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Con la recuperación de La Albufera, ganamos todos

 Con Adela Úcar  Reduce tu huella 
  • Adela nos muestra como se cultiva el arroz en La Albufera, en un ecosistema que lleva años enrecuperación
  • Reduce tu huella, sábados en La2 a las 18:30h | Disponible en RTVE Play y en la web de Ciencia y futuro

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Asdí empieza Reduce tu huella en La albufera de Valencia

Navegando entre canales flanqueados por exuberante vegetación a bordo de un albuferenc mientras observamos garzas reales e imperiales sobrevolando nuestras cabezas y pollas de agua criando a sus polluelos entre los juncos, cuesta imaginar que este exuberante ecosistema estuvo en crítico estado de salud y que aún a día de hoy arrastra graves secuelas.

Salvador Cases, uno de los últimos calafates de La Albufera de Valencia, comparte conmigo recuerdos de su infancia mientras realiza su trabajo reparando una de estas tradicionales embarcaciones de madera.

La Albufera de Valencia

La Albufera de Valencia

Cuando yo tenía 6 años, acompañaba a mi abuelo a pescar en uno de estos albuferencs. Allí donde veíamos burbujas brotando en la superficie del lago, sumergíamos la cabeza y bebíamos directamente el agua de manantial que emanaba clara, limpia y fresca. Hoy en día no te recomendaría ni que te dieras un baño aquí. Pero lo cierto es, que en estos últimos 20 años estamos viendo una mejora paulatina de la salud de La Albufera. Y confiamos en que así siga.”

Las palabras de Juan resumen un concepto tan importante, que Naciones Unidas le ha dedicado un decenio. 2021-2030: “Decenio de la Restauración de Ecosistemas”.

La Albufera tocó fondo en los años 80

La restauración de ecosistemas consiste en recuperar aquellos entornos que hayan sido degradados o destruidos como consecuencia de la actividad humana y proteger los que aún están intactos. Afortunadamente en La Albufera, llevan algunos años de ventaja. La recuperación de este frágil y rico ecosistema comenzó hace ya algunas décadas.

La Albufera tocó fondo en los años 80, cuando el agua del lago se convirtió en un líquido turbio, aceitoso y maloliente.  Las fauna llevaban años desapareciendo, la pesca dejó de ser rentable, algunas especies endémicas pasaron a estar en peligro de extinción. Los lodos se llenaron de metales pesados y la hipereutrofización convirtió el agua en una sopa verde que derivó en un grave desequilibrio medioambiental. Las más de 21.000 hectáreas de La Albufera pasaron de ser un sumidero de carbono, a ser emisoras de gases de efecto invernadero.

Estas fueron las catastróficas consecuencias de la mala depuración de las aguas residuales, de vertidos industriales, de los fertilizantes químicos e insecticidas usados en los arrozales, del exceso de abono de los cultivos, de la reducción del agua de renovación, que traían hasta el lago los ríos Júcar y Turia, debido a su desviación aguas arriba para la creciente población, la industria y los campos de cultivo. Y de la presión de más del millón y medio de personas que habitan en torno a La Albufera.

Cultivo del arroz

Más allá del daño al medio ambiente, la contaminación repercutió en la vida y la cultura de los albuferenses.  El número de pescadores se redujo drásticamente, profesiones relacionadas con esta actividad, como la de calafate, pasaron a la práctica extinción, el cultivo del arroz se vio amenazado y con todo ello la cultura, la gastronomía y las costumbres de una zona profundamente ligada a los recursos que durante siglos promovieron el desarrollo de una peculiar forma de vida en este singular paraje.

La Albufera está rodeada por 223 km2 de arrozales

Al enumerar esta indeseable lista es evidente por qué la restauración de ecosistemas es fundamental para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible relativos al cambio climático, la erradicación de la pobreza, seguridad alimentaria, agua limpia y conservación de biodiversidad.

No estamos hablando aquí de devolver este entorno al estado natural que tenía en el siglo VIII, antes de que los árabes introdujeran el cultivo del arroz. Los seres humanos seguimos necesitando tierras agrícolas. Se trata de lograr una explotación sostenible del área agrícola, la mejora de la gestión del agua, la recuperación de flora y fauna y la protección de las zonas que aún se encuentran en estado natural.

Arroz en La Albufera

Arroz en La Albufera

La Albufera está rodeada por 223 km2 de arrozales. La reducción del impacto que estos cultivos provocan en el entorno supone una gran diferencia a favor del ecosistema.

Durante años el control de plagas se ha realizado mediante la fumigación con organofosforados mediante avioneta. “De una pasada se cargaban la plaga, la fauna autóctona, se fumigaba el arroz y de paso a los turistas”, me cuenta Carolina Marcet, de responsable de Suterra. “Ahora eso no tiene cabida aquí. Llevamos años desarrollando la técnica de confusión sexual mediante feromonas. La reducción del impacto en el entorno ha sido drástica”.

Cultivo del arroz en La Albufera

Cultivo del arroz en La Albufera

Parque natural La Albufera

Desde que La Albufera fuera declarada Parque Natural en 1986, el uso de insecticidas se ha reducido en un 97%. Ahora se utilizan varillas de madera con una celulosa impregnada en feromonas, que evitan la cópula de “el cucat”, una polilla cuyas larvas estropean la raíz del arroz. Las feromonas sólo afectan a esta especie en concreto, sin tener ningún efecto negativo sobre otros animales y plantas. Es significativo ver a las garzas moviéndose y alimentándose entre los palitos de feromonas.”

Las aves son uno de los componentes de biodiversidad más importantes de la Albufera y están ligadas a la calidad del agua y al humedal. Con aguas limpias, abundan los peces, los crustáceos, los anfibios y un correcto balance en la población de algas y plantas y presencia de nutrientes. Por eso una parte importante del trabajo de recuperación se centra en la mejora de la calidad del agua.

En el conocido como “Tancat de la Pipa” se ha puesto en marcha un proyecto piloto promovido por Seo Birdlife que recrea una Albufera en miniatura con un tamaño de 60 hectáreas. Allí se han creado dos lagunas artificiales separadas por una zona húmeda con una plantación de enea y carrizo, ambas autóctonas. Estas plantas tienen una doble función ecológica. Por un lado dan cobijo a la fauna de la zona y por otro realizan una depuración natural del agua. “Para mejorar la calidad del agua de todo el lago de la Albufera necesitaríamos multiplicar la escala de este proyecto por 100. Aquí queremos mostrar su viabilidad. En otros lugares ya se está apostando por los filtros verdes y creemos que aquí es sólo cuestión de tiempo y voluntad”, me cuenta Mario Jiménez, responsable de Seo Birdlife.

Ave en La Albufera

Ave en La Albufera

La mejora de la calidad de las aguas sería vital para ayudar también a la recuperación de algunas especies endémicas, que en estos momentos se encuentran en peligro de extinción, como es el caso de el samaruc, que con sus entre 6 y 8 centímetros de tamaño, es considerado el pez estrella valenciano.

El Centro de Conservación de Especies Dulceacuícolas de la Comunidad de Valencia lleva 30 años trabajando para preservar la fauna y la flora de La Albufera. Como si de una incubadora se tratara, allí conservan algunas especies de autóctonas cuya supervivencia en el humedal se ha visto gravemente amenazada, hasta que las condiciones mejoren y el crecimiento de su población en libertad ofrezca más garantías.

La declaración del Decenio de la Recuperación de Ecosistemas, podría dar a La Albufera el espaldarazo que necesita para que todos los agentes implicados trabajen en una misma dirección de forma contundente. ¿Estaremos a tiempo de salvar al samaruc, veremos de nuevo jóvenes calafates, conseguiremos preservar el cultivo y la cultura del arroz, podremos beber de nuevo directamente del lago, volverá a ser la Albufera un sumidero de carbono?

Vicent Moncholí, arrocero y presidente de la Comunidad de Regantes del Tancat,  me dijo una frase que se me quedó grabada, mientras me enseñaba a carrejar o sembrar el arroz: “El legado más importante que dejo es mi hijo. Si las nuevas generaciones aman este lugar como lo amamos nosotros, será la mejor garantía de un futuro para nuestra cultura y nuestra tierra. Con la recuperación de La Albufera, ganamos todos.”