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Norman Foster sobre Chillida: "Recuerdo sus obras, su personalidad fuera de lo común"

Noticia Atención Obras 

  • Con motivo de la celebración del centenario del nacimiento del escultor Eduardo Chillida, el arquitecto Norman Foster habla de del artista vasco con el que mantuvo una relación de amistad
  • El urbanista británico ha ganado, entre otros galardones, el Príncipe de Asturias de las Artes y el Pritzker de arquitectura

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Atención Obras - Entrevista Norman Foster

Este año se celebra el centenario del nacimiento del escultor Eduardo Chillida y, para conmemorarlo, ‘Atención Obras’ ha hecho un programa especial en el que Cayetana Guillén Cuervo entrevista al arquitecto Norman Foster en el Museo Chillida Leku, en Hernani (Guipúzcoa). El reconocido urbanista británico y el artista vasco se conocieron en 1995. “Como otros muchos arquitectos, también le admiraba. Creo que enseguida nos caímos bien. Recuerdo sus obras, su personalidad fuera de lo común, especial. Para mí la personalidad es inseparable de las obras”, comenta Foster.

Norman Foster y Cayetana Guillén Cuervo en 'Atención Obras'

Norman Foster y Cayetana Guillén Cuervo en la entrevista en 'Atención Obras'

Arquitectura de Foster vs. Escultura de Chillida

La arquitectura de Norman Foster y la escultura de Eduardo Chillida encajan muy bien. Solo hay que ver la cómo el Elogio del Hierro del centro de Bilbao interacciona con la estructura de cristal de la entrada del metro que diseñó el británico. Según apunta, esto se debe a que compartían valores que daban pie a “un diálogo entre el artista, la arquitectura y el espacio”. “La arquitectura trata del espacio, la luz, los materiales, la materialidad. Y cuando existe un diálogo entre el trabajo de un escultor o un pintor que resuena en la arquitectura como en las obras de Chillida, que son sobre el espacio, la masa define al vacío y el vacío pasa a formar parte integral de la escultura. Así que se trata sobre todo del espacio. Y también en el trabajo de Chillida, la materialidad.”, añade.

Sus obras

Hay momentos absolutamente terroríficos en el proceso creativo

El ganador del Premio Pritzker en 1999 y del Príncipe de Asturias de las Artes en 2009 ha diseñado más de 300 obras por el mundo. Entre ellas destacan la cúpula del Reichstag en Berlín o el British Museum en Londres. Después de tantos éxitos, Foster confiesa que todavía sigue sintiendo vértigo cuando trabaja en algunos proyectos: “Hay momentos absolutamente terroríficos en el proceso creativo”. Por ejemplo, en ‘Atención Obras’ explica que hasta que no vio el viaducto de Millau, en Francia, no supo si había tomado la decisión correcta. También confiesa que en el diseño del círculo de los Apple Headquarters le dijo a Steve Jobs que “cada proyecto necesita una crisis y esto es una crisis”. “Fue un proceso agónico de unos seis o siete meses, pasando de una opción a otra”, señala el arquitecto. 

El visaducto de Millau es el puente más alto del mundo, unos 343 metros en su punto más alto, y mide 2,5 kilómetros. REUTERS/Jean-Philippe Arles

Aparte del Metro de Bilbao, en España ha llevado a cabo proyectos tan importantes como una de las cuatro torres de Madrid y la actual renovación del Salón de Reinos del Museo del Prado. También está trabajando en la ampliación del Museo de Bellas Artes de Bilbao. En estos dos proyectos ha tenido que fusionar lo antiguo con lo nuevo. “La historia de muchos monumentos culturales es la de su propia evolución y cada capa de la historia suma. Creo que hay una gran riqueza cuando eso ocurre. En lugar de quedarse como fue concebido y congelado en el tiempo. Para mí, las capas de historia aportan a la dimensión cultural de la experiencia”, comenta Norman Foster.

Lo más emocionante es el siguiente proyecto

Eduardo Chillida decía que su obra favorita era la que estaba haciendo en ese momento, la que tenía entre manos, porque las obras acabadas ya le habían dado todo lo que le tenían que dar. En la entrevista en ‘Atención Obras’ el británico no se decanta por ninguno de sus proyectos, pero tiene claro que el compromiso que debe tener el arquitecto va mucho más allá del diseño: “Cuando hago una visita ves cómo el edificio va evolucionando, pero hay que seguir tomando decisiones. Es un proceso continuo. No es solo diseñar un edificio y luego alguien lo construye y hay una especie de vacío entremedio. Es un constante proceso de evolución”. Para Foster, “lo más emocionante es el siguiente proyecto, el que aún tiene que llevarse a cabo.”