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'Estrany riu': una poética crisis adolescente a orillas del Danubio pedalea en el Festival de Venecia

  • Jaume Claret Muxart presenta su debut en la Mostra: una misteriosa y naturalista mirada del paso a la madurez
  • Parte de los viajes juveniles en bicicleta con su familia por la Selva Negra alemana
'Estrany riu', de Jaume Claret Muxart, en el Festival de Venecia
Imagen de 'Estrany riu', de Jaume Claret Muxart. Elástica films
ESTEBAN RAMÓN

El director Jaume Claret Muxart (Barcelona, 1998) es la gran noticia del cine español en el Festival de Venecia. Primero, porque su ópera prima, Estrany riu es la presencia más destacada al proyectarse dentro de la sección Orizzonti, y, segundo, porque en una industria a la que cuesta encaramarse, ya no es habitual que los cineastas debuten con solo 27 años.

Estrany riu que cuenta con la participación de RTVE, parte de sus vivencias familiares en los veranos de su adolescencia, cuando viajaba en bicicleta e improvisando noches en tiendas de campaña, con sus padres y hermanos, por la ribera del Danubio a su paso por la Selva Negra alemana. Pero va más allá del cliché de un debut del despertar a la madurez para mostrar una mirada poética y atmosférica que supera al naturalismo y que es, por un lado, un homenaje a la particular educación familiar y también una ensoñación de lo que pudo ser.

“Recuerdo sobre todo el último viaje, en el que debía tener 16 años, y ya sabía que quería hacer cine. Cuando iba en bicicleta ya pensaba en imágenes y tenía claro que algún día tendría que contarlo”, explica en una entrevista con RTVE.es. “No es una película autobiográfica, pero sí habla de la educación sentimental de unos padres a unos hijos y de unos hijos a unos padres, al mismo tiempo que hay algo de la fuerza de la imaginación: alguien que idealiza e imagina tan fuerte que puede ser real”.

En la película, el adolescente Dídac (el debutante Jan Monter elegido tras un casting de 850 jóvenes) vive su crisis de despertar sexual, y de relación con su hermano y padres (Nausicaa Bonnín y Jordi Oriol), a través del encuentro con un enigmático adolescente que encuentran en su viaje.

Imagen de 'Estrany riu', de Jaume Claret Muxart.

Imagen de 'Estrany riu', de Jaume Claret Muxart. Elástica films

“Mis padres nos educaron desde un lugar muy humanista y artístico. Mis abuelos también eran los dos pintores. Al mismo tiempo, esos viajes en bicicleta eran económicamente muy humildes: había una filosofía para apreciar las cosas desde un ritmo diferente”, recuerda. Una filosofía que se ha filtrado también el rodaje, en 16 mm, durante seis semanas. “Cómo hacer la película es lo más importante, no dejarse llevar por automatismos de producción. Cada película tiene sus leyes y, un poco como hace Jonás Trueba, el equipo formó una comunidad de amigos”.

En busca de un nuevo Romanticismo

Claret Muxart pertenece a la primera promoción de la Elías Querejeta Zine Eskola de San Sebastián. Y, desde que tenía 19 años, comenzó a escribir Estrany riu fascinado por el misterio del Danubio. “No entiendo aún el Danubio. Tiene mucha violencia, pero es una violencia silenciosa. Los ríos en general tienen algo de imprevisible, que no puedes controlar. Y el agua es muy fotogénica”.

Jaume Claret Muxart, junto al actor Jan Monter, en el rodaje de 'Estrany riu'.

Jaume Claret Muxart, junto al actor Jan Monter, en el rodaje de 'Estrany riu'. Elástica films.

Durante los años que iba levantando el proyecto, leyó El Danubio, de Claudio Magris, y filmó un cortometraje en busca de origen del río. Pero en Estrany riu domina más una ambivalencia con la que el poeta Hölderlin, según el propio Magris, describía la orilla del río: seguían estando los dioses, ocultos, incomprendidos por los hombres en las noches del exilio y la escisión moderna, pero vivos y presentes.

“Es curioso porque Hölderlin (citado en la película a través de un poema que recita el personaje de la madre, de profesión actriz) siempre narra cómo el espacio natural afecta a las personas y cómo la personas afectan al espacio natural”, describe. “Y en la película hay algo de volver al Romanticismo, a un Romanticismo rejuvenecido: ¿cómo sería hoy en día?”.

La película para su cineasta abre tantas preguntas que ni él mismo dice conocer las intenciones de sus personajes. “Hay muchas crisis familiares en la película que puede ser una reinterpretación de Dídac, pero ni yo sé la respuesta”, afirma. En lo que sí cree es en la vigencia del tema. “La adolescencia es un género del cine. Un momento de cambio conde todo se acelera y se ralentiza: por eso es muy parecida el tiempo del cine, que es un tiempo elíptico que cambia constantemente. Por eso nadie se va cansar de hacer ni de ver películas sobre la adolescencia. Es inagotable”.