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El verano acentúa la soledad no deseada: "Es una época en la que se aísla más quien se siente solo"

  • El 12,4 % de las personas que ya se sienten solas dicen acusar más este sentimiento en el periodo estival
  • El Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada pide incluirlo como factor vulnerable en los planes de emergencia de verano
La soledad no deseada se acentúa en verano
MARÍA MENÉNDEZ

El verano y el calor es para muchos sinónimo de playa, vacaciones, desconexión y alegría, pero supone también una estación complicada para aquellos que se sienten solos, ya que puede aumentar la soledad no deseada y el riesgo de sufrir daños en quienes la padecen.

El Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada (SoledadES) advierte de este riesgo y señala que el 12,4 % de las personas que ya se sienten solas, dicen acusar más este sentimiento en el periodo estival.

"Es una época en la que se aísla más quien se siente solo", señala a RTVE.es el coordinador del Observatorio, Juan Vela, quien explica que el verano acentúa el aislamiento involuntario, sobre todo en grandes ciudades y entornos urbanos (que tienden a vaciarse en los meses de calor) y en personas con falta de recursos (lo que dificulta la participación en actividades propicias durante el descanso).

También se acentúa en las personas con déficit de amistades y apoyo familiar, y que viven solas, especialmente mayores o con discapacidad.

No salir de casa a determinadas horas es una de las recomendaciones más habituales para huir de las temperaturas extremas en plenas olas de calor, cada vez más habituales en verano. Un consejo que parece más que lógico cuando los grados aprietan, pero que puede caer como una losa en aquellos para los que el hogar puede ser un espacio hostil, de soledad y de aislamiento social.

"En muchos casos la tristeza se agudiza en el verano", afirma Vela, que pone de manifiesto como las depresiones empeoran durante esta estación del año siendo el binomio depresión-soledad más que peligroso para quienes lo padecen.

El último Barómetro de la Soledad no Deseada, con datos de 2024, pone de manifiesto que el porcentaje de personas que se sienten solas es el doble entre quienes viven sin compañía y alcanza el 62,2% si esta opción de vida no es elegida. Para estos ciudadanos, apunta Vela, el verano, cuando cierran servicios o disminuyen las actividades, supone a veces un mayor sentimiento de aislamiento.

La prevalencia de la soledad no deseada es más del doble en la población que vive en hogares que llegan con dificultad a fin de mes (30,1%) que en los que llegan con facilidad (13,3 %). Por eso, "el verano, con sus costes añadidos (ocio, viajes), puede reforzar la exclusión social", apuntan desde el Observatorio, creado por la Fundación Once.

Algo parecido sucede con la falta de relaciones sociales: las personas que tienen una menor cantidad de amistades que las deseadas presentan una mayor prevalencia de soledad (41,9% frente al 10,3%). En verano, cuando se intensifican las actividades sociales quienes no participan pueden sentirse más excluidos, subraya el coordinador del Observatorio.

Y todo esto, la desconexión y falta de redes de apoyo, incrementa el riesgo de sufrir daños durante el verano entre las personas que viven en soledad no deseada, muchas de ellas mayores.

Soledad y planes de emergencias climáticas

Ante estos datos, el Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada pide incluir el fenómeno de la soledad no deseada como factor de vulnerabilidad en los planes de prevención de emergencias climáticas en verano: "El calor no avisa… y la soledad tampoco. Es urgente actuar con visión social y humana”, sentencian.

En este sentido, reclaman que los planes de respuesta ante fenómenos climáticos extremos incluyan la soledad no deseada como un factor de riesgo real y medible; activen protocolos de identificación y seguimiento a personas vulnerables; refuercen los servicios sociales, sanitarios y comunitarios en periodo estival, y fomenten el voluntariado vecinal, la sensibilización ciudadana y las campañas puerta a puerta.

“La prevención no puede ser solo una cuestión técnica. Hay que mirar a las personas que están solas, invisibles y desprotegidas. Cuidar no es caridad, es política pública”, inciden, para hacer un llamamiento a la ciudadanía para identificar, acompañar y cuidar a las personas solas, especialmente durante episodios de calor extremo.

"Una llamada de teléfono, una visita o simplemente tocar el timbre puede ser la diferencia entre la vida y la muerte", dicen desde el Observatorio.

Atendiendo a datos del INE de 2023, en España más de 2,3 millones de personas mayores viven solas y de ellas muchas carecen de redes de apoyo y acceso a servicios adecuados en verano. Y es que la soledad no deseada- la de verano y la del resto del año- debe ser un asunto relevante en la "agenda pública" de todos los gobiernos, apunta Juan Vela.

"Hay que trabajar en varios frentes, el de la prevención y detección, el de la sensibilización y el de fomentar la vida en común", añade. Desde el Observatorio se propone con el fin de fomentar esa cohesión social distintas recomendaciones que incluyen campañas de concienciación, el fortalecimiento de infraestructura para el contacto social (parques, bibliotecas, cafés) o un mayor acceso a atención psicológica.

La soledad y su importante riesgo para la salud

Los datos muestran la gravedad de este problema que engloba lo sanitario y lo social. Una de cada seis personas en el mundo está afectada por la soledad, un problema que impacta de forma importante en la salud mental y contribuye a unas 871.000 muertes anuales.

Estos datos los ofreció el pasado mes de junio la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el marco del informe de la Comisión sobre Conexión Social que busca combatir este creciente fenómeno contemporáneo. Un estudio que puso de manifiesto que la soledad y el aislamiento afectan a personas de todas las edades, incluyendo un tercio de las personas mayores y la cuarta parte de los adolescentes.

En España, el Observatorio estima que el 20 % de las personas sufren soledad no deseada y eleva al 49,3 % el porcentaje de personas que han sentido soledad en algún momento de su vida.

La OMS lleva tiempo advirtiendo de que la soledad es un factor de mortalidad tan elevado como el consumo de tabaco y alcohol, la inactividad física, la obesidad o la contaminación atmosférica.

Tanto la OMS como el Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada apuntan a que la soledad y el aislamiento incrementan el riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes, declive cognitivo y muerte prematura, además de afectar a la salud mental, duplicando las probabilidades de sufrir depresión.

No es, además, un fenómeno puntual o pasajero, pues los datos de 2024 muestran que existe una soledad crónica o de larga duración. Así, el 67,7 % de las personas que sufren soledad llevan en esta situación desde hace más de dos años y un 59 % desde hace más de tres.