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La tragedia que atormentó a Picasso: el suicidio de su amigo Carles Casagemas marcó su carrera

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Fotografía de Pablo Ruiz Picasso en 1969
Fotografía de Pablo Ruiz Picasso en 1969

El suicidio parece envolver a la figura de Pablo Picasso: su última esposa se disparó en la sien, su nieto Pablito bebió una botella de lejía, la madre de su hija Maya se ahorcó. Aquellas muertes sucedieron tras el fallecimiento del pintor a los 91 años, del que se cumple ahora medio siglo. Recordado como genio del pincel y pionero del cubismo, la carrera del artista malagueño, sin embargo, quedó marcada por otra tragedia ocurrida en su juventud: su gran amigo Carles Casagemas, pintor como él, acabó con su vida el 17 de febrero de 1901. Casagemas tenía 20 años, Picasso aún 19.

Casi podría decirse que el suicidio de su amigo le traumatizó. Picasso se obsesionó con la tragedia hasta el punto de dedicarle varios cuadros: en dos se ve a Casagemas en su ataúd, en otro lloran su muerte, cuya composición recuerda a El entierro del conde de Orgaz, que firmó El Greco. No solo le impulsó a plasmar la pérdida de su amigo sobre el lienzo, sino que cambió su forma de ver la realidad. Sumido en la tristeza, los tonos azules se adueñaron de sus obras. Así empezó el período azul, que se prolongaría hasta 1904.

Un intento de asesinato que acabó en suicidio

La amistad de Pablo Picasso y Carles Casagemas se fraguó en Barcelona, donde compartieron estudio en el año 1900. Hermano de la compositora Luisa Casagemas, provenía de una familia acomodada. La pareja de amigos viajó aquel mismo año, en 1900, a París, donde el desdichado artista conocería a Germaine Gargallo. Carles Casagemas se enamoró perdidamente de la modelo, pero parece que ella acabó por rechazarle, un desengaño que habría influido en su final.

El 17 de febrero de 1901, meses después de que Picasso y él llegaran a la capital francesa para visitar la Exposición Universal, Carles Casagemas fue al Café de l'Hyppodrome junto a varios amigos. Entre ellos, sin embargo, no se encontraba el artista malagueño. Picasso y Casagemas habían visitado la ciudad natal del primero en las navidades de 1900, pero se habían enfadado: Casagemas volvió a París y Picasso se fue a Madrid. Meses después, en aquella reunión con amigos, Carles Casagemas trató de disparar a Germaine. Erró el tiro y, en su lugar, se apuntó a sí mismo.

El suicidio de su amigo dejó devastado a Picasso. Aunque había tratado de alejarle de París, no lo había logrado. Obsesionado con su muerte, empezó a pintar sus obras en tonos azulados y a reproducir el rostro sin vida de Casagemas. Aquella tragedia marcó su carrera y dio inicio a su primera etapa artística, el período azul. Recordamos al genio en el 50º aniversario de su muerte con una colección de sus mejores vídeos disponibles en RTVE Play.