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'The Arctic Call' nace para proteger el hielo del Ártico y sus glaciares

  • Un grupo de mujeres de 9 países se reúnen en el archipiélago noruego de Svalbard para lanzar la iniciativa
  • Preocupadas por los efectos del cambio climático, quieren concienciar sobre el futuro del planeta
'The Artic Call'
Imagen del Ártico y el barco de 'The Artic Call' LAURA GRANT
Pilar Requena @Requenapilar
Pilar Requena @Requenapilar

La idea de poner en marcha The Arctic Call partió de la noruega Hilde Fallun, una ciudadana científica de Svalbard, el lugar del planeta que más se calienta, entre tres y cinco veces más que cualquier otro. Convencida de que luchando juntas se pueden mitigar los efectos del cambio climático, reunió a un grupo de mujeres sensibilizadas con el futuro del planeta. Lo hizo en Longyearbyen, la capital de facto del archipiélago noruego y la ciudad más al norte del mundo. La idea era realizar un minicrucero por el Ártico para poder ver en vivo y en directo los efectos del cambio climático sobre los glaciares y, a la vez, debatir y aprender de las experiencias de unas y otras sobre qué hacer. Al final, las 15 mujeres de nueve países, entre los 16 años y los 78 años, decidieron lanzar su especial llamada desde el Ártico.

'The Artic Call'

Las 15 mujeres de 9 países, entre los 16 años y los 78 años, decidieron lanzar su especial llamada desde el Ártico. P. REQUENA

Un grupo de liderazgo femenino

Hilde vive desde hace 30 años en Svalbard. En este tiempo, la temperatura media en invierno ha subido la friolera de diez grados. Es una defensora empedernida del Ártico. La idea de lanzar The Arctic Call le rondaba cada día más y más en la cabeza. "Es un colectivo de liderazgo femenino, un grupo de mujeres que representa el liderazgo femenino, pero también la inspiración, una base muy amplia de conocimientos y a todas nos preocupa el Ártico y lo que está sucediendo aquí", nos comentaba a bordo del barco con el que este grupo de mujeres llegó al paralelo 80 y pudo comprobar cómo los glaciares han perdido tamaño y grosor. Incluso pudieron presenciar, con tristeza, cómo se desprendía un trozo de glaciar.

Algo que conoce también muy bien la benjamina del grupo, Iben Nikoline Abild, de 16 años y miembro del Consejo de la Juventud de Longyearbyen. "He crecido aquí y mi hogar se está derritiendo, literalmente. Y si hay algo que nos impulsa a actuar es que lo que le está pasando a Svalbard ahora, le pasará a tu hogar más adelante", advierte. Los efectos del deshielo de Svalbard ya se han dejado notar y han tenido graves consecuencias en muchos lugares del mundo, con la subida del nivel del mar y en el clima global del planeta.

"Para mí es una iniciativa en la que tienes voz y sientes que desempeñas un papel importante para salvar el medio ambiente, en este caso el Ártico, incluyendo también voces indígenas", asegura Luna Benitez, una bioquímica española que vive en Alemania, en los Alpes, a los pies de la montaña más alta del país, la Zugspitze que también cuenta con un glaciar que ella ha podido ver cómo ha ido derritiéndose con el paso de los años.

Sientes que desempeñas un papel importante para salvar el medio ambiente

Donde los cambios se perciben más claros

El archipiélago noruego es quizás el lugar donde más visibles son los efectos del cambio climático. Svalbard está cubierto en un 60% por glaciares, hay más de 2.200. "No esperaba ver glaciares tan, tan reducidos. Y te puedes dar cuenta por las morenas alrededor y por las conversaciones con los guías. Es un lugar que te permite ver drásticamente que algo está pasando, que es innegable", dice con tristeza la colombiana Marcela Fernández, fundadora de Cumbres Blancas y de Glacier Nation y una buena conocedora de los glaciares tropicales como los que hay en su país.

"Tengo la firme convicción de que debemos hacer algo para proteger nuestro mundo para las generaciones futuras, para nuestros nietos y sus hijos", añade la escocesa Jane Nimmo, profesora jubilada y conferenciante sobre zonas polares en su comunidad. En el Ártico, estas mujeres pudieron comprobar la belleza natural en estado puro, en un viaje a la cima del mundo, cruzando el paralelo 80 para explorar los paisajes vírgenes del Ártico, su silencio helado, ahora en peligro. "Queremos ayudar a otras personas a comprender lo que está pasando y a encontrar formas de introducir cambios en su vida. Cada pequeño cambio puede marcar la diferencia", afirma Jane.

Mujeres con el ánimo de impulsar la acción

A todas les mueve el objetivo de contribuir a salvar el hielo ártico y proteger el futuro del mundo. Han podido conversar y profundizar en el problema para, juntas, encontrar acciones comunes con un mismo objetivo. "Desde el principio había una sensación de comunidad y de valores conjuntos, y de motivación ante el desafío de sacar adelante una iniciativa así", recuerda Luna. "Como pastora de Svalbard, es una oportunidad para mí formar parte de una comunidad de mujeres, pero también de buscar una comprensión y un conocimiento más profundos sobre el cambio climático y sobre lo que podemos hacer", asegura Siv Limstrand, la pastora de la iglesia de Svalbard.

"Se trata de expresar la preocupación y el temor por el clima que creo que todas sentimos y de debatir y ver cómo podemos utilizar ese temor y esa preocupación para algo positivo, para lograr un cambio positivo", añade la joven Iben. "Es escuchar un llamado de un lugar remoto en el que pocas personas tienen el privilegio o la fortuna de estar para descubrir qué podemos hacer con aquello que nos habla, que para mí es el hielo", concluye Marcela.

Las acciones más agresivas, como subirse a un petrolero en medio del océano, no forman parte de nuestro enfoque

Quieren potenciar la acción climática positiva combinando sabiduría, ciencia y experiencia vivida con inspiración, educación y compromiso. Como explica Luna, no se trata de tomar medidas activas de forma inmediata, sino que, antes de actuar, se busca liderar, educar, comunicar, involucrar e inspirar. "Las acciones más agresivas, como subirse a un petrolero en medio del océano, no forman parte de nuestro enfoque", dice.

Abierto a quienes tengan sensibilidad femenina

Después de varios días juntas, conscientes de que el silencio y el no hacer nada no solo no conducen a ningún lado, sino que pueden llevar a la destrucción del planeta, decidieron poner en marcha esta "organización de mujeres líderes, interesadas en el planeta y en que los seres humanos vivan de una manera más equilibrada con la naturaleza y con el planeta", explica la norteamericana Marti Spigelman, bioquímica y diseñadora gráfica y, a sus 78 años, la más veterana. "No se trata de excluir a los hombres, sino de intentar encontrar ese pequeño empujón extra de liderazgo femenino que creo que el mundo necesita para avanzar", añade Hilde. "Con The Arctic Call, tal vez, podamos llegar un poco más a los corazones y las mentes, a los sentimientos. Creo que las mujeres son buenas en eso", apostilla la alemana Sabine Ripp, una funcionaria jubilada deseosa de mostrar a su comunidad la gravedad de lo que está ocurriendo y movilizarla. Todas saben que es imprescindible y necesario comunicar y transmitir la importancia y consecuencias del calentamiento del planeta.

'The Artic Call'

Las mujeres de 'The Artic Call' conversan en una de las paradas. P. REQUENA

Para Marti Spigelman, "la mayor parte de la población humana está en la negación". "Eso no va a cambiar en lo que nos queda de vida. Lo que estamos haciendo es sembrar semillas de conciencia. Y, en lo que a mí respecta, estamos buscando a las personas que son ya semillas listas para germinar", afirma. Mientras, la bióloga marina y poeta costarricense Emelina Corrales hace sonar una enorme concha en medio de la inmensidad del Ártico. "Su sonido se usa para honrar a la naturaleza. Es parte de la medicina del mar y funciona como un llamado al alma, una vibración".

Ellen, Anne Helene, Clare, Laura, Maria y Pilar conforman el resto de este grupo de mujeres que saben que los grandes sueños no suelen ser posibles en solitario, pero sí unidas, en un intento de salvar el planeta, no por la fuerza, sino guiando con sabiduría. "Liderar con conocimiento y despertar el compromiso de las comunidades es igual de importante, y me atrevo a decir incluso más, que detener el barco cuando otros diez le seguirán después. Me inspiran especialmente las acciones que nacen del cuidado, la educación y el ejemplo. Al fin y al cabo, como dice el proverbio, 'hace falta una aldea para criar a un niño', y esa forma de cuidar y construir comunidad es justo el liderazgo que hoy necesitamos. El cambio real no se impone, se inspira", concluye Luna.