Álex Clavero, humorista: "Voy grabando, escribiendo y esquivando la crispación"
- El humorista Álex Clavero presenta en Las tardes de RNE su libro El Francotirarock
- A través de una selección de sus monólogos, también cuenta su historia personal y la actual situación de la comedia española
Primero, silencio. Después, tensión. Luego, risas y, al final, aplausos. Álex Clavero (Casasola de Arión, Valladolid, 1981) apunta, dispara humor y da en el centro de la diana. No necesita mirilla ni telescopio, le basta un micrófono y una historia.
Tras casi dos décadas afinando su puntería entre escenarios, platós—como La garita de La 1 de TVE— y estudios de radio, donde lleva nueve años colaborando en el matinal El Pirata y su Banda de RockFM, el cómico y guionista reúne ahora su mejor munición —"simpatía, absurdez y ritmo"— en El Francotirarock: Álex Clavero, un cómico que madruga y trasnocha. Un libro de monólogos, pero no mucho.
"No quería escribir un libro de monólogos porque me parecía muy anticuado. Quería que hubiese verdad pues todo lo que la tiene es mejor", explica en Las tardes de RNE, con David Cantero y Marta Solano. "Le debo mucho a El Francotirarock. Se merecía una obra. Es el personaje que más me ha dado la vida", destaca.
Y eso que su relación no empezó con el mejor pie. Como no podía ser de otra manera, hubo una cierta ironía divertida en sus inicios. Oportuna, precisa, cotidiana y con metralla emocional.
"Siempre que iba a trabajar en Valladolid por las mañanas le pedía a Dios un puesto en el que no tuviera que madrugar y me hizo cómico", cuenta. Hasta ahí todo correcto. No se podía poner pegas. "Pero un día, tomándome una copa, me contrataron para las mañanas y pensé 'vaya lío, me va a tocar madrugar y trasnochar'", recuerda riendo. Porque se lo tomó, claro, con humor.
"Luego vinieron los pequeñajos y me di cuenta de que se puede ser cómico nocturno y diurno. De hecho, este personaje intenta llegar a todos: a pequeños y mayores", subraya. "El mérito de El Francotirarock es cascarse un monólogo todas las mañanas de memoria, sin cortes y directo al alma".
Así que en las páginas del libro es posible encontrar, también, de todo: chistes, relatos, canciones y vídeos. "Tenemos una historia personal, un monólogo y códigos QR que te llevan a un vídeo de un monólogo de la misma temática del texto. Todo está enlazado y aderezado con una playlist de rock que desvela qué estaba escuchando cuando escribí ese capítulo", señala Clavero.
Hay opciones para todos los gustos. Incluso para cualquier estado de ánimo.
Hasta es posible encontrar aprendizajes. O descubrir consejos y recomendaciones. Quizá reflexiones. "Este personaje tiene una verdad, que es la historia de cómo un chaval de un pueblo de Valladolid e hijo de agricultores, puede convertirse en El Francotirarock. Me pareció buena idea narrar mi historia dentro de la comedia y cómo vive un cómico en España", dice Clavero.
Comedia: una profesión compleja pero gratificante
Y spoiler, avisa: no es nada sencillo –"hasta hace muy poco pensaba que tendría que dedicarme a lo que estudié, porque esto no era un trabajo"—. Sin embargo, lo es. Y merece la pena. Mucho.
Ser cómico es un ejercicio de equilibrio, es verdad, incide. Se trata de disparar la broma sin herir y ser certero sin ser cruel. "Voy grabando, escribiendo y esquivando la crispación. Vivimos en un mundo excesivamente crispado", sostiene Clavero. También muy expectante, lo cual añade a la suma la obligación de sortear al aburrimiento. "Ahora viene Halloween y yo ya he contado todo lo que se puede contar de Halloween. Me tengo que reinventar", subraya.
Cada día es un reto. "Si a todo eso le esquivas la crispación y que cada sector sobre el que cuentes un chiste se va a ofender muchísimo, siempre tengo que hablar de Froilán y esos personajes que la lían constantemente y que me dan un poco de oxígeno para hacer algo de actualidad", apunta.
"Los personajes con los que hacer el chiste —añade— se han reducido y, por eso, me meto conmigo, con mi familia o con mi pueblo. Alguien tiene que ser la víctima del chiste, pero eso no quiere decir que le vayas a hundir la vida. Es un chiste sin más".
Aunque, en ocasiones, sí que es más. A veces, tal y como le agradecen por mensaje sus oyentes, el saber que van a disponer de una "historia nueva" se convierte en el impulso que les "ayuda a levantarse de la cama".
"Yo no sé hacer chistes buenos todos los días, pero sí puedo generar un buen ambiente para que la gente se vaya feliz a trabajar", reconoce Clavero.
"Mi hándicap es reinventarme, que sepas que no te voy a meter el dedo en el ojo y que la historia de la que hablo es sólo es para animarte", recuerda, no sin antes lanzarle un mensaje, en clave de humor, a sus superiores: "Esto es un mensaje para mis jefes: realizo una labor social. No me despidáis".
Las tardes de RNE