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CORONAVIRUS

Michelle Bachelet: "Esta crisis ha dejado al desnudo todas las desigualdades de nuestras sociedades"

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Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso - Bachelet pide a los gobiernos que se sitúen al lado de los más vulnerables y alerta del riesgo de que la crisis "restrinja la democracia"

La Alta Comisionada de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, ha atendido este martes a la llamada de 'Las Mañanas de RNE'. La que fuera presidenta de Chile en dos ocasiones ha asegurado que los estados tienen ahora que ponerse del lado de los más vulnerables y reclama mayor solidaridad internacional para poder salir de la crisis creada por el coronavirus.

Pregunta.-¿Cree que de esta crisis sanitaria internacional va a salir una sociedad con menos libertades, donde los derechos humanos estén en riesgo en muchas partes del planeta? ¿Puede salir un planeta más injusto de esta crisis?

La salud era vista como un coste y no como una inversión

R.- Esta es una crisis de salud, sin duda. Pero también es una crisis de derechos humanos, humanitaria, que nos plantea algo que ya sabíamos de antes y que ha dejado al desnudo todas las desigualdades que existen en nuestras sociedades. También un concepto que en su día discutimos mucho: que, para algunas instituciones, particularmente financieras, la salud era vista como un coste y no como una inversión.

Sin embargo, se ha visto en los últimos años que invertir en las personas es lo mejor que puede hacer un país si quiere que la economía vaya bien. Se ha visto que, de la riqueza de los países desarrollados, el 80% tiene que ver con el capital humano y sus capacidades, su educación, mientras que en los países en desarrollo esto solo es del 40% porque su población es mucho más precaria.

P.- ¿Pueden quedar ahora en papel mojado los esfuerzos de los gobiernos para cumplir los objetivos de desarrollo sostenible y aliviar la situación de los que menos tienen?

No solo es recuperación de la salud, pero hay que mirar el tremendo impacto socioeconómico que está teniendo y que va a tener en el futuro

R.- Hemos visto que hay recursos que antes estaban destinados a situaciones de distinto tipo y que ahora hay que llevar a la salud, a testear, a sacar a los enfermos, a reforzar los sistemas de salud para responder a una pandemia de esta dimensión. Pero en Naciones Unidas hemos discutido que hay que afrontar esto en dos fases. Primero, la respuesta de los países, activa, dinámica y con acciones.

En Europa cada país ha hecho cosas distintas pero con criterios parecidos, pero ahora viene la etapa de la recuperación. Y hay que mantener la mirada en los derechos humanos. [Lo importante] no solo es la recuperación de la salud, sino también el tremendo impacto socioeconómico que está teniendo y que va a tener en el futuro. Queremos unir la agenda 2030 y los objetivos del milenio, que los estados sigan invirtiendo porque justamente las desigualdades es lo que busca resolver la agenda 2030, y es necesario que estas dos cosas vayan de la mano.

P.- La respuesta de los gobiernos a la pandemia ha sido confinar a sus poblaciones en casa... ¿Le preocupa que esto degenere en menos libertades en muchos países y menos democracia en el seno de la Unión Europea? En Hungría el Parlamento ha dado poderes muy amplios a su presidente...

¿Qué es lo que va primero? Lo primero era salvar vidas y como no tenemos vacuna, la única posibilidad era el confinamiento

R.- Es un riesgo. Sin embargo, esto es como la discusión entre la salud y la economía. ¿Qué es lo que va primero? Lo primero era salvar vidas y, como no tenemos vacuna, la única posibilidad era el confinamiento. En algunas partes han sido cuarentenas locales o nacionales, pero es lo que ha funcionado, y buscaba además evitar que los sistemas de salud que no estaban preparados se vieran sobrepasados con más muertes. El riesgo es que haya gobiernos con formas autoritarias, porque las leyes internacionales de los derechos humanos aceptan las restricciones de ciertas libertades, de movimiento o de asamblea, pero lo hacen con criterios claros, con una necesidad importante que lo justifique y siempre que las medidas sean proporcionales a la necesidad y el problema, y que sean de tiempo limitado. Que no se use como una excusa para restringir el espacio civil o la democracia.

En Hungría, por ejemplo, se fijaron por decreto una serie de medidas que no está claro hasta cuándo no van a ser. Estos sistemas de emergencia deben ser fiscalizados por los parlamentos y las instituciones democráticas. Y, por ejemplo, en todas las regiones del mundo se han visto ataques a periodistas, detenciones a periodistas que están cubriendo la COVID-19. Han sido objeto en algunos lugares de leyes denunciando supuestas noticias falsas y ha habido intentos de acallar la voz de los periodistas. Eso es un error, porque el derecho a la expresión no tiene por qué limitarse en un estado de emergencia. Tampoco las detenciones arbitrarias están justificadas. Es decir, hay algunas libertades que no se pueden restringir porque haya una causa mayor, incluso hemos visto como usan leyes antiterroristas para disminuir el espacio de la sociedad civil para la participación. También hemos visto mujeres periodistas que han sufrido ataques físicos verbales.

P.- Sí que se ha reducido por completo la capacidad de protesta: en su país, en Chile, y en otros de América Latina donde se expresaba el malestar los gobiernos obtienen oxígeno porque el malestar ya no se expresa en la calle. ¿Cree usted que volverá la situación pre-pandemia o de alguna manera esas protestas van a seguir siendo silenciadas?

R.- A propósito del movimiento social en Chile se decidió convocar un plebiscito para el 26 de abril para tener una nueva constitución y la ciudadanía tiene derecho a ejercer su derecho a decidir sobre una reforma constitucional. Pero es difícil mantener medidas de salud pública y a la vez ejercicios de consulta ciudadana. En este caso, la decisión de postergar en Chile el referéndum hasta octubre fue producto de un amplio acuerdo. Todas las fuerzas políticas decidieron que era una pandemia suficientemente grave para ponerse de acuerdo y apoyar los esfuerzos de gobierno y las medidas que deberían tomarse. Allí, la pandemia empezó en octubre y su evolución no la conocemos porque ahora empieza la temporada de gripe y no sabemos muy bien cómo va a interactuar este virus.

El año pasado en 80 países del mundo hubo protestas en las calles y antes yo ya decía esto antes de la pandemia, la gente en todos lados estaba diciendo de alguna manera que no está satisfecha con una democracia que no genera el bienestar que debiera. Y también hay una crisis del sistema económico que no solo no está resolviendo ni generando ese bienestar, sino más bien lo contrario. Aumenta el 'gap' entre los países ricos y pobres, donde ha aumentado el hambre en los últimos tres años como no había pasado en décadas.

Hay un malestar muy profundo, muy estructural, con los sistemas políticos y económicos. Me parece a mí que la pandemia ha demostrado esto con creces. Tenemos que volver a un mejor mundo,  entre otras cosas. Además de ver si los sistemas políticos tienen la altura que se merecen, también necesitamos un sistema económico que no deje a nadie atrás. Y también hay que mirar al medio ambiente, porque el MERS, el SARS, el ébola o la COVID son todas zoonosis y tenemos que reconstruir el mundo de una manera mucho más inclusiva, respetando los derechos humanos y con una mirada más verde, porque el cambio climático es una realidad que genera elementos que harán que este planeta no sobreviva muchos años más. No podemos seguir viviendo como hasta ahora.

P.- España ha publicado el dato de desempleo

Sin duda el impacto socioeconómico es muy importante y los analistas advierten que puede ser tan dura como la de 2008

R.- Sin duda el impacto socioeconómico es muy importante y los analistas advierten que puede ser tan dura como la de 2008.  El FMI da una caída del 8% y una fuerte subida del paro hasta el 20,8%. Algunos dicen que incluso podría ser parecido al inicio de la guerra civil en 1936. Muchas de las áreas afectadas por el confinamiento constituyen una parte importante de la economía de España, por ejemplo debido al turismo. Y efectivamente habrá que hacer un esfuerzo importante como Unión Europea para apoyar a las personas jóvenes, a las personas sin hogar y a las más mayores que puedan no tener pensiones. Entiendo que el Gobierno de España ha tomado medidas para dar apoyo y son medidas que hay que mantener porque, aunque el virus vaya en disminución, va a seguir circulando. Y todo debe ser de manera solidaria. Como decía el secretario general de la ONU, la única manera de salir bien de esta pandemia es con una cooperación global y esto, de verdad, no se ha producido. Cada país va a buscárselas por sí mismo, y en parte es entendible, pero ha faltado solidaridad. Y vamos a necesitar más solidaridad para apoyar a la gente que lo va a pasar muy mal.

P.-Y hay países que están a día de hoy bajo fuertes sanciones internacionales que reducen sus posibilidades de respuesta. Países que están inmersos en graves crisis como Sudán, Irán o Venezuela. ¿Deberían plantearse una eliminación de las sanciones para evitar que la pandemia destruya las capas sociales más desprotegidas?

R.- Efectivamente, la verdad es que las sanciones, aunque teóricamente no deberían tocar los productos de salud, sin embargo, tal y como hemos visto en Irán y En Venezuela, han afectado a las posibilidades de tener recursos adecuados para contar con el equipamiento y el personal de salud que se requiere. Nosotros pedimos un levantamiento de las sanciones. En la Unión Europea hay una discusión distinta porque se sancionan individuos, no estados. Pero cuando se sancionan por ejemplo empresas que financian servicios como PDVSA (Petróleos de Venezuela S.A.) al final se disminuyen los pedidos y no genera todos los ingresos que pudiera generar. Porque sería muy difícil que pueda contarse con los recursos adecuados para asegurar la alimentación y la salud.