Enlaces accesibilidad

El deporte mira hacia los niños de la calle

  • Proyectos como Ndugu Ndogo ayudan a los niños de las calles de Nairobi a reinsertarse en la sociedad
  • Se les ofrece educación y la posibilidad de convivir en familia

Ver también : La expedición solidaria de Play4AfricaVer también : La expedición solidaria de Play4Africa

Por
El fútbol ayuda a los niños de Kibera a reinsertarse en la sociedad.
El fútbol ayuda a los niños de Kibera a reinsertarse en la sociedad.

Todos le llaman "Nessi"... El mote se debe a su fascinación por el jugador blaugrana Messi. Solo tiene 13 años pero su mirada delata una vida que no le pertenece a un niño de su edad. Una vida en la calle, sin rumbo ni expectativas de futuro. Era uno de los cientos de niños que vagabundeaba por la barriadas de Kibera, en Nairobi. Un barrio sumergido bajo la pobreza, un lugar huérfano por el gobierno keniata. Aquí cada rincón respira injusticia y cuando se trata de niños se multiplica la impotencia.

Duermen desprotegidos en cualquier rincón de las calles de este barrio keniata, el más pobre y grande de África. Buscar comida es su pan de cada día. Convierten sus juegos en robos diarios. Saben que no está bien pero dicen no tener "otra opción", es una cuestión de supervivencia. La mayoría de ellos son huérfanos y otros huyen de los maltratos físicos que sufren por parte de su propia familia. Se ven obligados a ser huéspedes de la dura calle en una barriada como esta dónde la violencia y las drogas dominan el día a día.

A pesar de esta triste historia, Nessi ha vuelto a ser niño. El fútbol le ha devuelto las ganas de serlo. Esta es solo una semilla que ha crecido de proyectos como Ndugu Ndogo. Utilizan el deporte para rescatar a los pequeños de la calle y reinsertarlos en la sociedad. Son muchos los que empiezan a mirar hacia estos pequeños indiferentes para el resto del mundo.

Ya son 250 los niños rescatados de esta cruda realidad. Se les da la oportunidad de acceder a una educación, de practicar deportes y convivir en familia. Todos ellos se han convertido en una gran familia.

Jack es el profesor y ejemplo a seguir de estos pequeños. Su método es convivir con ellos en las calles antes de darles una habitación en el centro de la organización. Quiere llegar a ellos entendiendo cada caso, cada historia, cada problema . Incluso pasa junto a ellos esas duras noches refugiados bajo cartones. Conoce perfectamente su situación ya que él fue un niño de la calle.

La psicología es una pieza clave porque desde muy pequeños la vida les ha hecho desconfiados. "Necesitan saber lo que es vivir pensando en los demás" dice el educador y añade que siempre se han preocupado por ellos mismos, por una propia supervivencia. Ahora con el fútbol se les pretende inculcar el sentido de trabajo en equipo... pensar y confiar en los demás.

En el centro tienen su pequeña liga con equipos de verdad. Aquí han aprendido las reglas del fútbol pero el deporte siempre formó parte de ellos. En las calles jugaban a su manera. Sin balón, ni botas, ni campo... no han sido impedimentos para meter goles en porterías invisibles. Su ilusión e imaginación apoderaban el campo. Papeles y bolsas de basura se convertían en balones.

Agudizan su ingenio para tener sus propios equipos de fútbol. A pesar de no vestir una camiseta el escudo lo llevan cosido en el corazón. El mismo que ponen a cada toque porque para ellos el fútbol ha sido una salvación.

El fútbol es vida y la vida es fútbol

Este deporte es un gran psicólogo para los niños de Kibera. Cambia su manera de ver las cosas. Encuentra en ellos optimismo y una mirada que irradia felicidad.

Un juego con unas reglas que se deben hacer cumplir para beneficio propio y del equipo. En la vida las leyes de Estado, del respeto, del compañerismo... son el bienestar para uno mismo y para los que nos rodean.

Once jugadores por equipo conviven en el campo y lo más importante en este punto es aprender a ser compañero, dejar de lado el individualismo. Aquí todos juegan por un objetivo común... meter goles. Goles que no se marcan solos, tantos que cuando los celebran se convierte en el mejor momento del día.

Existe muchos paralelismos entre la vida y el fútbol, un deporte que puede cambiar una vida.