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La noche temática

Vivienne Westwood: ¿por qué fue la 'reina' punki de los ingleses?

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Vivienne Westwood ha cumplido 80 años y sigue en la cima de la moda.
Vivienne Westwood ha cumplido 80 años y sigue en la cima de la moda.

Cuando entrevistaron a Viviene Westwood . "Espero que no me hagáis preguntas del tipo '¿Y esa fue la primera vez que fuiste a América?' ni nada por el estilo. Lo suyo es que me dejéis hablar hasta que me quede a gusto. Si me cortáis todo el rato, y tengo que pensar en cada detalle, no vamos a acabar nunca. Yo os cuento lo que me digáis, pero ¡es tan aburrido volver sobre cada detalle!". Así arrancaba la diseñadora, la empresaria, la activista y la mujer que se habitan en ella.

Descubriendo a Vivienne Westwood

Los británicos tenían dos reinas: su majestad Isabel II, soberana del Imperio Británico, y su majestad Vivienne Westwood, la reina de la moda. Hablamos de una rara avis de la industria, una mujer fuerte e independiente que ha hecho de su forma de ser su forma de trabajar. Rebelde, vanguardista, ácida, revulsiva... todas sus colecciones lanzaban mensajes que quieren concienciar a la sociedad. Era una activista muy activa, que trabajaba en defensa de los animales y el medioambiente - suya es la frase "Compra menos, elige bien y hazlo durar"-, y también una férrea defensora de la igualdad de género.

Ha sido pionera en casi todo y , con cinco décadas de profesión a sus espaldas, seguía en la cima de la moda, reinando con elegancia, inteligencia y humor. En su universo creativo no hay frivolidad ni banalidad, por eso se ha ganado un lugar privilegiado en la historia de moda. "Tengo una inteligencia espacial, con cinco años ya era capaz de diseñar zapatos, y desde los 11 años me hago mi propia ropa", revelaba en una de las pocas concesiones que hacía a su infancia. Una edad importante, porque fue cuando se empezó a modelar la mujer fuerte en la que se convirtió. "Cuando era una niña vi una imagen de la crucifixión de Jesucristo y me cambió la vida. Mis padres me habían hablado del niño Jesús, pero no de lo que le pasaba después. Y pensé: no me puedo fiar de nadie, ¡Esto no me va a volver a pasar!".

La reina del punk

Le debe su famoso apellido a su primer marido y padre de su hijo mayor. Con 21 años se casó con Derek Westwood y un año después nació Ben, pero el matrimonio duró tan solo tres años. Cuando Ben cumplió 5 años, Vivienne conoció a Malcolm McLaren, que fue manager de los Sex Pistols, que tenía un hijo de una relación anterior. Ella se quedó embarazada, y pensó en abortar, pero no lo hizo y tuvieron a Joe. Empezó en la moda casi por casualidad, cuando la pareja pasó a vender discos viejos de rock a vender ropa en un pequeño local que cambiaba de nombre con cada nueva colección: Let It Rock, Too Fast To Live, Too Young To Die, Sex. "A Malcon se le ocurrió la idea de utilizar el sexo para provocar al sistema, porque decía que Inglaterra es un país de exhibicionistas. Su lema era 'Vístete de cuero para ir a la oficina'.

Entonces no sabían que en aquella trastienda del 430 Kings Road, en Chelsea (Londres) se gestaría una firma global presente en 5 continentes y con 120 tiendas que da trabajo a 400 personas. Westwood bebía de la música y la estética punki, del sexo, del arte, de la historia (y lo sigue haciendo). Su fama como diseñadora crecía al ritmo del éxito de la tienda y en 1981 pegó el gran salto, haciendo su primer desfile en la London Fashion Week. Su colección se llamó 'Pirates' y recibió unas críticas fabulosas que alimentaron sus ganas de seguir adelante, a pesar de separarse de McLaren.

La 'apestada' de la moda

En poco tiempo se hizo un hueco en la industria, con colecciones de corte historicista y aires victorianos y 'romanticistas'. Inconformista y radical, siempre ha preferido buscar su propio camino, obviando las tendencias e incluso despreciando lo que estaba de moda. Durante años fue una creadora incomprendida y sufrió el desprecio del mundo de la moda. "Se la tenían jurada desde el principio. Nunca les gustó, y no les hacía ninguna gracia su éxito. Para ella era un bochorno ir a todas esas galas en las que siempre les daban el premio al Diseñador del Año a todos menos a ella". Pero eso cambió y se lo llevó en 1990 y en 1991, e hizo historia porque era la primera vez que alguien se lo llevaba dos años seguidos.

20 años tardaron en valorar su talento y su trabajo. Y tras los premios del sector de la moda llegaron otros reconocimientos, como la Orden del Imperio Británico, concedida "por su contribución a la moda". El día del evento en el Palacio de Buckingham pasó a la historia, pero por otros motivos: no llevaba ropa interior cuando recogió el reconocimiento de manos de la reina Isabel II. "No llego bragas. Pero no porque esté en contra de las bragas, me gusta llevarlas. Lo que ocurre es que no he encontrado ningunas que me gusten en estos momentos", dijo en una entrevista. Otro hito, en este caso personal, fue conocer a Andreas Kronthaler y casarse con él. Llevaban 28 años juntos y formaban un tándem genial. "Quiero que el público sepa que, si hay que elogiarme como diseñadora, Andreas merece compartir ese privilegio. Somos responsables a partes iguales", dice Westwood.

Sus grandes hitos

Vivienne Westwood, sin proponérselo, fue coleccionando hitos. Sobre todo en la pasarela: los corsés que colocaba encima de las camisas, los desfiles cargados de erotismo con las modelos caminando con el pecho descubierto y chupando una piruleta. La seducción es uno de los códigos de la casa y ella apuesta por la ultrafeminidad en detrimento de lo 'masculino'. "Todo era muy extravagante y a la vez muy glamuroso. Eran esos desfiles de los que la gente sale diciendo: ¡Dios mío!", dice Kate Moss, que además cuenta una divertida historia. "Una vez me dijo, '¿Sabes, Kate?, nunca me han gustado las chicas, pero tú podrías haberme gustado'. Y me dio un abrazo. ¡Podría haber sido su única amante lesbiana! ¡Toma ya!". Otro de los momentos icónicos es el tropezón de Naomi Campbell en la pasarela, cuando iba calzada con unos altísimos zapatos de tacón. "Forma parte de mi biografía. Es gracioso porque me quedé esos zapatos, y hay un par igual en el Museo de la Moda de Londres. A partir de ahí me salió un anuncio para una aseguradora. ¡Nos han dado muchas alegrías a Vivienne y a mí!", dice la top model en el documental.

Activista contra el cambio climático

Con el paso del tiempo fue reforzando su faceta activista y endureció su batalla contra el cambio climático. Todo comenzó al leer un artículo en The Guardian sobre la posible catástrofe mundial que llegaría a finales del siglo XXI en el que se decía que solo quedarían en el mundo mil millones de personas. "Me quedé impactada, me quedé traumatizada". Sus desfiles son altavoces sociales, ya sea para derribar las barreras de género o para protestar contras las instituciones. "El único antídoto a esta sociedad de consumo es la cultura". Pero su activismo ha ido más allá: ha viajado al Polo Norte, se ha manifestado en la calle en muchas ocasiones, incluso subida a un tanque. "El enemigo es el corrupto sistema financiero para pasar a una economía verde".

Con 80 años era todo un referente para varias generaciones, y seguía desplazándose por Londres en bicicleta. "¿Retirarme? Cuando la gente se jubila hace lo que más le gusta, y yo ya estoy haciendo lo que quiero", dice. Y es verdad, porque la diseñadora es uno de esos casos inusuales de la moda, ya que manejaba su propia firma. Su agente, Carlo, lo dejaba claro: "No hay nadie por encima de ella. A Vivienne Westwood nadie le dice lo que tiene que hacer!"