Vega: "Mis mejores resultados están con lo que he hecho con mi propio sello"
- La cantautora Vega presenta en El último tren su disco Ignis, un trabajo sobre el renacer de las cenizas
- Se trata de su undécimo álbum y el sexto con su propio sello
Insólito y diferente. Así fue el 18 de febrero de 1979. Aquel día, por primera vez en la historia, nevó en el desierto del Sáhara y aquel mismo día, en Córdoba, nació Mercedes Miguel Carpio, Vega. La fecha no pudo ser más acertada. Fue una auténtica declaración de intenciones. Ya avisó desde el principio: lo suyo iba a ser el camino de lo improbable. Y lo recuerda ahora con Ignis, su undécimo álbum.
En 2002, delante de toda España, le comentaron que no valía para la música. En 2025, es cantante, compositora, empresaria y editora. "En el prime time de Televisión Española, la directora de la Academia de Operación Triunfo 2 (2002) me dijo que no servía para cantar", recuerda en El último tren, con Isabel Gemio. Jamás lo olvidó. ¿Cómo hacerlo? "Veintidós años después pienso: 'pues para no servir, canto lo mío y lo que he escrito para tantos otros'". Entre ellos, David Bisbal, Pastora Soler, Miriam Rodríguez o Raphael.
La frialdad de aquella valoración —a la que hoy, dice, se le pondría el nombre de "acoso y bullying"— no la congeló. Todo lo contario. La encendió. Once discos y dos nominaciones a los Latin Grammy en la categoría de Mejor Álbum de Pop-Rock por La Cuenta Atrás (2012) y Wolverines (2015) lo confirman.
Tampoco la detuvieron las trampas de "dirigentes de una industria que pone a muchas compañeras en tesituras con trucos de magia" llevándolas por un "camino muy corto que no renta". Ni mucho menos le intimidaron los prejuicios. "Mi físico me condicionó para mal", denuncia. "Me encontré con el hándicap de tener que ser la niña bonita del pelo largo y la guitarra".
Así que un día se plantó. Con una maquinilla en una mano para "raparme la cabeza e intentar afearme" y con un micrófono en la otra, Vega derritió la nieve. Ella sola. Con sus propias normas.
““
No fue fácil. Lo hizo a base de esfuerzo, derrumbando "puertas a codazos" y levantándose una y otra vez de sus caídas. "Mi vida musicalmente ha sido un constante volver a empezar", reconoce.
Porque sí, hubo resbalones, pero también aprendizajes. Y, sobre todo, cada vez menos hielo. Ignis lo ha derretido por completo. Es fuego en latín, aunque significa ave fénix en la música de Vega.
"Los resultados que he tenido con este disco son los mejores de toda mi carrera", subraya. "Hace años que dejé de esperar a que hiciera un clic. Cada vez voy más desinteresada y pendiente de lo que quiero hacer y de defenderlo con la pasión con la que defiendo todo lo que hago. Cada día estoy más segura de que de que no estoy loca", añade.
““
Esos numerosos noes que se ha visto obligada a pronunciar una y otra vez y que tantas puertas le cerraron y tantas bocas abrieron, en realidad han sido sus grandes síes.
"Mi empresa es el fruto de una mujer que ha dicho a todo 'no es no'. Lo he tenido que repetir tantas veces que la única forma de no hacerlo era protegerme, montar mi sello, crear mis canciones y derrumbar las puertas sabiendo que esos 'no es no' cerraban muchas". Pero no las más importantes: "Mis mejores resultados están con lo que he hecho con mi propio sello", concluye Vega.
El último tren