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'Romería', la ficción como vida de Carla Simón: "No me conformo con seguir haciendo lo que ya sé hacer"

  • La cineasta estrena el cierra de su trilogía familiar retratando el amor de sus padres fallecidos
'Romería', la ficción como vida de Carla Simón: “No me conformo con seguir haciendo lo que ya sé hacer”
Carla Simón, en la presentación de 'Romería'. EFE/Daniel González
ESTEBAN RAMÓN

Un agujero biográfico ha marcado la vida y el cine de Carla Simón. En el cortometraje Carta a mi madre para mi hijo, un rótulo rezaba que a su hijo “no le faltaran abuelos ni bisabuelos” precisamente por su trabajo de colmar de imágenes la memoria ausente. Con Romería, completa el proyecto iniciado con Verano 1993 en su apuesta más arriesgada: recrear el amor de sus padres, fallecidos ambos en su primera juventud, víctimas de las drogas y el sida.

“Al final, la película nace de la frustración de no poder entender bien mi memoria familiar y la historia de amor de mis padres. Y contándomela a mí misma, también la dejo para mis hijos”, dice la cineasta. Filmando para contarse, Simón ha logrado en tres películas su propio hueco en la historia del cine español. Tras participar en la sección oficial de Cannes, y ser elegida esta semana en la terna que aspira a representar a España en los Oscar, Romería llega a los cines este 5 de septiembre.

Romería no solo es retrato de la familia gallega paterna que no pudo conocer hasta cumplir la mayoría de edad, sino un autorretrato de su vocación como cineasta, y, quizá, el anuncio de una nueva etapa para la cineasta más allá del naturalismo.

Romería es quizá mi película sobre el cine”

En un cine tan ligado a su experiencia vital, quizá parece inevitable que Carla Simón realice en el futuro una película sobre el propio oficio de cineasta. Pero, al reflexionar sobre ello, la directora se dio cuenta que quizá Romería sea esa película.

Tráiler de 'Romería de Carla Simón

“Todos los cineastas, en algún momento, piensan o realizan alguna película sobre el cine. Me preguntaba si la haría algún día, pero puede que sea esta”, razona. “La protagonista va con una cámara y es una película sobre el deseo de filmar, de hacer cine y contar cosas. Es un personaje muy observador y está descubriendo a la familia, como me pasó a mí.

Más allá del naturalismo

Con Alcarràs, Simón alcanzó la cima de su depurada búsqueda del naturalismo. Entonces defendía que el realismo era una reacción de su generación a una etapa anterior del cine español que había sido “más actuada”.

Pero el péndulo hacia el artificio empieza a virar de nuevo y en Romería Simón se abre a la ensoñación y la fantasía. “Siempre pienso en Isaki Lacuesta como el que empezó ese naturalismo puro, ya fuera con actores profesionales o no. Recuerdo ver La leyenda del tiempo y pensar que era algo nuevo”, recuerda. “Pero puede que haya llegado el momento de cuestionarlo. Lo siento así, porque no me conformo con seguir haciendo lo que ya sé hacer. Me parece bonito explorar las mil posibilidades que tiene el cine, esa parte más mágica. Y puede que por ahí estemos abriendo nuevos caminos.

El milagro de una producción “lenta”

El joven cineasta Jaume Claret Muxart, que estos días presenta en la Mostra de Venecia su debut, Estrany Riu, confesaba que Carla Simón es su inspiración, más que por sus películas por “cómo las hace”, destacando que los rodajes son el factor capital para en la búsqueda de un cine nuevo.

Junto a su productora María Zamora, Premio Nacional de cinematografía 2024, Simón ha formado un tándem sin el que es imposible entender el éxito de su cine. “Pienso mucho en eso, en reivindicar los procesos que se adapten a lo que quieres contar, lo que no es para nada obvio en la industria. Los creadores tienen que proponer, pero los productores tienen que acompañar algo que no es nada habitual”, dice Simón.

Un ejemplo: el casting para Alcarràs se alargó durante un año, y el de Romería alcanzó los ochos meses. También se demoraron la búsqueda de localizaciones en Galicia, un aspecto que la cineasta considera crucial. “Necesito pasar mucho tiempo en el lugar que voy a retratar”.

Lo que el presente puede aprender de una generación maldita

Sobre el fondo de la película, Simón ha defendido que el rescate de la memoria de sus padres también rescata el desafió de esa generación a las convenciones de la época. En ese sentido, Romería conecta con un presente en el que observa un auge reaccionario.

“Pienso que Romería no es la única obra que reivindica esa generación. Se acaba de reeditar Futuro imperfecto, de Julia Alonso, y hay otros libros en ese sentido. ¿Por qué? Puede que tenga que ver con el momento que vivimos, en el que están volviendo los valores conservadores, y que haga falta rebelarse. Sobre todo, no olvidar de dónde venían, esa España católica y franquista”, expone.

El momento colectivo del cine español

El reconocimiento de Carla Simón la sitúa como abanderada de una generación de cine personal. La cineasta agradece la etiqueta, pero también se la sacude diluyendo su importancia en un grupo. “Cuando alguien me habla como referente me honra, pero siento que más allá de lo que pueda representar siento que estamos en un momento muy colectivo, de generación que tiene la fortuna de vivir de esto”, explica.

Dice no concebir su trabajo sin poder compartir en el proceso el casting, los guiones o los montajes previos con otros colegas. “Es esencial llamar a mis amigos como Elena López Riera (El agua), Mikel Gurrea (Suro) o Meritxell Colell. Es algo que hace sentir acompañado y reivindico mucho esa colectividad. No veo el cine como un acto de crear a oscuras, sin que nadie se entere y en secreto”.