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Los ataques del 11-S pusieron en cuestión los servicios secretos de Estados Unidos, que fueron incapaces de detectar los planes de los terroristas. Ahora, con el fin de la guerra en Afganistán, muchos consideran a Estados Unidos, un país debilitado.

[Especial: 20 aniversario del 11-S]

FOTO: Bomberos y fuerzas de seguridad trabajan entre los escombros del World Trace Center dos días después de los atentados. EFE/EPA/BETH A. KEISER / POOL.

Osama Bin Laden, el cerebro de los atentados del 11-S, se convirtió en el enemigo público numero 1. Este año se cumplen tambien 10 años de su muerte. Fue abatido por un comando especial de Estados Unidos en Abbottabad, en Pakistán . Un equipo de enviados especiales de TVE ha estado allí, en el lugar en el que murió.

[Especial: 20 aniversario del 11-S]

FOTO: Dos policías de Nueva York, junto a la portada de un períodico con la imagen de Osama Bil Laden en septiembre de 2001. REUTERS/Russell Boyce.

20 años después de los atentados del 11-S, Victoria Abad acude a los pies de las torres gemelas de Moncalvillo, pueblo burgalés en el que se creció su hermano, uno de los tres españoles que murió en los ataques. Edelmiro Abad trabajaba para un banco y él era ejecutivo. Cuando el primer avión impactó contra la otra torre, empezaron a evacuar y los ejecutivos eran los últimos en salir porque estaban sacando a todos los empleados. Unos 400 salieron con vida y quedaron unos 84 desaparecidos. De Edelmiro solo quedan unos restos de ADN. [Consulta nuestro especial: 20 años del 11-S]

Tom Canavan es uno de los miles de supervivientes del 11-S. Se encontraba en una de las torres y quedó atrapado bajo los escombros. 20 años después sigue teniendo presente el atentado. Las heridas siguen abiertas y Estados Unidos no olvida a las víctimas de un atentado que marcó su historia.

[Especial: 20 aniversario del 11-S]

FOTO: Varias personas portan velas y carteles con los rostros de algunas de las víctimas del 11-S durante una vigilia en Nueva York. ROBERTO SCHMIDT / AFP.

Estados Unidos se prepara para rendir homenaje a las casi 3.000 víctimas mortales de los atentados del 11-S, el mayor ataque terrorista en la historia del país, y ha empezado con un minuto de silencio en la Bolsa de Nueva York. La ciudad que más vidas perdió cuando los terroristas estrellaron dos aviones contra las Torres Gemelas, en pleno corazón financiero de Manhattan.

Foto: Minuto de silencio en la Bolsa de Nueva York (REUTERS/Brendan McDermid)

Otro objetivo del 11-S fue la sede del Departamento de Estado de Estados Unidos, el Pentágono. El vuelo 77 descendió la colina, se llevó por delante los postes de la luz y rebotó en el suelo justo frente al edificio. Roger Pardo Maurer era subsecretario de defensa, su despacho desapareció, pero él estaba varios metros más allá, en la clínica.

Manny Gómez es consultor en seguridad, experto en terrorismo, pero hace 20 años formaba parte del FBI el día que derribaron las Torres Gemelas. "Recuerdo que era un martes normal, entonces escuché que un avión se estrelló contra una torre", explica Gómez al informativo 24 horas de Radio Nacional de España, "Todo el mundo trataba de ayudar, de sacar a la gente... pensábamos que era un accidente hasta que impactó el segundo avión". El exagente del FBI dice que las agencias de inteligencia estadounidenses aprendieron de aquel día que debían trabajar unidas para parar este tipo de ataques y que "guardar la información no le servía de nada a nadie: "En 12 horas pudimos descubrir todo, pero lo triste es que lo debimos hacer antes. De haber conectado antes todos los puntos, quizás podríamos haber salvado vidas". Gómez cree que la retirada de Afganistán supondrá un problema para el país ya que evacuaron a más de cien mil personas "sin saber quiénes eran" y si tenían vinculación con alguna organización terrorista: "No es cuestión de si habrá un ataque, sino de dónde y cuándo lo habrá. Nueva York es el objetivo número uno de los terroristas".

Es una de las artistas españolas que trabajaba y vivía en Nueva York en el momento de los atentados contra las torres gemelas. Eligió una de las calles que compartía con la Torre Sur para instalar su estudio. En su obra, se observan objetos generalmente livianos a punto de caer: papel, plumas, hilos, perlas… Elena vivió el atentado desde España mientras preparaba una exposición. “Me llamó mi madre y me lo contó. En ese momento bajé a un bar y, en la televisión, delante de mí, se derrumbó la Torre Sur que estaba frente a mi casa", ha comentado en 24 horas de RNE. Al regresar a su estudio un mes después, se encontró "el desastre": "El estudio estaba derrumbado". No fui consciente de que afectaría a mi proceso creativo y a mi obra, en estos 20 años he digerido y he visto cómo lo experimentado podía procesarse argumentándolo de otra forma”. "Los artistas trabajamos con lo que nos rodea y creamos metáforas", ha señalado la artista.

William Rodríguez tenía previsto librar el 11 de septiembre de 2001, pero su jefe insistió en que acudiera a trabajar. Él aceptó, aunque llegó 30 minutos más tarde de lo habitual. Rodríguez limpiaba cada día escalera a escalera los 110 pisos de la torre norte del World Trade Center. A las 8:46 de la mañana del martes 11 de septiembre del 2001, Rodríguez estaba en el sótano cuando los terroristas estrellaron el vuelo 11 de American Airlines contra el piso 93 de la torre norte. Aquel retraso fue determinante en su vida.

Así fueron los preparativos para el 11-S. Diecinueve secuestradores. Cinco comandos, aunque uno nunca llegó a actuar. El plan original tenía 11 objetivos, pero el propio Osama Bin Laden lo consideró poco factible y se redujo a cinco.

La idea era de este hombre: el kuwaití Jalid Sheij Mohammed, encarcelado en Guantánamo desde 2006. Fue él quién se lo presentó al líder de Al Qaeda en 1996. Y con su visto bueno se lo encargó a la llamada Célula durmiente de Hamburgo. Jóvenes yihadistas, la mayoría saudíes, que estudiaban en la ciudad Alemana y a los que dirigía el egipcio Mohammed Atta. Eludiendo el radar de los servicios secretos, viajaron a Estados Unidos, y se prepararon. Durante meses realizaron reconocimientos de aviones y aeropuertos. Y se formaron en escuelas de aviación de Florida, con especial dedicación en virajes y despegues, pero ningún interés en los aterrizajes.

"No me sorprendió que Atta estuviera tramando algo terrible, porque no tenía pinta de ser alguien que disfrutara de la vida ", recordó tiempo después el dueño de una de esas academias de vuelo. 

Atta viajó a Madrid entre enero y julio, donde se cerraron los últimos flecos. En agosto llegó la autorización final de los líderes de Al Qaeda y a cada comando se le adjudicó un vuelo, un objetivo. Y "la fecha de la Boda", como llamaban al día del ataque
 El 10 de septiembre, Mohammed Atta y Abdelazziz Al Omari, miembros del primer comando, alquilaron un coche y condujeron desde Boston hasta Portland. Pasaron la noche los alrededores del aeropuerto. Y a primera hora del 11-S, volaron de nuevo hasta Boston. Allí embarcaron en el vuelo final: el 11 de American Airlines con destino Los Ángeles, que minutos después se estrellaba contra la Torre Norte del World Trade Center. Detrás vendrían los demás. Los que se estrellaron contra la Torre Sur,  contra el Pentágono y el que lo hizo en campo abierto por la rebelión de los pasajeros. No alcanzó su objetivo, que en realidad era el Capitolio.

Foto: REUTERS/Russell Boyce/archivo