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ENTREVISTA

Larvas en mascarillas: ¿La pandemia nos hace más vulnerables a las fake news?

  • Hablamos con el científico y modelo Pablo Otero acerca del último bulo pandémico difundido por influencers como Marina Yers
  • "No hay nada peor en tiempos de crisis que difundir el pánico y el caos"
  • "Le diría a cualquier persona con cierto impacto público y que no sea experta en el tema que por favor se calle"

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Marina Yers
Marina Yers

Las fake news nos invaden, eso es un hecho. La última ha sido la creencia de que las mascarillas quirúrgicas contenían filamentos negros que algunos tachaban de microbios y larvas. La influencer Marina Yers ha sido una de las defensoras y propulsoras de esta absurda teoría, aunque ella no ha sido la primera en difundir el manido bulo. Todo surge de un mensaje con miles de visualizaciones en Telegram que asegura que “las mascarillas vienen ya contaminadas” y adjunta un vídeo en alemán donde se ven unos “hilos negros que se mueven”.

La comunidad científica y varios medios, entre ellos Verifica RTVE, se han apresurado a desmentir esta desinformación: “Son elementos externos que, debido a la electricidad estática, se adhieren fácilmente al tejido usado en las mascarillas para impedir el paso de los virus”. Aún así, hay un porcentaje considerable de personas que siguen dando credibilidad a este tipo de teorías. En lugar de desaparecer, la mentira se hizo mayor y derivó en la teoría de las larvas o las bacterias. Teoría que difundieron varias personas con cientos de miles de seguidores en redes como Marina Yers.

Hemos hablado con el científico Pablo Otero, que estudia un doctorado en Medicina Molecular en el Imperial College de Londres, para saber qué opina él sobre el peso que mucha gente le esta dando a estas fake news. Otero está indignado y harto de tener que lidiar a diario con este tipo de situaciones. Le preguntamos por qué nos creemos cosas tan absurdas como que el agua deshidrata, la nieve no se derrite o ésta de las mascarillas y las larvas. ¿Esta pandemia nos está haciendo más vulnerables a la desinformación? ¿Es más fácil difundir la mentira que la verdad con base científica?

P: En estos tiempos pandémicos, ¿es más fácil difundir la mentira que la verdad?

R. Transmitir información nunca ha sido más fácil gracias a internet y los smartphones. A eso se une que la gente está cansada de la pandemia y cercana a la desesperación. Cualquier cosa que de alguna forma justifique y dé sentido a la situación encuentra cabida en el imaginario colectivo, aunque no tenga ninguna base.

P: ¿Conoces algo sobre el proceso de fabricación y certificación de las mascarillas higiénicas? ¿Las consideras seguras?

R: Desconozco cómo funcionan estos procesos, de igual forma que desconozco los cálculos necesarios para que una estructura no se caiga. No por eso dejo de vivir en mi casa. Confío en el trabajo de los profesionales.

P: ¿Con qué frecuencia desde la comunidad científica os enfrentáis a este tipo de fake news?

R: Las fake news son nuestro día a día, a veces es la única forma de que la ciencia llegue al público general. ¿Por qué? Porque la ciencia es un método y es muy meticulosa. Lo que la gente busca es el titular y el mensaje potente y ese no suele ser el caso con la ciencia. Por tanto, la única forma de conseguir el titular suele ser tergiversar la realidad de alguna forma y es lo que está pasando.

P: ¿Qué es lo más absurdo que has tenido que escuchar?

R: Jamás he escuchado algo más estúpido que decir que el agua deshidrata. Parece un chiste. No hay por donde cogerlo, ni siquiera cuenta como teoría conspiranoica. Es una contradicción tan brutal en sí misma, que de verdad soy incapaz de comprender como lo ha podido decir alguien con la cara seria y pensando que lo que está diciendo es algo totalmente en serio.

P: ¿Por qué la gente se lo cree, entonces?

R: Creo que es un tema psicológico. Hay algo de sentirse superior en pensar que tú has descubierto algo o que posees un conocimiento que nadie más tiene. Sentir que estás luchando contra el orden establecido, que nadie sabe lo que tú sabes y que al final son el resto los que son crédulos, pero tú has descubierto algo más. Creo que es una sensación que otorga confort y placer a muchas personas. Por eso, enseguida creemos eso que queremos creer. La realidad es más simple o más aburrida y no nos proporciona esa sensación de satisfacción o de que hay una razón detrás de todo esto. Muchas veces pasan cosas malas o desagradables y no hay ninguna razón para ello. Por eso creo que mucha gente se deja llevar por la fantasía.

P: ¿Estamos ya tan saturados que necesitamos creer que nos mienten?

R: Cuando alcanzamos nuestro límite o somos incapaces de comprender por qué todo esto está pasando, tratamos de buscar respuestas. Cuanto más se prolonga en el tiempo, sobre todo en una situación nueva en la que no tenemos precedentes en los que basarnos, más fácil es que caigamos en creernos este tipo de cosas. Como al final todo lo que está pasando es algo nuevo, entonces ¿por qué no? Nuestro estado de ánimo colectivo está en un punto realmente bajo. Hasta que eso se mejore, somos todavía si cabe más vulnerables a caer en nuestra propia mente queriendo creer en algo aunque no le encontremos una base directa.

P: ¿Qué te parece que personas con tanta influencia o tantos seguidores, en este caso Marina Yers, o Miguel Bosé, se dediquen a difundir este tipo de teorías?

R: Me parece una completa falta de responsabilidad civil. Me parece una absoluta barbaridad ir difundiendo mensajes si no estás seguro de que lo que estás diciendo de verdad funciona como tú lo dices. No hay nada peor en tiempos de crisis que difundir el pánico y el caos. Me parece que esas personas están cometiendo un error que ni ellas mismas comprenden. Ojalá nos callásemos todos la boca a la hora de hablar en público y soltar este tipo de afirmaciones a la ligera. Es de lo peor que nos está dando esta pandemia. No puedo más con esto. Necesito que acabe para dejar de tener que lidiar a diario con este tipo de mensajes.

P: ¿Causan un efecto importante en la gente a pesar de que la comunidad científica tire sus teorías por tierra?

R: Si yo creo que esto de alguna forma le quita peso al trabajo de la comunidad científica. Porque al final los seres humanos somos animales sociales y a la hora de juzgar las cosas somos muy subjetivos. La opinión personal que tengamos de una persona importa. Si tú le das valor a una persona, por ejemplo, un músico, lo que esa persona diga va a ser importante para ti. Al final lo que nos pasa a los científicos es que solemos estar muy separados de la imagen pública. Le preguntas a alguien sus 10 cantantes favoritos y te lo va a decir instantáneamente. Si le preguntas 10 científicos importantes en este momento, no lo va a saber. Así es cómo funciona el ser humano. Si una persona que no conoces de nada te dice que tu ídolo te está mintiendo, no te lo vas a creer. Miguel Bosé o Marina Yers no me están mintiendo porque son gente a la que yo valoro. Ese es el gran peligro: que los hechos objetivos y la realidad científica están dejando de tener valor. Eso es un problema inmenso, y en tiempos de crisis más.

P: ¿Cuál crees que es el mayor peligro de los negacionistas o "conspiracionistas" en medio de una pandemia mundial?

R: Los problemas derivados de esto son muchos. No solo está la sensación de desazón generalizado frente a las autoridades. Al final, si estás en una época de crisis, te están gestionando unas personas y decides que esas personas te están mintiendo y lo que te están diciendo son tonterías, te hace sentirte fatal y probablemente dejes de hacer caso a lo que te dicen. No solo eso, quizás empieces a hacer lo contrario de las medidas de seguridad y sanitarias que te están proponiendo. El resultado si todos decidiésemos dejar de llevar mascarillas sería otra ola gigantesca. Esto es inevitable. Por tanto, todos estos mensajes que influyen en tantas personas están generando un problema.

P: Por último, ¿qué mensaje les mandarías a estos “influencers”?

R: Lo que le diría a cualquier persona con cierto impacto público y que no sea experta en el tema es que por favor se calle. No cuesta nada. Esto no es una cuestión de libertad de expresión, ni legal, es una cuestión moral y de responsabilidad civil. Tú puedes decir lo que quieras, pero ignorar el impacto que tus palabras tienen, es negar lo evidente. Es permitir que tu ignorancia afecte de forma negativa de mucha gente. Eso es terrible. No cuesta nada callarse cuando no sabes de algo. Yo no sé de algo, no hablo. Y si tengo dudas, me informo. Pero soltar a la ligera cualquier mensaje es totalmente irresponsable. Es durísimo ver cómo el mensaje cala en la gente. Siendo una persona joven que está metida en redes, soy consciente de que hay porcentaje de gente que se lo cree. Dejemos a los profesionales hacer su trabajo. No es el momento de ponerte a decir cosas que promuevan el miedo. Si vas a decir algo en una situación así, que pueda hacer que alguien sienta miedo, antes asegúrate de que lo que dices es cierto y deja de decir tonterías.