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Parece que las redes sociales nos han acompañado desde el inicio de los tiempos. Pero no es así, la primera, Six Degrees nació en 1997, My Space en 2003, Facebook un año más tarde, en 2004. Tik Tok ha sido una de las últimas en llegar, en 2016 y en estos años, algunas de estas redes ya han conseguido más habitantes o usuarios que los países más poblados de la tierra. Facebook, con 2.740 millones, encabeza el ranking, seguida de Youtube y WhatsAap, ambas con más de 2.000 millones. Hemos trasladado buena parte de nuestra actividad diaria a esos países virtuales pero el problema es que no son estados democráticos sino empresas con jefes que no hemos elegido. Analizamos esa situación con Humberto Bustnce, catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la Universidad pública de Navarra. En un espacio de Manuel Seara valero.

En las redes sociales casi nada es lo que parece. Prácticamente todas las fotos o vídeos se mejoran con filtros para conseguir cuantos más likes mejor, es decir, la validación de los demás. Una manera rápida de buscar la autoestima que tiene un efecto perverso.

"Consigues esos likes a través de una imagen que no es la real, lo cual afecta a la autoestima de forma negativa", explica la doctora en psicología Silvia Álava, pues es agotador intentar parecer otro. Pero esto es también dañino para los usuarios que ven las fotografías aparentemente perfectas: "Va en contra de mi autoestima porque siempre me voy a ver peor que las otras personas y se nos olvida que no es una foto real".

Esta situación afecta tanto a adolescentes como a adultos. De ahí que muchos influencers cuelguen ahora sus fotos al natural, sin filtros. La actriz Slama Hayek fue de las pioneras en mostrar que la perfección no existe.

FOTO: GETTY IMAGES

El testimonio de una extrabajadora de Facebook reabre el debate sobre el poder de estas plataformas y su influencia social. Acusa a su antigua empresa de ocultar información sobre los efectos nocivos que Instagram tiene para sus usuarios más jóvenes. En el telediario queremos profundizar en esa influencia que ejercen las redes sociales, que puede llegar a convertirse en una adicción.

Foto: Lionel BONAVENTURE / AFP

"Lo primero que hago cuando abro los ojos por la mañana es mirar Instagram...Cuando te vas a dormir - has estado conectado durante todo el día- pero es como el último repaso...Si un día no puedo conectarme a Instagram pues la sensación es como de asfixia, como que te ahogas, como que tengo que conectarme...A lo mejor se podría comparar con alguien que consume, o lo que sea, que es como la necesidad de tengo que hacerlo, pase lo que pase tengo que hacerlo"..." Reconocí que tenía una adicción cuando empecé a quitar publicaciones que no tenían los suficientes likes y que a mí eso me generaba muchísima ansiedad"...FOTOGRAFÍA: REUTERS/Dado Ruvic/Illustration/File Photo.

Cómo se relacionan los jóvenes con las redes sociales es uno de las principales preocupaciones para las familias de jóvenes adolescentes. Para intentar supervisar los contenidos que ven sus hijos utilizan, por ejemplo, herramientas de control parental, pero se quedan cortas. Una vigilancia estricta, dicen los expertos, es casi imposible por eso recomiendan fijar límites y llegar a pactos.

Youtube, Instagram Tiktok o Whatapp son ya parte esencial en la vida de los adolescentes. Según la Fundación de ayuda contra la drogadicción el 74 % de los menores reconoce que en su tiempo libre, navegar por internet, es su principal actividad. Entretenidas tambien estan las familias, buscando opciones para controlar el uso que hacen sus hijos de las redes sociales con herramientas de control parental. Los expertos que trabajan orientando a padres de chavales recuerdan que prohibir, muchas veces es perjudicial y señalan que a día de hoy el reto más importante de padres y educadores es hacer ver a los adolescentes que la vida real, sin filtros ni likes, esta al otro lado de la pantalla.

Foto: GTRES.

Las redes sociales y plataformas en Internet buscan mantenernos el mayor tiempo posible enganchados mientras recopilan nuestros datos personales, es su modelo de negocio. Cada vez más personas exigen un control sobre los algoritmos que nos sugieren contenidos y que influyen en muchos más ámbitos de nuestra vida de lo que pensamos.

Cuando ves cosas que aparecen en tu perfil te aparecen cosas recomendadas y parecidas a lo que sueles ver. Al hacer una búsqueda en el móvil o en el ordenador automáticamente esos anuncios empiezan a aparecer días después. Buscan enganchar, que los usuarios pasen el mayor tiempo posible en las plataformas porque ese es su negocio y porque están diseñadas para ello, utilizando la tecnología persuasiva. Estrategias para mantener la atención e incluso influir en el comportamiento de las personas.

Hay dos maneras, una que son muy fáciles de usar y la otra es que no generan experiencias positivas. La extrabajadora de Facebook ha vuelto a dar la alarma: las plataformas son nocivas para los menores, fomentan la división social y debilitan la democracia. Lo saben, pero no hacen nada. Y mientras, los algoritmos han pasado de decidir la siguiente canción en Spotify a controlar toda nuestra vida.

Foto: Antonio Guillem / GTRES.