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Gaza desde Israel: voces reclamando el fin de los bombardeos

  • Familiares de los rehenes secuestrados por Hamás exigen un alto el fuego inmediato
  • El goteo de los suicidios entre los soldados evidencia el aumento del desgaste psicológico
Gaza desde Israel: voces reclamando el fin de los bombardeos
Marc Campdelacreu / Corresponsal en Jerusalén

No es sencillo encontrar en la sociedad israelí discursos abiertamente críticos con el Ejército, una institución central en el día a día del país. Los ataques de Hamás del 7 de octubre unieron a la población bajo la bandera del ‘juntos venceremos’.

Casi dos años después del inicio de la guerra de Gaza, de los bombardeos de Israel sobre la Franja, parte de la sociedad empieza a alzar la voz.

El dolor de las familias de los rehenes

Rebeca Bohbot tiene a su marido secuestrado en la Franja. Era uno de los organizadores del festival de música Nova. Hamás ha mostrado en estos meses varios vídeos de él. Tiene la esperanza de que siga vivo, y que su liberación sea posible durante una tregua largamente anunciada, pero que sigue sin llegar.

Nos atiende en su casa, con las paredes llenas de fotos de su marido. Exige al Gobierno de Benjamin Netanyahu que acuerde una tregua inmediata. “Es la única forma de sacar a los rehenes con vida. Si la guerra continúa, mi marido no llegará andando, llegará en ataúd”, nos cuenta. Son meses durísimos para ella y para su hijo de 5 años. Ha encontrado en el resto de familiares de los rehenes, que se concentran cada sábado por la tarde en Tel Aviv, las fuerzas para no desfallecer: “No queremos más venganza, no queremos más dolor. Queremos que esto termine cuanto antes”. Siguen pendientes, casi al minuto, de las negociaciones en marcha en Catar.

Discursos críticos desde el Ejército

Todavía más difícil es que un soldado combatiendo en Gaza cuente a un medio de comunicación lo que está ocurriendo allí. La organización Breaking the Silence lleva tiempo recopilando testimonios de forma anónima. La presión social impide a muchos soldados hablar sin tapujos de las órdenes que reciben sus jefes.

Joel Carmel fue soldado. Decidió parar cuando se dio cuenta del sufrimiento que las acciones del Ejército provocaban a los palestinos. Muchos soldados, algunos jóvenes, no aguantan la presión. Hay un aumento de los suicidios, nos cuenta. Suicidios que se silencian casi siempre para no desalentar al resto.

En su informe The perimeter: Soldier’s testimonies from the Gaza Bufffer Zone, recoge parte de sus relatos. Por ejemplo, para ampliar la zona de seguridad entre Gaza a Israel, los militares recibían órdenes para destruir casi todo lo que encontraban por delante, también para disparar contra civiles que se acercaban al perímetro.

Los jefes apenas distinguen entre civiles y terroristas en Gaza. “Cuando avisan a los gazatíes para que evacúen determinadas áreas, no entienden que no lo hagan. Si se quedan en sus casas, consideran que tienen que ser terroristas. Aunque es obvio que muchos civiles no pueden ni quieren irse”. Esas zonas son bombardeadas.

Los soldados son personas muy jóvenes, que tienen que asumir una presión elevada, en una sociedad que les castigaría socialmente si criticaran abiertamente a su Ejército. El Gobierno israelí suele referirse a sus fuerzas armadas como "el Ejército más moral del mundo".

“No sé si un Ejército puede definirse con parámetros de moralidad —continúa Joel—, pero si utilizamos a palestinos como escudos humanos, si los centros de detención están en condiciones penosas y si disparamos a gente que está esperando comida, difícilmente podemos hablar de Ejército moral”.

Joel lamenta la pérdida de empatía con el sufrimiento del otro. Es judío, y los valores de la empatía forman parte de su religión, dice, pero se han difuminado tras décadas de ocupación y violencia: “La gente es capaz de criticar al gobierno, pero hablar de ocupación, incluso utilizar esa palabra, es todavía un tabú para buena de la sociedad”. La deshumanización de los palestinos ha ganado demasiado terreno.