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Las flores cada vez huelen menos

  • No huelen tanto como hace un par de siglos por la contaminación atmosférica
  • Su fragancia sigue siendo la misma pero no llega igual a nuestro olfato
  • Es un serio trastorno para los insectos porque pierden sus referencias

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Ciencia al cubo

El nacimiento de perritos fluorescentes, la muerte de una chimpancé calva, qué son las neuronas espejo, el origen de los ojos azules o por qué nos salen canas. De la mano de América Valenzuela, en 'Ciencia al Cubo' pueden escuchar las historias más variopintas sobre temas científicos de actualidad. Emisión en Radio 5: Lunes a jueves a las 15: 42; Sábados 09:22 / 17:52 / 21:06; Domingos 09:22 / 17:55

Las rosas desprenden un perfume suave y denso, los claveles más alegre y fresco, los jazmines inundan las noches con su aroma embriagador. Pues las flores ya no huelen tanto como hace un par de siglos. La contaminación atmosférica influye negativamente en su olor. Así lo creen científicos de la Universidad de Virginia, en Estados Unidos.

Las flores hoy huelen menos no porque su fragancia sea menor sino porque no llega a nuestro olfato de igual manera. Su olor se muere por el camino. Es decir, las sustancias aromáticas de las flores se enlazan con mucha facilidad con otros compuestos químicos propios de la polución presente en el aire y pierden sus propiedades aromáticas.

Así, según los cálculos de los científicos en el siglo XIX, por ejemplo, cuando el ambiente no estaban tan lleno de  polución como hoy en día, las moléculas que producen el olor en la flores viajaban desde la flor en el aire unos 1.000 ó 1.200 metros hasta llegar a nuestra nariz. Sin embargo hoy no llegan a recorrer unos escasos 300 metros.

Serio trastorno para los insectos

Que las flores no huelan no es solo algo tan trivial como que no podamos disfrutar de su dulce aroma si nos alejamos unos metros sino que es un serio trastorno para los insectos. La sustancias aromáticas son las que les indican dónde están las flores. Son señales que les llevan hasta el preciado manjar.

Ellos se alimentan de néctar, lo necesitan para vivir y esto, creen los firmantes del estudio, es una posible explicación a la disminución de algunos  insectos polinizadores como las abejas.

Y no solo eso, el néctar sirve para atraer a estos insectos para que transportan polen (el pegado en su cuerpo  hasta otra flor y les ayude así reproducirse. Así que la polución también disminuye el número de plantas.

CIENCIA AL CUBO

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