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Garajes en alto e ingeniería verde: la construcción a prueba de danas

Garajes en alto e ingeniería verde: la construcción a prueba de danas
ELENA RUBIO

Llegamos a La Torre y nos encontramos un reguero de coches aparcados en las aceras, las mismas donde hace un año se amontonaban vehículos, barro y escombros. Esta pedanía, a un lado del río Turia, marcaba la frontera de la "zona dana" y la ciudad de Valencia y fue de las últimas en inundarse.

Aquí murieron 14 personas, ocho de ellas atrapadas en un garaje. La puerta del parking se ha sustituido por otra, de la que aún cuelgan unas cintas de emergencia. Pero para los vecinos, como para todos los de la "zona dana", no es fácil olvidar. Cada vez que llueve, reviven los mismos temores: "Si os fijáis, están todos los coches subidos a las aceras. La gente no los mete a los garajes". Aniuska, la presidenta de la asociación de vecinos, dice que tienen miedo, pero, además, que muchos dudan de que el segundo o tercer sótano de algunos garajes se haya secado o no sea insalubre. "Tampoco lo podemos comprobar, porque ahora los arquitectos te cobran el doble por venir a verlo", cuenta.

Garajes en altura

Llevan un año recogiendo quejas, incertidumbres y miedos. Han participado en plenos, han hablado con políticos, con organizaciones. De esos contactos nace su visto bueno a la norma que está a punto de entrar en vigor para construir los garajes en superficie. El Ayuntamiento de Valencia obligará a incluir los garajes elevados en los nuevos edificios de la pedanía.

Coches apilados en Valencia tras la dana del 29 de octubre de 2024

Residentes pasando por una calle anegada de barro y con una fila de coches apilados, el 30 de octubre de 2024, tras la dana en Valencia. AFP

"Se ha pensado en dos tipos de soluciones. En las parcelas donde el edificio ocupa casi todo el terreno, lo que se prevé es elevar un metro y medio el acceso al parking para evitar que entre el agua, con unas rampas accesibles. La otra solución para las parcelas que tienen más superficie es que estén totalmente en altura. Se prevé que la planta baja y la primera planta sean para terciario; encima irían las plazas de aparcamiento y arriba, las viviendas". El director de Vivienda del Ayuntamiento de Valencia explica que la iniciativa también tiene el visto bueno de los promotores: "El interés es adoptar las medidas para que no pase ninguna desgracia. Podría ser un ejemplo que se podría replicar en más sitios", dice.

De hecho, ya se ha hecho en algunos edificios nuevos y en otros que se anticiparon a una probable inundación.

El ejemplo de Ikea

Pegado a la Pista de Silla, en un polígono de Alfafar, está Ikea, el edificio que sale en todas las conversaciones sobre construcción resiliente. Es difícil no reparar en el bloque amarillo y azul cuando se circula por la zona. Es más alto, se eleva sobre varias plantas de parking en altura. También cuenta con otra rareza: escaleras de emergencia exteriores. La noche de la dana fue refugio y los días posteriores sus instalaciones acogieron a algunos de los muchos que se quedaron sin un lugar donde dormir. También fue de los primeros en reabrir y hoy se señala como ejemplo de lo que se debería hacer.

De los 266 municipios de la provincia de Valencia, 129 están en zonas inundables de riesgo naranja o rojo. Su ubicación está tipificada en los mapas oficiales, como los del Patricova. Pero, salvo IKEA, el urbanismo de los últimos años parece haberlos ignorado. Expertos como Víctor Yepes, catedrático de Ingeniería de la Construcción de la Universidad Politécnica de Valencia, tiene claro que "la dana no provocó el desastre, solo prendió la mecha de 40 años de desastres urbanísticos".

Pero las poblaciones ya están ahí y es fundamental reducir su vulnerabilidad. Lo primero, adaptarse: "Utilizar materiales resistentes, microhormigón, cerámica, etc. Que todas las instalaciones, sobre todo eléctricas, estén elevadas mínimo a 1,5 m de altura; por ejemplo, los motores de ascensores. También habría que evitar que los usos de la planta baja sean espacios habituales, como dormitorios. Y replantearse el uso generalizado de los aparcamientos subterráneos". Pero, aunque la reconstrucción sería un buen momento, la teoría no parece estar llevándose a la práctica.

La reconstrucción a pie de calle

Las calles de Paiporta, La Torre, Benetússer o Alfafar son un bullicio de pequeñas y grandes obras. Suena la maquinaria pesada acondicionando los barrancos, en los locales relucen las puertas metálicas nuevas y en las aceras tropezamos con contenedores de obra y martillazos. Aquí y allá encontramos un bajo al que han decidido añadirle un piso más como medida de emergencia. A la calle no llegan los consejos de los expertos.

Un hombre cruza frente a una vivienda en Massanassa (Valencia), un año después de la dana del 29 de octubre de 2024

Un hombre cruza frente a una vivienda en Massanassa (Valencia), el pasado 6 de octubre, casi un año después de la dana del 29 de octubre de 2024. GETTY

Patricia, artista cerámica de La Torre, reconstruyó por su cuenta el taller y se queja de que nadie le ha dado ninguna indicación en todo este año. "Aquí nadie, ni el que viene a ayudarte a reconstruir ni nada, nadie te dice nada". Dice que solo la Policía, en la dana de principios de este otoño, le recomendó poner un muro de ladrillos, pero no sirvió de mucho. "Tampoco es la solución que yo levante un muro, cuando aquí no se hace lo que se tiene que hacer", exclama.

Con el local lleno de charcos y mucha producción perdida, su indignación resuena contra las paredes. Sube el tono discutiendo con los vecinos. "Hay algo en las infraestructuras que se tiene que solucionar". Se quejan de alcantarillas atascadas y de la falta de obras públicas para reconducir el agua.

Gestionar el agua

Víctor Yepes respalda esta opinión. Si lo primero era adaptarse, lo segundo es reducir la vulnerabilidad de las poblaciones con grandes intervenciones: "No es solo protegerse contra el agua, es saber gestionar el agua". Lo primordial es salvar vidas, explica, y acabar con la falsa sensación de seguridad.

"Las obras de defensa hidráulica tienen que ir acompañadas de ingeniería verde o basada en la naturaleza: corredores verdes, drenajes permeables, reforestación en cabecera, etc.". Apela a la voluntad política para llevar a cabo las obras cuanto antes. "El problema es que estamos circulando por una autopista a 120 pero sin cinturón de seguridad. Y de repente se cruza un animal, una dana. Si no tenemos medidas de seguridad, el desastre va a ser mucho mayor".

El desvío del barranco de La Saleta

El alcalde de Aldaia, Guillermo Luján, cita a TVE en el barranco de La Saleta, que en días como hoy, soleado, parece un parque que atraviesa el pueblo. Está a nivel de la calle y sorprende ver a gente paseando al perro y que a uno de los lados estén las vías y la estación de tren. Los vecinos llevan décadas reclamando que se desvíe este barranco que les castiga con una inundación casi en cada tormenta y que fue fatídico el día 29 de octubre de 2024. Aquí murieron seis personas.

El proyecto para hacer una canalización subterránea y desviarlo hacia el Plan Sur (el desvío del río Turia) es ya casi una realidad. Está en proceso de expropiación, las obras podrían comenzar en 2026. Pero Luján insiste: "Hasta que no lo veamos hecho, no vamos a bajar la guardia" y enseña las obras que ya han comenzado por parte del Ayuntamiento. Rebajarán el nivel del barranco, para que funcione como rambla, y levantarán muros de contención. El agua siempre busca su camino, pero esperan que así, lo busque evitando colarse en el pueblo.