Pescueza: un pueblo sin miedo a envejecer
- Pescueza, un pueblo de Cáceres, revoluciona los cuidados a mayores con un modelo comunitario que frena la despoblación
- Los usuarios siguen viviendo en sus casas, deciden qué hacer y cómo vivir pero con las ventajas de una residencia
Los vecinos de Pescueza, un pequeño pueblo de Cáceres con apenas 150 habitantes, han perdido el miedo a envejecer. Hasta hace algo más de una década, los mayores veían cómo la necesidad de cuidados especializados les expulsaba de su hogar y les empujaba a emigrar a otras ciudades o a depender de sus hijos, que se habían ido de Pescueza en busca de oportunidades laborales. Hoy, la realidad de este rincón cacereño es muy distinta.
Herminia, vecina de Pescueza y usuaria del sistema de cuidados implantado en este pueblo de Cáceres
El cambio llegó en 2011 con la iniciativa “Quédate con nosotros”, un proyecto comunitario que ha implantado un nuevo modelo de atención a las personas mayores para garantizar su bienestar sin que tengan que marcharse del pueblo. La idea nació de los propios vecinos y está gestionada por la Asociación Amigos de Pescueza. Gracias a esta red, los mayores cuentan con un centro de día, una pequeña residencia y servicios domiciliarios de comida, aseo, lavandería e incluso enfermería. Así lo detalla José Vicente Granado, concejal de Mayores, en el programa De Seda y Hierro.
Un modelo centrado en la persona
“ Los propios usuarios deciden cómo quieren ser cuidados“
Lo que distingue a este sistema es su filosofía. “Los propios usuarios deciden cómo quieren ser cuidados”, explica Cristina Iglesias, presidenta de la asociación. Granado añade que la libertad es un pilar del proyecto: “Conviven usuarios del centro de día y de la residencia; tienen libertad para entrar y salir. Eso es atención integral centrada en la persona”.
Herminia es un ejemplo. A sus 86 años, reparte sus días entre la pesca, la lectura de novelas “de amoríos”, la gimnasia en el centro de día y los paseos por el pueblo. “A mí me preguntan: ‘¿por dónde has estado?’ y yo digo: ‘pues por ahí’”, comenta entre risas en el programa.
“Yo ya soy un poquito mayor y ya me doy cuenta de que el recordar, gratifica“
Ese mismo enfoque centrado en la persona también guía el trabajo de quienes colaboran con la entidad. Los voluntarios son un pilar fundamental de la asociación. Pepa Rodríguez es una de ellas y así cuenta una de sus principales labores dentro de la organización: “Yo ya soy un poquito mayor y ya me doy cuenta de que el recordar, gratifica. Y recuerdo con ellos. Recuerdo con ellos cosas de antes, de cómo vivían, de cómo era su vida. Escuchar. La palabra es escuchar”.
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Freno a la despoblación
El impacto social también ha sido profundo. La marcha de vecinos ha disminuido y el proyecto ha creado empleo, atrayendo a jóvenes y animando a antiguos residentes a regresar para jubilarse en su tierra, seguros de que contarán con los cuidados necesarios. Son los casos de la psicóloga Pilar, que llegó de Badajoz para, junto a Paula, directora del centro y terapeuta ocupacional, cuidar y proporcionarles una vida activa a los más mayores de Pescueza. Por su parte, Ismael Pérez, es un enfermero de Chiclana que encontró en este pueblo de Cáceres la anhelada tranquilidad después de que la salud le diera algún susto.
“Los niños han vuelto a traer al pueblo la ilusión y la felicidad“
Ese revivir del pueblo no solo se nota en la llegada de profesionales: en los últimos 17 años han nacido 17 niños. Unos niños que “han vuelto a traer al pueblo la ilusión y la felicidad”, celebra el concejal de Mayores.
Además, Pescueza trabaja con un claro enfoque intergeneracional. Los niños visitan la residencia y participan en actividades con los mayores. “Es una manera de transmitir valores como el cuidado, la familia, la comunidad y el compromiso, y que son, también, una forma de educar”, concluye Granado.
De Seda y Hierro