Ángela Molina es el alma del cine español que ilumina el Festival Internacional de Cine Buñuel-Calanda
- Un homenaje que cierra el círculo con Buñuel
- La actriz Ángela Molina en "No es un día cualquiera"
Con más de medio siglo de carrera a sus espaldas, Ángela Molina es una de las figuras esenciales del cine español y europeo. Desde que debutó en los años setenta, ha trabajado con directores como Almodóvar, Bigas Luna, los Taviani, Ridley Scott o el propio Buñuel: "Yo hago solo lo que amo hacer", dice con serenidad en No es un día cualquiera. Siempre ha seguido su intuición, sin encasillarse, fiel a una forma de interpretar que parte de la emoción y la verdad.
Hija del cantante Antonio Molina, madre de cinco hijos y con una trayectoria internacional que abarca más de cien títulos, su presencia en el cine ha sido constante. Ha interpretado todo tipo de personajes, en varios idiomas y países, pero siempre desde un compromiso profundo con su oficio: "El cine es un arte donde conviven todas las artes, es muy sencillo y completo", afirma. Este año, el Festival Internacional de Cine Buñuel, en Calanda, ha querido reconocer ese recorrido, coincidiendo con el 125 aniversario del nacimiento del cineasta aragonés.
Con Buñuel empezó todo
La relación entre Ángela Molina y Luis Buñuel es uno de los grandes hitos de su carrera. Fue la protagonista femenina de Ese oscuro objeto del deseo (1977), la última película que dirigió el autor de Viridiana. Ella tenía apenas 22 años cuando se puso a las órdenes del director, compartiendo el papel de Conchita con Carole Bouquet en una decisión que marcaría para siempre la historia del cine. La película la consagró internacionalmente y fue su puerta de entrada al cine europeo: "No era solo un ser genial, sino un ser humano de una dulzura y una entrega infinita a quien tenía al lado", comenta sobre el cineasta. Además, rememora su primer encuentro con Buñuel: “Yo era bastante inocente y no sabía que Buñuel era un genio. Lo descubrí después, en su trato y en su cine... Considero un milagro el haberle conocido", afirma.
Fotograma de la película "Ese oscuro objeto del deseo" (1977)
Durante la jornada inaugural del festival, Molina recibirá un homenaje en el Castillo de Calanda, su imagen protagoniza el cartel oficial de esta edición, un gesto que resume a la perfección el vínculo emocional y artístico que la une a Buñuel. Además, participa en un encuentro con el público en la presentación del libro Buñuel y los sueños del deseo, en el Palacio Ardid de Alcañiz.
Ángela Molia como protagonista del cartel del Festival Internacional de Cine de Buñuel-Calanda Festival Internacional de Cine de Buñuel-Calanda
Un presente lleno de fuerza
A sus casi 70 años, Molina continúa trabajando sin tregua. En el último año ha sido reconocida por su papel protagonista en Polvo serán, una película sobre la eutanasia que le valió el premio a la mejor actriz en Roma y una mención especial en la Seminci: "Es una reflexión que provoca una decisión crucial dentro de una familia", explica sobre la película. También ha intervenido en la producción internacional The Return, con Ralph Fiennes y Juliette Binoche, y ha formado parte de la serie diaria Regreso a las Sabinas, junto a su hija Olivia Molina: "Siempre que la vida nos da esa oportunidad, la verdad que lo disfrutamos", comenta.
Ángela Molina en la alfombra azul de la Seminci 2024 Europa Press
Su capacidad para compaginar maternidad, vida personal y carrera artística ha sido constante, y su visión de la madurez le ha otorgado una autenticidad que el público percibe y valora: "La libertad tiene sus sacrificios también, pero sí que soy libre", sentencia.
Una presencia que trasciende el tiempo
El homenaje a Ángela Molina en el Festival de Buñuel no es solo un reconocimiento a su trayectoria, sino una celebración de su forma de estar en el cine, con entrega, autenticidad y una sensibilidad que atraviesa generaciones. Su historia es también la de un arte que evoluciona sin perder su raíz, la de una actriz que ha sabido crecer con cada personaje y permanecer fiel a sí misma. En un año tan simbólico para la memoria de Buñuel, Molina representa lo más vivo de su legado, la libertad, la belleza inquietante y la emoción verdadera que solo el cine, en manos de artistas como ella, puede seguir ofreciendo: "El cine me salvó. Me curó. Me ayudó a salir del duelo por la muerte de mi padre" confiesa con emoción.
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