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El criminal nazi más buscado, el doctor Aribert Heim, podría estar viviendo en la Patagonia chilena

  • Su hija Waltraud vive en la localidad chilena de Puerto Montt
  • Heim diseccionó a cientos de prisioneros vivos en Mauthausen
  • Los republicanos españoles le llamaban "el banderillero"

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Imágenes del doctor nazi Aribeit Heim en su ficha del centro Simon Wiesenthal
Imágenes del doctor nazi Aribeit Heim en su ficha del centro Simon Wiesenthal

El criminal nazi más buscado, el doctor Aribert Heim, está probablemente escondido en la Patagonia chilena según el cazador de nazis Efraim Zuroff y director del centro Simon Wiesenthal en Jerusalén.

La hija del "carnicero de Mauthausen" Waltraud Heim vive en Puerto Montt a 600 kilómetros al sur de Santiago y Zuroff considera que "es probable que Heim esté en la Patagonia chilena, aunque no hay ninguna prueba definitiva". También podría estar oculto en Argentina o Brasil. Hay indicios que apuntan a que estuvo viviendo en Denia y que desde España vólo a Sudamérica a finales de 2005.

El "doctor Muerte", así llamado por sus inhumanos experimentos con cobayas humanas en el campo de concentración de Mauthausen, lleva huido 46 años desde que se escapó de la Policía alemana en 1962.

Este antiguo jugador de hockey hielo es alto, mide 1,90 centímetros, es corpulento y de ojos azul-grises. Tiene una cicatriz en forma de uve que le atraviesa la comisura derecha de los labios y calza un 47. El centro Wiesenthal recompensa con 310.000 euros a cualquier persona que de alguna pista que conduzca a su detención.

En la actualidad el fugitivo tendría 93 años y según Zuroff  "el tiempo para llevarle ante los tribunales se está agotando". Su familia afirma que murió en Argentina en 1993, aunque sus hijos no han reclamado su herencia, más de un millón de euros depositados en un banco de Berlín en 2004, por lo que los investigadores creen que sigue vivo.

El "carnicero de Mauthausen"

Aribert Heim era un doctor de las SS que asesinó a cientos de prisioneros en Mauthausen con inyecciones de benceno o gasolina directamente sobre el corazón mientras anotaba el tiempo que tardaban en morir. Una costumbre que le granjeó el apodo del "banderillero" por parte de los republicanos españoles encerrrados en el campo de concentración austríaco.

En los campos de concentración de Sachsenhausen, Buchenwald y Mauthausen el "doctor Muerte" se dedicaba a extraer órganos de sus pacientes sin anestesia para comprobar su resistencia al sufrimiento. Un proceso que anotaba con rigurosa precisión.

A dos judíos holandeses de 18 y 20 años les abrió en canal con vida en la mesa de operaciones. Más tarde decapitó a los jóvenes, hirvió sus cabezas y las descarnó. Uno de los cráneos se lo regaló a un colega y el otro lo conservó como pisapapeles. Eligió a sus víctimas cuidadosamente por su perfecta dentadura, ya que una calavera desdentada habría resultado antiestética.

En otra ocasión le  llamó la atención el tatuaje que un prisionero llevaba en el pecho y se lo arrancó para fabricar con la piel una pantalla de lámpara.

Tras la derrota nazi fue detenido por el ejército estadounidense, pero no se le acusó en el proceso contra los comandantes de Mauthausen. Finalizada la Segunda Guerra Mundial se casó y se estableció como médico en Manheim en 1949 y luego como ginecólogo en Baden-Baden en 1954.