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Lazos de Sangre

El día que Balduino dejó de ser rey por no querer firmar esta ley

  • Fue el primer monarca que renunció al trono de forma temporal por objeción de conciencia
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El rey Balduino y su esposa la reina Fabiola
El rey Balduino y su esposa la reina Fabiola

Fue un caso único y solo se lo podía permitir él. El rey Balduino de Bélgica contababa con el beneplácito de toda una nación. Su nivel de popularidad le permitió en en abril de 1990 aludir a una “incapacidad temporal” para evitar que su firma se plasmara en el texto de una ley que iba en contra de sus convicciones y creencias religiosas.

Así fue como el rey Balduino de Bélgica pasó a la historia de su país por convertirse en el primer soberano que renunció al trono de forma “transitoria”. Bélgica perdió a su rey durante 36 horas alegando objeción de conciencia. La razón fue la ley aprobada unos días antes en el Parlamento y el Senado que daba luz verde a la despenalización del aborto.  Un hecho que se narra en el nuevo episodio de Lazos de Sangre, dedicado a la reina Fabiola, con la que Balduino se casó en 1960.

El rey que no quiso firmar la ley del aborto

El rey, fervientemente religioso y contrario a la interrupción del embarazo declaró en aquel momento que "su conciencia no le permitía firmar la ley" y pidió al Gobierno de su país que buscara una solución constitucional a fin de evitar su firma en el texto sin crear un vacío de poder. De hecho, en el discurso navideño de 1989, Balduino recordó que “los niños merecen especial protección y cuidado, y ello incluye los derechos del no nacido".

Balduino y Fabiola, reyes de Bélgica
Balduino y Fabiola, reyes de Bélgica

Balduino y Fabiola, reyes de Bélgica

A nivel político, la decisión tomada por el monarca creó una tormenta política y una batalla jurídica también. Por un lado, los partidarios del actual compromiso que respeta la libertad de conciencia del rey, también ciudadano, y los que creen que la Corona es, sobre todo, una institución que no puede mantener especiales relaciones con el Ejecutivo. Se habló de "ficción surrealista", otros eurodiputados socialistas belgas llegaron a reclamar la abdicación del monarca por negarse a sancionar una ley votada por los representantes del pueblo.

Sin embargo, como apunta la periodista Consuelo Font en Lazos de Sangre, el enorme cariño que le tenía el pueblo y la buena salud de la imagen pública del monacar solventó todo problema. “La gente respetó tanto su coherencia que no y no corrió peligro su corona”, comenta Font.

Tal y como cuentan en el nuevo episodio de Lazos de Sangre dedicado a la reina Fabiola, el monarca remitió una carta al primer ministro cristianodemócrata, Wilfred Martens, solicitando la búsqueda de un recurso legal que le permitiera eludir la firma. Para ello, el Consejo de Ministros recurrió al artículo 82 de la carta magna que permitía "la incapacidad temporal para reinar del representante de la Corona", que deja sus poderes en manos del Gabinete.

Fabiola de Bélgica y Balduino de Bélgica con el rey Felipe VI de joven

Fabiola de Bélgica y Balduino de Bélgica con el rey Felipe VI de joven

Sólo hubo un precedente en la historia de Bélgica

Aunque por otra razón diferente y no se aplicó a través del artículo 82, en 1940, durante la II Guerra Mundial, el rey Leopoldo III, padre del entonces monarca Balduino también tuvo que renunciar de forma temporal. Fue durante su encarcelamiento, por parte de los nazis.

¿Cómo fue acogida la nueva ley del aborto?

El aborto en Bélgica fue legalizado en su totalidad, el 4 de abril de 1990. Antes de 1990, Bélgica era uno de los pocos países europeos en donde el aborto era ilegal. Aun así, los abortos eran realizados de forma extraoficial, en condiciones muchas veces peligrosas, al no contar con las medidas sanitarias necesarias. Se estima que se realiza un promedio de 20.000 al año.

Actualmente, la ley cuenta con el respaldo social de los belgas, pero sus primeros años fueron controvertidos. Especialmente por el peso que ejercía, entre la opinión pública, la opinión personal del rey y el rechazo doctrinal de la Iglesia belga. Durante los primeros meses tras su aprobación, advirtieron a los católicos belgas que cualquiera que cooperara de forma "eficiente y directa" en la realización de abortos, estaban "excluidos de la comunidad eclesiástica".