Ana Belén vuelve con ojos nuevos: "Hay que estar alerta porque hay discursos peligrosamente frívolos"
- Ana Belén presenta en No es un día cualquiera su nuevo disco, Vengo con los ojos nuevos
- Además, reflexiona sobre el paso del tiempo, de reír y la importancia de preservar la memoria histórica
Está inmersa en una gira por todo el país, tiene disco nuevo, ganas y nervios. Su "trabajo le hace sufrir mucho". Tanto, que a veces la deja irascible, otras triste, otras insomne, y otras con esas dudas que solo se calman al "llamar a los amigos para pedirles opinión". Antes de subirse al escenario o situarse tras las cámaras no siente mariposas, sino "dragones" y habla del vértigo como si fuera la primera vez que lo siente. Y, sin embargo, la recién llegada es Ana Belén (Madrid, 1951).
Cuarenta películas, cerca de treinta obras de teatro, treinta y siete discos y sesenta años de carrera después, la cantante y actriz sigue mirando el mundo con hambre de estreno. La ganadora del Goya de Honor 2017, aún busca lo que se escapa, lo que vibra detrás del aplauso y lo que se genera entre los acordes.
En Vengo con los ojos nuevos, su nuevo álbum tras siete años sin novedad discográfica —producido por su hijo David San José y compuesto por 11 temas de diferentes autores como Víctor Manuel, Pedro Guerra, Luis Ramiro, Vicky Gastelo, Israel Sandoval o Juan Mari Montes— lo anuncia. Lo canta.
"Después de tanto tiempo vengo ahora con una mirada de 'quiero saberlo, quiero entenderlo, quiero seguir aprendiendo'", explica en No es un día cualquiera, con Pepa Fernández. "Lo mejor siempre está por hacer y siempre se puede hacer mejor".
"Hacerse mayor significa tener experiencia, pero también que me continúe interesando todo lo que ocurre", opina. El entorno le empuja a ello. Si no es por "la suerte de tener críos en la familia que te incorporan un lenguaje, unos modos de consumir música y espectáculo y creación diferente", es por la profesión misma. Sea cómo sea, la curiosidad, dice, es contagiosa. "Me tengo que interesar por todo porque luego tengo que ser reflejo de ello cuando me subo a un escenario", sostiene.
Y eso se nota, vaya si se nota. El éxito de su tour, que empezó el 26 de abril y culminará el 23 de diciembre en el Movistar Arena de Madrid, lo confirma. Aunque, para ella la corroboración no se mide en sold outs o fechas vendidas, si no que se ve simplemente en las sonrisas y bailes de su público.
"La gira Más D Ana —en la que repasa los grandes éxitos de su repertorio y algún tema nuevo de Vengo con los ojos nuevos— va fantástica porque hay una respuesta de la gente", reconoce Ana Belén. "Sabemos cómo reaccionan a las canciones que ya conocen, pero con las nuevas lo que hay es una explosión en la que al final todos terminamos cantando y bailando", apunta orgullosa, porque en "estos tiempos tan convulsos, raros y tristes, ver que la gente se lo pasa bien da mucho gusto". Es el mejor de los regalos.
"Se necesita pensar, reflexionar y saber qué caminos estamos transitando, sí", afirma tajante, "pero también necesitamos momentos de risa y de pasarlo bien".
Justamente por eso, "porque ya bastantes cosas hacemos que no nos hacen sentir a gusto", es por lo que que Ana Belén ha decidido que solo interpretará aquellos temas que le hagan sentir a gusto. "Y si me equivoco, me equivoco yo con todas las consecuencias", señala sin miedo y rotunda en sus convicciones.
Unos ojos nuevos que miran igual ante las injusticias
Y es que, si hay algo que nunca ha cambiado en estos sesenta años para Ana Belén, es su implicación. La mano puede temblar antes de actuar, pero la voz nunca se mostrará tibia cuando se tenga que luchar por los derechos. O contra las injusticas. O frente a la censura y la limitación de la libertad de expresión.
Fue una de esas jóvenes que resultaba molesta para la dictadura, que levantaba el puño cuando tenía que hacerlo, y ahora, toda una vida después, no duda en volver a serlo y en volver a a hacerlo. "Hay que estar alerta porque en este momento hay discursos peligrosamente frívolos, y redes sociales que amplifican todo tremenda y horrorosamente", advierte.
"Eso cala en la gente más joven, porque hemos hecho mal su educación. No les hemos enseñado bien de dónde veníamos, por qué estamos aquí y qué pasó antes", lamenta. Y tiene consecuencias, avisa: "viene cualquier cantamañanas de mala hostia y les da un discurso básico y elemental que les cala porque dan por descontado lo que tenemos. Y para tener lo que tenemos mucha gente dio incluso la vida", concluye Ana Belén.
No es un día cualquiera