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Análisis

Moldavia quiere más Europa: una victoria proeuropea pese a las injerencias y la salvaje batalla por la narrativa en redes

  • Los proeuropeos de Acción y Solidaridad ganan las elecciones legislativas en la pequeña exrepública soviética
  • Moldavia representa para Ucrania una frontera estable, además de un punto esencial de entrada de importaciones
La presidenta de Moldavia, Maia Sandu
La presidenta de Moldavia, Maia Sandu AP Photo/Vadim Ghirda
ALBERTO FREILE (enviado especial a Chisináu)

En el bulevar Stefan cel Mare si Sfant de Chisináu, el Arco del Triunfo conmemora la victoria del ejército imperial ruso sobre el imperio otomano en la primera mitad del siglo XIX. Justo enfrente, una enorme bandera europea, con sus doce estrellas sobre fondo azul, cuelga de la fachada del palacio de gobierno de la república de Moldavia junto a la enseña nacional.

La rotunda victoria de los proeuropeos del partido Acción y Solidaridad no ha acallado la salvaje batalla por la narrativa en las redes sociales y en internet en esta pequeña exrepública soviética encajonada como una cuña entre el territorio de la OTAN y Ucrania.

Bruselas respira aliviada. Se suceden los mensajes de celebración: "Moldavia ha hablado alto y claro: Europa. Democracia. Libertad", escribía la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen. "Han escogido democracia, reformas y un futuro europeo ante la misma cara de la presión y la interferencia desde Rusia” añadía el presidente del Consejo Europeo, António Costa.

"Rusia ha fallado en su intento de desestabilización de Moldavia" ha dicho en un vídeo el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. Una victoria del Bloque Patriótico habría situado en el gobierno moldavo a partidos prorrusos justo en la retaguardia de Kiev, ampliando la influencia de Vladimir Putin, que ya tiene armas y 1.500 soldados sobre el terreno en la región separatista moldava de Transnistria. Moldavia representa para Ucrania una frontera estable, un punto esencial de entrada de importaciones como el combustible y un lugar de paso seguro entre diferentes zonas costeras de la región de Odesa, que ha perdido puentes y carreteras bajo los bombardeos de Moscú.

Denuncias de injerencias rusas en los comicios

El líder del PAS, siglas de Acción y Democracia, ha dedicado poco tiempo a celebrar la victoria de su partido cuando ha comparecido mientras se contaban los últimos votos del escrutinio. Igor Grosu ha denunciado "intentos de interferencia por parte de grupos criminales apoyados por la Federación Rusa, amenazas de bomba y otras provocaciones en Moldavia y en el extranjero".

El expresidente moldavo Igor Dodon (izquierda) habla durante una protesta del Bloque Electoral Patriótico

El expresidente moldavo Igor Dodon (izquierda) habla durante una protesta del Bloque Electoral Patriótico AP Photo/Vadim Ghirda

Durante la jornada de votaciones se produjeron avisos de bomba, que resultaron falsos, en seis de los trescientos centros de votación repartidos por el mundo, uno de ellos en un hotel de Alicante. Estas amenazas irían destinadas a disuadir de ir a votar a la llamada diáspora, los moldavos residentes en el extranjero. Razones habría para ello: a la conclusión del escrutinio, casi el 80% del voto exterior, que representa una quinta parte del censo, ha dado su papeleta al partido proeuropeo. Los moldavos fuera de su patria fueron también decisivos el año pasado para dar la victoria en las presidenciales a la europeísta Maia Sandu y para decantar en el último momento el referéndum de adhesión a la Unión Europea a favor del sí.

Plebiscito para acercarse a Europa o regresar a la órbita de Rusia

Ese plebiscito para acercarse a Europa o regresar a la órbita de Rusia habría contado con la ayuda de decenas de miles de votos fraudulentos a favor del no. Es lo que sostiene una investigación del semanario Ziarul de Garda, un periódico de investigación moldavo. En la sede del periódico nos recibe Natalia Zaharescu, una de las dos periodistas que se infiltraron durante meses en una red que ofrecía dinero a ciudadanos moldavos por acudir a mítines de los partidos prorrusos, formar parte de concentraciones de protesta contra el Gobierno europeísta y, llegado el momento, vender su voto.

Según Natalia, la red había captado a 140.000 personas en un país de dos millones y medio de habitantes. Natalia grabó vídeos y conversaciones telefónicas en las que se ve a varias mujeres dando instrucciones a ciudadanos sobre dónde acudir, cómo comportarse en las manifestaciones, qué decir en las protestas. En un momento dado, una de estas mujeres abre el bolso y saca un sobre para la periodista infiltrada. "Una semana antes de la segunda vuelta de las presidenciales me llamaron para que votara contra Maia Sandu" –la candidata proeuropea-, asegura Natalia.

Andrei Curararu, de la organización Watchdog, un centro de análisis con permiso del gobierno moldavo para formar parte de los observadores de las elecciones, advierte que las interferencias son cada vez "más sofisticadas y a mayor escala". Según sus datos, al menos 1.500 blogueros dedicados exclusivamente a Moldavia trabajan a sueldo del Kremlin colgando decenas de miles de post en canales de Telegram, colgando bulos y desinformación contra miembros del gobierno. "Quieren desmovilizar el voto a favor de fuerzas proeuropeas, de la OTAN, buscan a nostálgicos de la Unión Soviética, a gente cabreada por el precio de la energía después de que Rusia cerrara el grifo del gas, a jóvenes; todo el mundo recibe lo que quiere oír", sentencia.

Restringir la información en procesos electorales

Curararu señala que la Unión Europea ha presionado a las grandes tecnológicas como Meta, matriz de Facebook e Instagram, para que restrinja la desinformación en procesos electorales en los estados miembros, pero que eso no ocurre en Moldavia porque es un mercado muy pequeño en el que estas empresas no invierten en controles, dejando el campo libre a las campañas más descaradas de mentiras y desprestigio.

El gobierno del primer ministro, Dorin Recean, busca desesperadamente cerrar el grifo del dinero. Chisináu cifra en 100 millones de euros el dinero que el Kremlin destina a estas campañas a través de criptomonedas. En la semana previa a las elecciones, la policía llevó a cabo cerca de 250 registros y detuvo a 74 personas. El Bloque Patriótico del expresidente prorruso de Moldavia Igor Dodon acusó al gobierno de tratar de intimidar a todo aquel que no rindiera pleitesía a Occidente.

Gagausia, una región afín a Moscú

La visión que, a la vista del resultado electoral, parece mayoritaria en Moldavia, no es la única. En la región autónoma de Gagausia se ha impuesto la oposición afín a Moscú. "El referéndum de adhesión a Europa solo triunfó por el apoyo de los moldavos en el extranjero, no es el camino que queremos los que vivimos aquí", defiende el diputado regional George Leicu.

Pero en zonas más cercanas a la capital es evidente el ansia por seguir el camino hacia la integración europea de antiguos vecinos comunistas como la hermana Rumania o como Bulgaria.

"Quiero que mis hijos y mis nietos vivan como los europeos", decía una pensionista después de votar. En el liceo Miguel de Cervantes de la capital, un centro de secundaria con educación en rumano y español que nada tiene que ver con el Instituto Cervantes, han votado por primera vez decenas de alumnos. Ariana, una estudiante, nos resumía la opinión unánime de sus compañeros: "Quiero libertad, viajar por Europa, no quiero visados".

La presidenta Sandu ha destacado que el resultado "no es la victoria de un partido, sino la de un país". Mientras, el Kremlin acusa a Moldavia de alterar el resultado electoral. El portavoz presidencial Dimitri Peskov dice que "a cientos de miles de moldavos de la Federación Rusa se les negó la oportunidad de votar porque solo había dos centros de votación en todo el país". Fuentes del gobierno de Chisináu denuncian que Moscú ha contratado a rusos que nada tienen que ver con Moldavia para que acudan a hacer cola a los lugares de votación y escenificar que estaban colapsados y no se les daba la oportunidad de votar.

En conversación con Televisión Española, asesores de la Presidencia del gobierno moldavo han defendido que el número de compatriotas afincados en Rusia con interés en votar en Moldavia es menor que en otros lugares y que no podían garantizar la seguridad y la cadena de custodia de centros ajenos a las embajadas y los servicios consulares de Moldavia.