sin preguntas.

La ventaja americana

La realidad puede ser más dura. Tal y como reconoce el propio abogado de la supuesta víctima, Kenneth Thompson, la Fiscalía parece que se encamina a cerrar el caso,  algo que piden abiertamente los abogados defensores, sabedores que tienen el viento a favor.

Paradójicamente, Strauss-Kahn se puede beneficiar una diferencia clave entre la justicia americana y francesa, al igual que antes su presentación con esposas ante la sociedad le hizo víctima de esas diferencias.

En una sociedad como al americana "estructurada por la mentira y la verdad", la duda que se ha producido este viernes sobre la credibilidad de la presunta víctima hace "extremadamente complicado" la tarea del fiscal de convencer a un jurado precisamente más allá de la duda razonable de que Strauss-Kahn es culpable, aseguran los abogados entrevistados por Afp.

"En el procedimiento de EE.UU., lo que importa es lo que es demostrable, todo gira sobre el concepto de duda razonable. Si sólo hay un testigo y su testimonio no es creible, el fiscal no se puede demostrar más allá de toda duda razonable que el señor Strauss-Kahn es culpable ", analiza Ron Soffer, abogado en despachos de París y Nueva York.

"Si usted miente en Estados Unidos es un delito; en Francia es un juego", resume el abogado penal francés Daniel Soulez.

Así las cosas, el desenlace parece cercano y los abogados de Strauss-Kahn no parece que quieran aceptar ningún cargo menor para salvar la cara a la Fiscalía.

"Creímos desde el principio que este caso no era lo que parecía ser y estamos absolutamente convencido de que mientras hoy hemos dado un paso de gigante en la dirección correcta, el próximo paso nos llevará a la competa retirada de los cargos", proclamaba Brafman.

En el otro lado, Thompson se afanaba en recordar que su cliente nunca cambió su versión sobre el asalto de Strauss-Kahn y que éste le dejó cicatrices.

"Cometió varios errores pero eso no significa que no sea una víctima de violación", defendía, consciente de que esa verdad real es cada vez más difícil que se convierta en realidad judicial.