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Pediatría: Fracaso escolar por respirar por la boca

  • En la mayoría de los casos, suele deberse a un problema obstructivo, haciendo que el paso del aire por la nariz resulte difícil
  • El bajo rendimiento académico, los problemas dentales o los de oído son algunas de las consecuencias de este hábito
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Con bata blanca - Fracaso escolar por respirar por la boca - 11/03/22
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No son pocos los niños que, en vez de respirar por la nariz, lo hacen por la boca. Este hábito no es percibido como algo alarmante, pero acarrea importantes consecuencias para el crecimiento y el desarrollo del niño.

La inspiración fisiológica habitualmente es a través de la nariz para mantenernos sanos. “El aire, una vez que entra por la nariz, se calienta y humedece, protegiendo la mucosa de las vías respiratorias. Además, el moco y los vellos hacen que las partículas de suciedad, de polvo… se queden ahí adheridas, constituyendo una primera barrera frente a agentes externos, tanto químicos como bacteriológicos”, explica el Dr. Antonio Conejo Fernández, de la Asociación Española de Pediatría.

¿Por qué alguien respiraría por la boca?

Según el pediatra, “Puede haber cierto componente de hábito en determinadas circunstancias, pero la inmensa mayoría de las veces suele ser por algún problema obstructivo, haciendo que el paso de aire sea más fácil por la boca que por la nariz”.

Las causas más frecuentes en los niños son la hipertrofia (aumento del tamaño) de las amígdalas o de las adenoides (vegetaciones) y las infecciones respiratorias. Otras causas menos habituales son: rinitis alérgica, desviación del tabique nasal o hipotonía muscular, entre otras.

Consecuencias de respirar por la boca

Las principales consecuencias del hábito de respirar por la boca, cuando se mantiene en el tiempo son:

  • Fracaso escolar y mal humor: Cuando un niño no respira bien, no tiene un sueño reparador, pues no oxigena adecuadamente y entra en un ciclo de cansancio e irritabilidad. Los respiradores bucales en general están más irritables, enojados, somnolientos y fatigados, presentando menor rendimiento académico.
  • Deformación del rostro: la respiración constante por la boca altera el desarrollo facial en crecimiento de los niños en casos extremos que no han sido tratados. Estos cambios característicos se conocen como facies adenoidea: cara alargada y aplanada, nariz estrecha, la barbilla retraída, ojeras, el paladar estrecho, sonrisa gingival y los dientes torcidos. “No obstante, en este punto hay controversia entre los especialistas”, aclara el Dr. Conejo Fernández.
  • Ronquidos durante la noche: Los ronquidos constantes en la etapa infantil no se deben normalizar. A veces, se asocian episodios de apnea (el niño deja de respirar), lo que interfiere con una correcta oxigenación (una de las principales funciones de la respiración) del organismo y con el sueño.
  • Problemas dentales y esqueléticos: al tener la boca abierta constantemente, el flujo de saliva en la boca se reduce, con propensión a padecer caries, mal aliento y acumulación de bacterias, además de una sensación de boca seca. La respiración bucal está relacionada también con maloclusiones dentales como la mordida abierta, el paladar estrecho y la mandíbula retraída.
  • No es raro tampoco encontrar problemas de audición y otitis asociados a este tipo de respiración.

Para el correcto tratamiento, es conveniente consultar con el pediatra para un abordaje multidisciplinar, donde intervendrán, además de él, distintos especialistas según cada caso: otorrinolaringólogoortodoncista logopeda.