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La incompatibilidad de la vida tecnológica y los mayores: "La brecha digital nos está dejando de lado"

  • RTVE.es habla con Asunción, mujer de 80 años que lucha cada día por aprender a utilizar los dispositivos electrónicos
  • La Junta de Andalucía destina 1,6 millones de euros para reducir la brecha digital en personas mayores
Señor mayor intentando hacer gestiones en el cajero automático
Jennifer G.G.

“La vida avanza muy rápido y nosotros necesitamos más tiempo, es difícil ponernos al día”. Estas son las palabras de Asunción Moreno, una mujer de 80 años de Sevilla. Aunque ha empezado a utilizar dispositivos electrónicos siendo mayor, no deja de intentarlo. Cuenta que se sintió muy feliz cuando le regalaron el móvil, pero que no se imaginaba que tuviera tantos iconos: “utilizo el móvil para hablar con mi familia y mis amigas. Con el whatsapp solo mando audios porque no sé escribir”. Como ella, son muchas las personas que hoy en día se encuentran en esta situación y tienen que acudir a alguien para su día a día. Admite con tristeza que, aunque sus hijos y nietos le ayudan con sus gestiones, le gustaría saber hacerlas para no tener que depender de ellos. 

La tecnología avanza rápidamente y cada vez existen más aplicaciones que te permiten realizar trámites desde casa. Más del 27% de los españoles mayores de 65 años nunca ha utilizado internet. Esta brecha digital no solo afecta a la tercera edad, ya que más del 50% de los mayores de 50 años no llega a familiarizarse del todo.

Algo tan sencillo como coger una cita médica o hacer la compra online es una odisea para Asunción. Asegura que hay días que se encuentra mal y que, si necesita algo del supermercado, tiene que elegir entre salir con miedo a caerse o quedarse sin comprar. 

Por otro lado, cuando quiere sacar dinero en el cajero automático, no puede hacerlo sola. “Todos los días viene una chica de la Ley de la Dependencia de la Junta que me ayuda, pero no puede hacer estos trámites”, afirma con delicadeza. 

Por otro lado, cuando necesita sacar dinero en el cajero automático, no puede hacerlo sola. “Todos los días viene una chica de la Ley de la Dependencia de la Junta que me ayuda, pero no puede hacer estos trámites”, afirma con delicadeza. El papel del cuidador en Andalucía cada vez está más valorado. Ya son más de 80.000 los trabajadores que se dedican a este sector en la administración pública, de los cuales 13.000 son hombres y 67.000 mujeres. Un servicio muy demandado en una comunidad autónoma donde el 18,27% de la población tiene más de 65 años. 

Propuestas para reducir la brecha digital 

La Junta de Andalucía destina 1,6 millones de euros para reducir la brecha digital en personas mayores. Con proyectos como ‘Click_A’, promovido por Cruz Roja, pretende que para 2030 esta región sea 100% digitalizada. Un reto bastante ambicioso y complicado teniendo en cuenta que el 18,27% de la población andaluza es mayor de 65 años, lo que corresponde a más de un millón de ciudadanos. 

Son varias las iniciativas que propone la entidad para reducir esta brecha, como impartir cursos en los diferentes distritos de las ciudades enfocados a las redes sociales o al uso de TICs para mayores. Antonio Muñoz tiene 70 años y acude dos veces en semana al centro cívico Antonio Brioso de Sevilla para aprender a desenvolverse con los dispositivos electrónicos. “El taller al que voy es de informática y aprendo cosas muy interesantes, me encanta la tecnología y estas clases me están ayudando a avanzar mucho”, confiesa con una sonrisa. 

Rosario Padilla es una de las alumnas del curso de redes sociales y aplicaciones móviles que imparte el centro cívico Entreparques. Enviudó hace unos meses y decidió apuntarse a varias actividades para no sentirse sola: “afortunadamente asisto a este taller tres días a la semana, lo que supone que mantenga mi cabeza entretenida y no deje que me consuma la soledad” afirma con tristeza. Este tipo de iniciativas les ayuda a sentirse acompañados y útiles, ya que, en el caso de Rosario, era su marido quien se encargaba de todas las gestiones. “Desde que vengo a este taller no necesito pedirle ayuda a mi hijo para hacer trámites y puedo valerme por mí misma”, cuenta orgullosa. 

Un profesor del taller enseña a varias personas mayores a utilizar un smartphone

Personas mayores participando en un taller de nuevas tecnologías

La importancia de ser incluidos 

La profesión de Carmen Lambea es fundamental en este ámbito. Trabaja como terapeuta ocupacional en un centro de mayores donde les ayuda a desarrollar su independencia y capacidades para poder llevar una vida cotidiana. Conseguir su bienestar físico, mental y emocional es uno de los objetivos principales de Lambea. “Llevo trabajando tres años aquí y me siento muy feliz de ayudar a los mayores diariamente“, afirma con una sonrisa.

Algunas de las actividades que realizan en el centro se llevan a cabo a través de tablets, mesas interactivas y pantallas digitales. Se centran, sobre todo, en ejercicios cognitivos para que se familiaricen con la tecnología y mejoren la fuerza física y muscular. 

“Les gustan mucho los ejercicios de pulsadores, todo lo que sea visual y de estimulación. Uno de sus preferidos es un simulador que lleva la cuenta de la compra que hacen en el supermercado”. 

“Necesitamos que algunas cosas no cambien”

Existen algunas adaptaciones digitales, como la función del móvil de llamar a un contacto pulsando solo un botón o disponer de un número de teléfono destinado a guiar a los mayores en cuanto a transferencias, sacar dinero, etc. Sin embargo, Asunción piensa que no llegarán a adaptarse a algunos cambios: “hay cosas que no vamos a aprender, ojalá pudiéramos, pero la edad no perdona. Necesitamos que los servicios sean más productivos y que haya horas específicas para atendernos, ya que no todo el mundo tiene paciencia para escucharnos”, admite tajante.

Asegura que necesitan que todo sea más sencillo para llevar una vida más tranquila. Manifiesta que le da mucha pena ver que no pueden avanzar y que cada vez es más difícil hacer gestiones: “tengo 80 años y a veces se me olvida lo que voy a hacer en cinco minutos, como para acordarme de gestionar citas”. Aunque no pasa la oportunidad de solicitar algunas mejoras para su adaptación: “instalar una guía por voz en las aplicaciones de salud o mantener una carta en papel junto a la digital en los bares nos permitiría seguir sintiéndonos integrados”. 

Acabar con la brecha digital en la tercera edad es una tarea difícil, pero con programas adaptados a ellos según sus necesidades es posible. Mejorar su calidad de vida y disfrutar con ellos es fundamental para enriquecernos como sociedad.

RTVE

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