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20 años del 11-S

Los papeles de Afganistán: crónica de una derrota anunciada

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Las revelaciones de los papeles del Pentágono

Cuando Craig Withlock empezó a reunir los papeles de Afganistán, se dio cuenta de que lo que tenía entre manos pasaría a la historia del diario 'The Washington Post'. "No sabíamos qué estábamos haciendo. No teníamos ni la más remota idea de a qué nos enfrentábamos", decía un general en plena guerra. "No había ninguna estrategia", lamentaba un funcionario. "Todos los datos se manipulaban para ofrecer la mejor impresión", confesaba un coronel.

Estados Unidos llevaba más de una década luchando en Afganistán tras los atentados del 11-S y sus militares, diplomáticos y asesores creían que era imposible ganar. Y el veterano periodista tenía las confesiones en sus manos, negro sobre blanco, en cientos de notas y transcripciones. "Algunas de las primeras entrevistas me sorprendieron mucho", cuenta Whitlock a RTVE.

"Sabíamos que la guerra no iba bien, pero das por hecho que la gente al mando tiene un plan, que saben qué están haciendo. Pero toda esta gente admitía que no sabían qué estaban haciendo. Lo primero que pensé fue: 'Guau, es peor de lo que creíamos, es importante que el público lo sepa' ".

Tres años de batalla en los juzgados para conseguir los papeles

Todo empezó con Michael Flynn, un teniente general retirado que en 2016 ocupaba titulares porque Donald Trump lo había fichado para su campaña. Craig Whitlock se enteró de que Flynn había dado una larga entrevista sobre la guerra de Afganistán a una agencia del gobierno y se empeñó en conseguirla. La agencia no quería soltarla. El periódico denunció. Tres años y dos demandas después, no solo tenían la entrevista de Flynn.

Resulta que había miles de papeles: entrevistas para un proyecto llamado 'Lecciones aprendidas'. La agencia SIGAR, creada en principio para investigar abusos y fraude en zona de guerra, quiso también investigar los fallos de estrategia, qué estaban haciendo mal en Afganistán. Los más de 400 militares, diplomáticos o funcionarios de la Casa Blanca a los que preguntaron pensaron que sus nombres no saldrían a la luz. Y confesaron lo que los políticos estaban ocultando a los ciudadanos.

"Ayuda!", anotó el mismísimo secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, en 2002. La guerra solo llevaba seis meses.

Ni siquiera tenían claro quién era el enemigo

Una frase se repite en los documentos: "No sé quiénes son los malos". La dice también Rumsfeld. Eso es lo más impactante para Whitlock: "No es que a los soldados en el campo de batalla les costase distinguir entre los talibanes y Al Qaeda, en la cúpula del Pentágono también lo estaban pasando mal para definir quién era el enemigo".

La guerra empezó después de los atentados del 11-S. "Nadie quería otro ataque como ese y tenía sentido perseguir a Al Qaeda. Pero al poco tiempo, los líderes de Al Qaeda estaban muertos, apresados o habían huido de Afganistán. Y Estados Unidos se vio combatiendo contra los talibanes y otros grupos insurgentes a los que no entendía bien".

Corrupción masiva y tráfico de drogas

"El gobierno afgano era una cleptocracia", "había corrupción masiva", "el único mercado que funcionaba era el de droga". Son algunas de las frases que aparecen en los papeles de Afganistán. Algunos estudios calculan que Estados Unidos invirtió un billón de dólares en la guerra. "¿Mereció la pena invertir un billón?", se preguntaba un agente de las fuerzas especiales, un navy SEAL retirado: "Seguro que Osama Bin Laden está riéndose en la tumba al saber cuánto hemos gastado en Afganistán."

"Estados Unidos y sus aliados de la OTAN estaban empeorando el problema de corrupción", señala Whitlock. "Sobre todo durante la administración Obama: estábamos enviando tanto dinero a Afganistán, con buenas intenciones, sí, para construir escuelas, pozos, hospitales... pero gastamos tanto dinero en tan poco tiempo. Afganistán era un país pobre, no podía absorver tanto dinero de golpe", dice.

Drogadictos, ladrones, inútiles: los soldados a los que EE.UU. entrenó

¿Y qué decían los militares estadounidenses sobre el ejército afgano? Ese ejército que ellos mismos estaban entrenando para enfrentarse a los talibanes y que acabó colapsando en cuestión de días. Aquí algunas opiniones: "Eran drogadictos o talibanes", "tenían rifles bonitos pero no sabían dispararlos", "eran ladrones, robaban tanta gasolina que siempre olían a combustible".

"Desde el principio de la guerra, los oficiales alertaban de que los soldados afganos no sabían disparar, más del 90 % no sabían leer ni escribir, no sabían contar", explica Whitlock.

"En una entrevista, un comandante encargado de entrenarlos dice 'estos afganos saben decirte los nombres de sus hermanos y hermanas pero no saben decirte cuántos tienen'. Por supuesto que no era culpa de los afganos, cuyo sistema educativo había estado desaparecido durante décadas. Pero... ¿cómo creas un ejército con este nivel de educación? Los estadounidenses lo hicieron todo más difícil, intentando crear un ejército a su imagen y semejanza, con una logística y armamento complejos", destaca Whitlock.

Al final, todo se derrumbó como un castillo de naipes

Las alertas ya estaban ahí, sobre el papel. El 'Washington Post' publicó esta investigación en 2019 mientras Donald Trump negociaba la paz con los talibanes. Muchos analistas, veteranos, periodistas lo advertían.

Y a pesar de todo, el mundo se sorprendió cuando el gobierno y el ejército afganos, auspiciados y entrenados por Estados Unidos durante dos décadas, se derribaron este mes de agosto como un castillo de naipes. En cuanto el ejército estadounidense se replegó, los talibanes volvieron a hacerse con el poder.

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"Viéndolo en retrospectiva, los estadounidenses deberían haber negociado con los talibanes mucho antes", opina Whitlock. "Por ejemplo, cuando Obama era presidente, el ejército afgano era más fuerte y los talibanes más débiles. Habría sido mucho más inteligente negociar un acuerdo de reconciliación hace muchos años. Pero esperaron y los talibanes se hicieron cada vez más fuertes".

*Cuando entrevistamos a Craig Whitlock, contactamos también con las personas que aparecen en los papeles de Afganistán y citamos en este reportaje. Todos declinaron concedernos una entrevista. La mayoría nos dijo que no tenía un hueco en la agenda, algunos nos contestaron que no querían o no podían hablar sobre esto, algunos no respondieron a nuestros mensajes.