Cómo resistieron las cárceles el apagón: Las medidas de ahorro que tomaron
- Tras unos momentos de tensión, los generadores comenzaron a funcionar
- Mantuvieron a la población reclusa en las celdas para dejar libres los accesos para posibles urgencias
El apagón del pasado lunes 28 de abril, nos dejaba escenas insólitas. Parecía que tras la pandemia, "lo habíamos visto todo", nada más lejos de la realidad. Cuando el reloj marcaba el medio día, nuestras vidas se quedaron paralizadas, o “apagadas” más bien. Hospitales, centros de salud, colegios, carreteras, fueron numerosos los puntos hacia los que viraron nuestras miradas e interés.
Pero, una vez superadas las 48 horas posteriores al fundido a negro, llegan otras incógnitas: ¿qué paso en lugares como en las cárceles?, ¿los presos vieron alterada su actividad?, o ¿había posibilidad de fugas? Unas cuestiones que parecen ser de una película de ciencia ficción más que de la realidad vivida.
Las cárceles resisten el apagón
En los centros penitenciarios se producen apagones con "cierta frecuencia", así que tienen unos protocolos de actuación. Es el caso del Centro Penitenciario de A Lama (Pontevedra), uno de los generadores no funcionaba, y por ello tuvieron que cortar el agua caliente para ahorrar energía. Se produjo una presión adicional en las tuberías por el aumento de agua, son bastante antiguas, así que tuvieron que cortar también el suministro de agua fría por riesgo de colapso de las tuberías.
"Afortunadamente en todos los centros funcionaron los generadores eléctricos. Hay que entender que la mayoría de los sistemas son eléctricos", explica en el programa 'Mañaneros', Joaquín Leyva, funcionario de prisiones.
Medidas excepcionales
Dada la situación de excepción se tomaron medidas, en algunas prisiones se restringieron las actividades, en otras se mantuvo a la población reclusa en las celdas para dejar libres los accesos para posibles urgencias. "En función de las características de cada centro se fueron tomando medidas según sus necesidades. También, se miró que se mantuvieran los servicios de seguridad básicos en funcionamiento. Y otro de los principales objetivos fue el de mantener la calma dentro del centro para que no se modificasen las rutinas".
Lo primero que se establece es la localización de todos los reclusos, después verificar que los generadores están funcionando y, por otro lado, analizar esas actividades que se pueden restringir para ese ahorro energético. Además, las comidas se sirvieron con “normalidad”: "Las actividades de la tarde se restringieron. Además, no bajaron al patio por la tarde, así que estuvieron encerrados en las celdas, para garantizar la seguridad", concluye Leyva.