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El humor pierde la paciencia y cambia el chiste por el meme visual, absurdo y fugaz

  • TikTok potencia lo visual; X, la ironía; Instagram, la referencia, y en YouTube pervive la narración
  • El humor grotesco o el absurdo se han vuelto herramientas de crítica subversiva y conexión entre personas
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De las verbenas a los timelines, de los casetes de Eugenio a los reels de TikTok, los chistes y el humor tradicional han cambiado de forma, velocidad y función. La transformación digital ha comprimido los formatos, acelerado los ciclos y promovido un contenido más visual, directo y referencial. No obstante, aunque han evolucionado los lenguajes y plataformas, persisten la ironía, el ingenio popular y la crítica social, ahora reciclados en memes y audios virales.

Cada red impone sus propias reglas, moldeando un ecosistema fragmentado donde el humor sigue siendo reflejo de la sociedad, pero también un campo de batalla entre creatividad y saturación.

Del relato oral al texto breve

La evolución del humor en España, desde las primeras formas orales hasta el contenido viral, ha sido constante y acelerada. Según Doina Repede, del proyecto HumCor de la Universidad de Granada, que ha recopilado más de 9.000 muestras de humor oral español, “las primeras piezas, de los años 20 y 30, eran sainetes o zarzuelas, representaciones que requerían narrativas elaboradas”. Estos relatos incluían escenas urbanas y personajes arquetípicos, pensados para públicos que compartían unos códigos culturales muy definidos.

Con el tiempo, el humor se volvió más comprimido. El filólogo en la Universidad de Alicante, Francisco Yus y miembro del grupo GRIALE, destaca un giro fundamental: “El 'contador de chistes' está pasado de moda. Nadie dice ya: ‘¿Sabes ese chiste que...?’. El cambio de paradigma es claro”. La transformación digital obliga a abandonar estructuras narrativas completas en favor de formatos breves y visuales, diseñados para una atención fugaz.

“Antes, el humor se entendía porque existía un contexto lingüístico y cultural compartido. En internet, eso se rompe: el mensaje tiene que ser más estereotipado y directo para funcionar”, comenta Daniel Gamper, filósofo en la Universidad Autónoma de Barcelona y autor de De qué te ríes. Beneficios y estragos de la broma. Esta ruptura del contexto afecta a la calidad del humor, que se simplifica. El chiste, que antes era como una pequeña obra teatral con principio, nudo y desenlace, ahora se fragmenta en pequeñas unidades de significado adaptadas a la rapidez digital.

El mensaje tiene que ser más estereotipado y directo para funcionar

Aunque el humor ha cambiado mucho en su forma, hay cosas que siguen igual con el tiempo. Marina Bermejo, investigadora en comunicación en la Universidad Pompeu Fabra, señala que "sigue presente la agudeza popular, el juego con lo cotidiano y la ironía como forma de resistencia o evasión", a pesar de que los formatos sean muy distintos.

El humor en la era del 'scroll' infinito

Si en los años 80 los casetes podían desarrollar sketches de varios minutos, los formatos actuales se miden en segundos. Y ese cambio, como indica Jaime Rubio, autor de El gran libro del humor español, acaba afectando a los ciclos vitales del humor. "Los ciclos humorísticos ahora son mucho más rápidos. Antes un chiste duraba meses, ahora un meme dura horas o días. Las redes exigen producir sin pausa para mantener la visibilidad, lo que termina afectando a la originalidad".

También la importancia de la imagen marca otra revolución fundamental. La profesora de comunicación audiovisual en la Universidad Autónoma de Barcelona, Amparo Huertas, coincide: "Lo más importante es la facilidad con que ahora se pueden crear y difundir imágenes y vídeos". Y añade que el humor ligado a la imagen tiene mucho poder porque "lo que se cuenta con una imagen se recuerda mejor, incluso a largo plazo".

Antes un chiste duraba meses, ahora un meme dura horas o días

"TikTok detecta un tema que tiene mucha reacción y entonces lo viraliza de manera global. Es posible que una cuenta con pocos seguidores tenga un éxito enorme", subraya Huertas. Los algoritmos han adquirido un rol central en aquello que hace gracia en el entorno digital, moldeando la experiencia de los usuarios de forma cada vez más restrictiva.

En este sentido, el filólogo Francisco Yus lamenta que se haya perdido esa exploración espontánea de antes: “Antes ibas navegando por internet y te encontrabas cosas rarísimas. Ahora ya sabes lo que te vas a encontrar, porque solo te ofrece lo que te gusta”.

Aunque el humor digital va rápido, la ironía sigue siendo clave. Desde el colectivo de activistas en la red Proyecto UNA la ven como una herramienta estratégica: funciona como un escudo que permite lanzar críticas o expresar incomodidades sin quedar demasiado expuesto. "A través de ella, muchas voces pueden poner en circulación mensajes que, de otro modo, podrían ser sancionados o ignorados", dicen.

Pero esta ambigüedad tiene también sus riesgos. Esther Linares, filóloga en la Universidad de Valencia y miembro de GRIALE, alerta que en el mundo digital —donde falta el contexto gestual y la entonación— este recurso puede perder claridad, causando malentendidos y lecturas equivocadas.

Un tipo de humor para cada red social

El humor digital está fragmentado en ecosistemas específicos, donde cada red impone sus propias reglas. Un hecho que responde tanto a las limitaciones técnicas como a los públicos y a las lógicas algorítmicas que rigen cada espacio. Como describe la investigadora Marina Bermejo, “TikTok potencia lo performativo y visual, X se basa en la ironía escrita y la referencia rápida, Instagram mezcla estética con cinismo, y YouTube permite un humor más elaborado y narrativo". Es decir, cada plataforma delimita su propio territorio humorístico.

La necesidad de captar rápido la atención ha cambiado el modo en que se cuenta un chiste. Jaime Rubio, autor de Una historia del humor español, rememora cómo "Twitter empezó con chistes cortos y texto, para luego pasar a imágenes satíricas y mensajes políticos".

La plataforma china y la de Meta prefieren videos breves que enganchen al instante, antes de que el usuario siga deslizando. Por eso, la narrativa larga ha dado paso al impacto inmediato, como en los audios virales o los bailes que se vuelven tendencia.

Y es en ese bucle algorítmico es donde el odio ha encontrado su espacio gracias a la viralidad. Proyecto UNA explica que "los contenidos confrontativos, que causan emociones fuertes, capturan más nuestra atención". En un internet privatizado, las plataformas mantienen estos contenidos porque generan ganancias, creando un ciclo donde insultos y bulos se difunden rápido.

"Las plataformas comerciales no buscan eliminar este contenido mientras les sea rentable”. Así, el humor digital, aunque subversivo y comunitario, queda atrapado en la lógica de la rentabilidad y la polarización emocional, uniendo y dividiendo comunidades.

Nuevas lógicas humorísticas digitales

Otro de los efectos es la ruptura con la lógica narrativa tradicional hacia formas cada vez más absurdas y referenciales. Proyecto UNA destaca que “la falta de sentido (o su destrucción) ha ido aumentando en el humor digital, marcando una diferencia generacional: cuanto más joven sea la gente en una plataforma, más tiende el humor a lo bizarro y referencial”. Este tipo de humor exige referencias compartidas dentro de comunidades específicas, creando una "marca de pertenencia".

Las narrativas en internet, como indica Jaime Rubio, ya no buscan "una progresión lineal", dando lugar a discursos fragmentados que nosotros como consumidores debemos reconstruir. Un humor que logra trascender las redes y convertirse en parte de la cultura general. "Los jóvenes están creando universos absurdos, exagerados, con personajes muy particulares, que conectan mucho con su generación", destaca el experto.

Para la catedrática en Lengua Española de la Universidad de Alicante y miembro de GRIALE, Leonor Ruiz, este proceso es coherente con la naturaleza misma del humor: “El humor entra en la vida de la gente, se hace cotidiano, porque al final es un procedimiento humano". Y añade que, con los memes, esta cotidianidad se amplifica: “"La fuerza del meme, su viralidad, es tan grande que salta la frontera de ser solamente humorística para entrar en la lengua cotidiana".

Además, esta lógica funciona como una forma de resistencia cultural y política. La profesora en Comunicación Audiovisual Amparo Huertas afirma que "con el humor se dicen las cosas que no se pueden decir", señalando su capacidad para sortear censuras y abrir debates incómodos desde un meme aparentemente inofensivo.

Así, colectivos discriminados recurren al shitposting, el humor grotesco o el meme absurdo no solo como formas de expresión creativa, sino como herramientas para lanzar mensajes subversivos, cuestionar discursos hegemónicos y fortalecer lazos comunitarios.

¿Hacia dónde vamos?

El futuro parece escribirse entre la hiperfragmentación y las nuevas formas de creatividad colectiva. El humor digital muestra cómo, aunque estamos más conectados que nunca, nuestra sociedad está cada vez más fragmentada, creando pequeños grupos con sus propias formas de identificarse mientras vamos perdiendo aquello que nos unía.

No obstante, si bien desde el proyecto HumCor, Doina Repede documenta cómo "el humor digital ha generado nuevos códigos comunicativos", también a reafirmado cómo "la finalidad es la misma, hacernos reír, y la temática, lo que refleja la sociedad".

No es un día cualquiera - "La humoriscóloga": Asesoramiento a través de la IA

Daniel Gamper, por su parte, anticipa que "para trascender fronteras, el humor tiene que uniformizarse y simplificarse", pero vislumbra una reacción futura hacia "espacios más inteligentes y sofisticados" como respuesta a la saturación digital.

Algo de lo que ya estamos siendo testigos hoy en día es la popularización de nuevas formas de monólogo, como el crowdwork, que se caracteriza por la interacción directa e improvisada con el público. La catedrática Leonor Ruiz define este formato, señalando que "es cuando el humorista interactúa directamente con el público, sin texto preparado, y va generando humor en ese intercambio". Un formato "más natural" y que explica su gran éxito.

Aunque nace en el escenario tradicional, el crowdwork también ha encontrado en las redes sociales un escaparate para amplificar formatos de humor que buscan escapar a las limitaciones temporales y breves de los memes o los reels.

Las redes sociales han contribuido al éxito de los monólogos de humor en directo

El desafío ético emerge también como la frontera más compleja que definirá el humor del futuro, según apunta la filóloga, Esther Linares. Destaca iniciativas como HUMLIT, que exploran los límites entre el humor y el discurso de odio, advirtiendo que muchos se escudan en el "esto es humor" para difundir mensajes dañinos. Su propuesta de equilibrio —crear con conciencia, establecer límites y permitir la creatividad— resume el reto clave: preservar la libertad expresiva dentro de un marco ético.

El futuro de la comedia digital estará en cómo logremos combinar la innovación digital con la responsabilidad social, sin perder su esencia de reflejar y cuestionar la sociedad.