"Hemos estudiado tu caso, y tienes toda la razón": justicia con perspectiva de infancia
- La magistrada Gloria Poyatos emite un voto particular para explicarle a un menor de diez años la sentencia
- El fallo desestima el recurso con el que la Administración no quería reconocer un 45% de discapacidad al menor
"Hemos estudiado tu caso, y tienes toda la razón". Esta es solo una frase del fallo particular en el que la magistrada Glòria Poyatos, presidenta de la Sala Social del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, se ha dirigido a un niño de diez años.
El fallo de todo el jurado, formado por cinco magistrados, informa que desestima el recurso que presentó la Consejería de Derechos Sociales, Igualdad, Diversidad y Juventud de Canarias y con el que la Administración no quería reconocer un 45% de discapacidad al menor, que tiene diagnosticado un Trastorno del Espectro Autista. Un fallo de seis líneas que Poyatos quiso que el pequeño pudiera entender y por eso emitió un voto particular en el que también le decía que sabían que le costaba "un poco más que al resto de los niños y niñas atender en la clase, estudiar y obedecer".
El voto de Poyatos incluye argumentación jurídica y también trece líneas dirigidas directamente al niño en un intento de la magistrada por impartir una justicia cercana y humana porque la judicatura gestiona, dice, "un poder que reside en el pueblo". "Hay que cambiar el paradigma judicial y hacer la justicia para las personas y no al revés", añade argumentando su decisión. Poyatos, quien forma parte de la Asociación de Mujeres Juezas, es una fiel defensora de que la justicia tiene que cambiar y que ya vamos tarde. "No podemos utilizar el lenguaje críptico o ininteligible", señala, pero sabe que la transformación no es fácil, que supone un cambio de paradigma y que hacerlo "ya no es una opción, es una obligación legal", apunta desde Canarias en una conversación telefónica con Radio Nacional de España.
Las leyes llevadas a la práctica
En nuestro país, y también a nivel internacional, hay leyes y documentos que recogen desde hace años esta perspectiva de infancia. Ya en 2015, la ley Orgánica de modificación del sistema de protección a la infancia y a la adolescencia, en su artículo 9 hace referencia a que el menor, en los procedimientos administrativos, judiciales o de mediación, "deberá recibir la información que le permita el ejercicio de este derecho en un lenguaje comprensible, en formatos accesibles y adaptados a sus circunstancias". El sustento jurídico es inmenso, hay otras leyes que apuntan en este sentido, también lo hace Naciones Unidas, por eso la profesora de Derecho Constitucional de la Universidad de Alicante Concepción Torres apunta a que la noticia hoy está en que las leyes se han llevado a la práctica.
Torres apunta a que en los últimos años se ha avanzado bastante, pero reconoce que el ámbito jurídico siempre ha tenido cierta "resistencia a los cambios y se ha partido siempre de un modelo de sujeto normativo". Y para esto, tanto Poyatos como Torres defienden que hay que formar al personal de los juzgados y dotarles también de más medios. Ni en los estudios de derecho, explican, ni en las oposiciones a la carrera judicial se abordan estas temáticas que permitirían tener un sistema más humano.
"La justicia tiene que ser accesible y amigable"
El catedrático de Derecho Internacional de la Universidad de Valencia Jorge Cardona, quien lleva años investigando en este campo, se entristece al pensar que esta sentencia sigue siendo una excepción. Este valenciano es un referente mundial en los derechos de la infancia, ha sido el primer español que ha formado parte del Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas y defiende que la justicia "tiene que ser accesible y amigable con la infancia". Pero lo que pasa con la infancia en la justicia, nos dice Cardona, sucede también con las personas mayores y con las personas con discapacidad, a pesar de que se han incorporado mediadores en los procesos para que puedan comprender lo que está ocurriendo. "Los jueces tienen que hacer el esfuerzo de explicar qué es lo que han hecho y han decidido", sentencia Cardona.
El fallo de Poyatos no es el primero de nuestro país en este sentido y en lugares como Colombia varios juzgados han emitido sentencias con este enfoque de infancia. El año pasado en Barcelona la magistrada Isabel Giménez incluyó en su sentencia una "carta" dirigida a una niña en la que se decidía sobre las visitas del padre. En esa carta Giménez se presentaba y le explicaba a la pequeña su decisión para que pudiera entenderla. "Has sido muy valiente", le decía la magistrada, quien también le pedía disculpas por todo el proceso que la menor había tenido que vivir.
"Los niños y niñas son ciudadanos hoy, no son los ciudadanos del futuro"
La apuesta por una justicia amigable, argumenta Cardona, tiene que ir más allá de los fallos o las sentencias. Palabras como "exploración", dice, intimidan a los niños y nos explica que la perspectiva de infancia debe estar en todo el proceso, desde que se presenta la denuncia. "La justicia debe impartirse en un lenguaje que comprendan todos los ciudadanos y los niños y niñas son ciudadanos hoy, no son los ciudadanos del futuro", explica mientras defiende que los pequeños tienen el mismo derecho a la justicia que tiene cualquier persona.
Cardona alerta de que no estamos ante un problema que afecte solo al sistema judicial, sino ante unos prejuicios que vemos también, dice, en la medicina por ejemplo cuando en la consulta el pediatra se dirige a los padres y no a los niños. Es lo que los expertos llaman "adultocentrismo" y este catedrático argumenta que la sociedad tiene el mismo problema con el adultocentrismo que con el machismo, que son dos estereotipos anclados en nuestra cultura y de los que vemos por ejemplo reflejos en el lenguaje. Ese "cállate niño, que están hablando los adultos", dice, es un ejemplo más de ese estereotipo y alerta de que tenemos normalizados comportamientos preocupantes como que un cachete a un niño es algo válido. "Si vas por la calle y alguien amenaza a su mujer es posible que haya gente que reaccione. Si vas por la calle y un adulto le dice a su hijo que se calle y que cuando lleguen a casa se va a enterar, lo más probable es que nadie diga nada. Tenemos anclada la violencia contra la infancia". Y aquí, argumenta, subyace el mismo estereotipo, el adultocentrismo, que es el hace que mucha gente no entienda que si la sentencia no se adapta para que la entienda ese niño, no se están respetando los derechos del pequeño.
Pero respetar los derechos de todos e impartir justicia con perspectiva de infancia o de género conlleva mucho trabajo añadido, reconoce Poyatos. ¨Esto es algo para lo que no nos han preparado", explica y añade que además otra dificultad añadida es la sobrecarga de trabajo que tienen en los tribunales. Aún así, insiste, "hay que dar el paso. Está en la ley y además se nos pide en los convenios internacionales. Este es el camino, estoy convencida", concluye.