Una profesora encuentra una carta manuscrita de Luis de Góngora de 1584, la más antigua conocida
- Amelia de Paz ha encontrado el autógrafo en el Archivo de Simancas
- La misiva estaba firmada por Francisco de Góngora, tío del poeta
"Muy Illustre señor
Los días pasados respondí a una de v. md. auisándole de la merced que con ella
reçibí en saber de la salud de v. md. aunque después acá el señor don
francisco de hinestrosa me dio más raçón y más cuidado diçiéndome la poca
con que dejó a v. md. Désela dios como yo deseo".
Con estas palabras comienza la carta más antigua que se conserva de Luis de Góngora, una misiva que ha descubierto la profesora de la Universidad Complutense, Amelia de Paz en el Archivo de Simancas de Valladolid.
El documento estaba perfectamente catalogado como una petición de Francisco de Góngora, clérigo y tío materno del poeta, a la Corona para solicitar el traspaso a su sobrino Luis de su cargo como capellán mayor de la Capilla Real de Córdoba.
La novedad es que, pese a estar escrita en primera persona, la letra es del literato, escriba de su tío y beneficiario directo de la merced que se pide en la carta. Don Francisco solamente ha escrito de su puño el encabezamiento y una posdata, además de la rúbrica.
Góngora escribe la carta que le dicta su tío Francisco. Archivo General de Simancas
Para la experta en Góngora no hay duda sobre quién tomó la pluma: "La letra no es del tío de Góngora, sino que don Francisco se sirvió de su sobrino el escritor, con quien compartía techo, como secretario o amanuense".
Se trata de un "hecho curioso" que "ha vuelto invisible el autógrafo durante siglos, aunque natural, cuando se trata de una carta donde se intenta beneficiar a quien la está escribiendo y que indirectamente nos asoma a la intimidad doméstica del poeta".
La carta está fechada en 1584, por lo que, "dejando de lado alguna firma ocasional, constituye el autógrafo de cierta entidad más antiguo de Góngora descubierto hasta hoy". Hasta la fecha, ocupaba ese lugar el descargo manuscrito de Góngora durante la visita del obispo Pacheco a la Catedral de Córdoba en 1589.
Un tío insistente
Además, la carta arroja cierta luz sobre la vida del poeta. El tío de Góngora quería bien a su sobrino e intentó favorecerle en varias ocasiones. Como las cosas de palacio van despacio, la primera carta que envía al secretario real Antonio de Eraso es del 13 de septiembre de 1581, fecha en la que el destinatario está en Lisboa con Felipe II.
Francisco de Góngora afirma tener "un sobrino en Salamanca graduado y benemérito", dice que ya le ha traspasado "una prestamera de Santaella, que es de las mejores piezas que hay en este obispado" y pide a la Corona, que su sobrino Luis, que aún no ha completado sus estudios, le suceda en la Capilla Real cordobesa.
Tres años después, insiste con una misiva fechada el 21 de enero de 1584. Ha habido otras cartas sin respuesta, pero en esta ocasión se queja del estado "calamitoso" de la capilla, ruega que se vean los memoriales que ha presentado y sin mencionar su interés familiar apela a la amistad con Eraso.
La tercera carta que se conserva es del 10 de noviembre de 1584. En este caso, el secretario del rey recibe en Madrid la misiva, en la que el tío porfía y va al grano: "Me atreveré a suplicar a su Majestad se sirva de dar calidad a don Luis de Góngora, mi sobrino, haciéndole merced de esta mi capellanía mayor, a la cual él anexará un préstamo que tiene de Guadalmazán".
España. Ministerio de Cultura. Archivo General de Simancas, GYM, leg. 167, n.º 209
Racionero
La capellanía real de Córdoba es la prebenda más valiosa de don Francisco, superior a la ración (parte de los ingresos de la catedral) de la que también disfruta. La aspiración de dejarle el cargo a su sobrino choca contra el muro del silencio administrativo, pero logra traspasarle la asignación económica.
El 13 de noviembre se emite la bula pontificia por la cual la ración de Francisco de Góngora pasa a su sobrino, lo que indica que el trámite llevaba tiempo en curso.
El 8 de febrero de 1585, don Luis de Góngora es recibido solemnemente como racionero de la catedral de Córdoba. A la vuelta de un año, muere el secretario Antonio de Eraso, su tío Francisco fallece en octubre siguiente y el sueño de la capellanía se esfuma.
Amalia de Paz apunta que a Góngora casi se le escapa su firma cuando tiene que escribir su nombre, con la preposición unida al apellido y esas ges panzudas. La colaboradora de la Cátedra Luis de Góngora de la Universidad de Córdoba matiza que aún no se ha visto ni un solo autógrafo poético, pero que esos versos pueden estar perdidos en cualquier legajo.