La denunciante de Adolfo Suárez: “No me quería llevar este secreto a la tumba como él”
- Reclama una "reparación social" con la retirada de su nombre del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas
- Revela a RTVE Noticias que tras "un proceso de sanación muy largo", sospecha que puede haber otras víctimas
Ariadna (nombre ficticio) denuncia haber sido víctima entre 1983 y 1985 de abusos sexuales que, según consta en el escrito presentado ya ante los juzgados, comenzaron cuando aún era menor y tenía 17 años. En su caso, el fallecimiento de su presunto agresor no supuso un alivio sino una "revictimización", porque el nombre que figura en la denuncia no es el de un ciudadano anónimo sino el del expresidente del Gobierno Adolfo Suárez.
Más de cuatro décadas después, considera liberador haber roto su silencio y reclama medidas de "reparación social". No me quería llevar este secreto a la tumba como ha hecho él”, declara a RTVE Noticias esta mujer, que tiene ahora 60 años y ha pasado “un proceso de sanación muy largo” antes de formalizar el pasado 9 de diciembre la denuncia.
“Las víctimas hablamos cuando podemos, no cuando queremos”, esgrime, adelantándose a quienes puedan cuestionar su testimonio por el tiempo transcurrido.
Asume, no obstante, que la denuncia presentada el 9 de diciembre no tendrá recorrido penal porque el presunto agresor ha fallecido y los delitos han prescrito. Además, la única secretaria de Suárez —en la denuncia señala a dos— que sigue con vida “niega los hechos”, explica Ariadna, que ha tenido conocimiento de su postura a través de otras personas que han contactado con ella.
Retirada de calles y cambio de nombre del aeropuerto
Espera que su caso sirva al menos para remover conciencias y para que ciudadanos y autoridades se replanteen la figura de Suárez, por ejemplo, retirando su nombre de calles o instalaciones públicas.
Sostiene que mientras que para otras víctimas el fallecimiento de su agresor supone “respirar”, entender que ya nunca más van a volver a cruzárselo, para ella ha supuesto una “revictimización”, con un ejemplo que considera especialmente sangrante como es que el Aeropuerto de Madrid-Barajas lleve el nombre de Adolfo Suárez.
Reclama al Gobierno que rebautice el aeródromo para no tener que escuchar el nombre de Suárez de forma tan recurrente y se muestra “dispuesta” a reunirse tanto con el Ejecutivo como con partidos políticos, aunque admite que puede ser aún prematuro.
“Creo que no fui la primera ni la última“
De la familia de Suárez, que no se ha pronunciado sobre los hechos denunciados, espera un mensaje póstumo de “perdón”. No teme que puedan replicar con otras demandas porque la denuncia interpuesta este mes incluye datos “muy íntimos” de lugares concretos como el despacho, la vivienda familiar o la universidad.
Sobre la posibilidad de que su caso no sea único y pueda haber otras víctimas de abusos por parte de Suárez, Ariadna apunta que si revisita sus propios recuerdos puede detectar patrones. “Creo que no fui ni la primera ni la última”, sentencia.
"En aquellos años era impensable denunciar"
Los abusos se habrían prolongado desde 1982 a 1985, pero “en aquellos años era impensable denunciar”, como ha expuesto Ariadna en otra entrevista al programa 'Mañaneros' de TVE. “Ni me lo planteé”, ha esgrimido, apuntando que en los años posteriores arrastró secuelas que le afectaron en el ámbito educativo y en el laboral.
De hecho, ni ella misma era consciente de lo que alega haber sufrido. En terapia, “le pusieron nombre”, y según Ariadna gracias a la ayuda de psicólogos comenzó a ser consciente de que era una víctima de violaciones con el agravante de que existía una “figura de poder”.
“Toda víctima de agresión sexual tarda mucho en asimilar que es víctima”, señala por otro lado en RNE, en una entrevista en la que ha reconocido que, para ella, el caso de Nevenka Fernández supuso un punto de inflexión. El ‘caso Nevenka’ y la denuncia de acoso contra el alcalde de Ponferrada (León) le llevó a acudir por primera vez a terapia psicológica.
Pidió explicaciones por carta en 2003
Ariadna también ha afirmado que en 2003 escribió una carta al domicilio particular de Suárez para “pedir explicaciones” y da por hecho que esa misiva llegó a destino porque, tras enviarla, recibió una llamada de un número oculto.
En la carta, a la que ha tenido acceso RTVE Noticias, se identifica e incluso incorpora su teléfono en busca de esta ansiada "explicación". "Mi nombre no debería sonarte extraño", comienza el texto, en el que desgrana parte de su vida de entonces y lamenta que le ha sido "imposible" olvidar lo que por aquel entonces había pasado 20 años antes.
"He sufrido mucho en silencio, he necesitado ayuda psicológica, como he podido he ido sobreviviendo", prosigue, remontándose a una situación que no detalla pero de la que "no sabía cómo salir". Busca de su interlocutor alguna respuesta tras haberse sentido como un "juguete" y alude a otra carta previa al supuesto inicio de los abusos, en 1982, cuando "quería ser política" y veía en Suárez, al que pidió ayuda, alguien a quien admirar.
Los detalles de la denuncia
La mujer ha contado que sufrió un abuso continuado que comenzó cuando ella tenía 17 años y el líder de UCD, 50. Según la denunciante, todo ello ocurrió con la "cooperación necesaria y encubrimiento" de al menos dos personas del entorno del expresidente, fallecido en el año 2014.
La denuncia describe una serie de abusos y agresiones que se habrían producido entre los años 1982 y 1985, cuando él ya no era presidente. La víctima afirma que, pese al tiempo transcurrido, ha sufrido durante toda su vida las consecuencias de los hechos que revela y argumenta que lo hace ahora tras haber vivido un "proceso de revictimización" como consecuencia del "relato público" que "ensalza la figura" del que ella define como su "agresor", en referencia a la reciente serie de televisión 'Anatomía de un instante' sobre el golpe de Estado del 23-F en España.
El primer encuentro entre ambos, según expone la denuncia, se remonta al 23 de noviembre de 1982, cuando la menor, que se reconocía entonces como admiradora del político, le solicita por carta asesoramiento académico. Es en ese momento cuando, según su relato, fue citada en el despacho de la calle Antonio Maura de Madrid mediante una llamada de uno de sus secretarios a casa de sus padres en la que le trasladaron: "El presidente quiere verte".
En el relato de los hechos que denuncia, la mujer sitúa el primer episodio de agresión sexual el 4 de marzo de 1983, un día que recuerda con "horror".