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Transnistria, la región separatista prorrusa que no vota en las elecciones generales de Moldavia

  • Un control militar delimita una frontera que no existe en los mapas
  • Los ciudadanos que quieran votar en los comicios deben salir de la región
Transnistria, la región separatista prorrusa que no vota en las elecciones de Moldavia
ALBERTO FREILE (Enviado especial de TVE a Tiráspol) / RTVE.es (Texto)

En medio de la creciente tensión entre la OTAN y Rusia, Moldavia celebra este domingo unas elecciones que pueden definir el rumbo del país, hasta ahora en la senda europeísta. La influencia de Moscú es notable en toda Moldavia y especialmente en Transnistria. Una región separatista prorrusa, fronteriza con Ucrania, donde ha estado un equipo de RTVE.

Al final de una carretera moldava, un control militar delimita una frontera que no existe en los mapas. Transnistria se proclamó independiente con la caída de la Unión Soviética. Hubo una guerra civil y Moldavia perdió el control de este territorio protegido por Moscú

Rodeado de carteles en ruso, uno de los pocos lugares autorizados para promover la cultura moldava es el colegio Luchian Blaga en Tiráspol.

Anastasia, una de sus profesoras, dice que "todo el mundo debería acudir a votar". Para hacerlo, tendrá que salir de esta región. Raisa, la jefa de estudios, dice que viajará a Chisináu, capital de Moldavia, y que votará a los proeuropeos.

Elecciones cruciales en Moldavia bajo la sombra de la injerencia rusa

Rencores del pasado

Muchos ciudadanos de Transnistria no tienen ningún interés en Moldavia. Vlad habla español y enseña al equipo de TVE un museo en memoria de los soldados y civiles que murieron durante el asalto de las tropas que llegaron de Chisináu. Una matanza que acabó, dice, gracias a la ayuda del Ejército ruso.

"Deben pedir perdón por este conflicto porque hay muchos muertos, muchas familias perdieron sus parientes, y luego podremos vivir juntos, puede ser", señala.

Transnistria es una zona altamente inflamable. Los separatistas de la región acusan al gobierno moldavo de acercar a la OTAN y provocar a Vladímir Putin en una región en la retaguardia de Ucrania, donde el Kremlin mantiene soldados sobre el terreno.