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La belleza de la imperfección en las ilustraciones de Beatrice Alemagna

  • Nació en Bolonia, pero la ilustradora Beatrice Alemagna reside en París y trabajó una década para el Centre Pompidou
  • Algunos de sus álbumes infantiles más conocidos son ¿Qué es un niño?, Berta y yo, ¡Buen viaje, bebé! o Los cinco desastres
Página Dos - Beatrice Alemagna dibuja mundos imaginados
Marta Dominguez | Página Dos

Cuando Beatrice Alemagna (Bolonia 1973) tenía ocho años, decidió que iba a «dibujar novelas». Así lo expresó a sus padres, y así entendía ella el oficio de ilustrador desde la perspectiva de una niña lectora con una habitación llena de álbumes infantiles. Pippi Calzaslargas era su modelo a seguir: rebelde, autosuficiente, divertida y honesta. El éxito de Alemagna en su oficio (es una de las autoras más vendidas, ha publicado con Gallimard o Phaidon y ha expuesto en el MoMA) demuestra que su intuición era buena. Su obra, compuesta por más de 40 títulos, se ha traducido a 14 idiomas.

Alemagna es autodidacta. No estudió Bellas Artes, y todo lo aprendido lo experimentó desde la mesa de trabajo, echándole horas. Lleva dibujando más de veinte años, y afirma que cada álbum es como empezar de nuevo. En ocasiones trabaja en más de un libro a la vez. De media, puede tardar seis años en investigar sobre un tema, y luego emplear dos años más en dibujar la historia. «Me gusta la idea de ligereza, de que todo parezca fácil», cuenta la autora en Página Dos, «aunque luego haya mucho trabajo detrás». La ligereza no es banal, añade, y sirve para explicar cosas serias.

Las ilustradoras ganan terreno en el mundo del cómic

El desarrollo de los personajes

La autora cuenta que, en ocasiones, los personajes «se manifiestan, se te aparecen» y que, a lo largo del trabajo de creación, evolucionan y terminan en un punto lejano respecto al que empezaron. Alemagna ha vuelto sobre sus pasos en varios álbumes, reescribiendo la trama entera y dándole el tiempo para que cobre vida.

Hay belleza en la imperfección

En el centro de los álbumes de Beatrice Alemagna están los viajes: la búsqueda, el descubrimiento y el cambio. Un protagonista que se cree frágil, pero que encuentra una gran fortaleza dentro de sí misma. Cada dibujo requiere decenas de tentativas. La ilustradora cuenta a Óscar López en Página Dos: «No uso la goma de borrar, y le digo a los niños que no la usen. Que dejen el intento a un lado y prueben otra cosa, pero sin eliminar aquello. Hay belleza en la imperfección».

Entre sus creadores de referencia, la italiana cita a compatriotas como Gianni Rodari, Luigi Malerba, Collodi o Edmondo De Amicis. La autora argumenta que los niños están especialmente conectados con la sociedad, con sus problemas. Aunque haya matices que no comprendan, entienden perfectamente el sentir general.

«Cada ilustrador tiene su estilo», cuenta Alemagna a Página Dos, «y se suele decir que los ilustradores se dibujan a sí mismos. De hecho, no es raro encontrar a algún personaje que se parece mucho a su autora». Si hacemos caso de esa teoría y observamos sus álbumes, el lector descubrirá que está ante una autora libre, decidida, sin pelos en la lengua y que ha sabido mantener la pureza en su manera de mirar al mundo.