Gustavo Torner cumple cien años y lo celebra con una exposición en la Real Academia de San Fernando
- Trece grandes lienzos pueden verse hasta el 27 de julio en su sede madrileña
- Torner es académico de Bellas Artes desde el año 1993
Gustavo Torner (Cuenca, 1925) cumple cien años este domingo. Como celebración de su larga trayectoria, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando le dedica una exposición a su pintura. Figura clave de la segunda generación abstracta de los años cincuenta del pasado siglo, su obra se adscribe a la vertiente más lírica, construida e intelectual del arte, alejada del expresionismo del grupo El Paso.
Torner juega en casa, es académico de número desde 1993 cuando leyó su discurso El arte, víctima de sus teorías y de su historia, y muestra una selección de lienzos de gran formato de su etapa de madurez. Excepto uno de los cuadros que forma parte de la colección del propio Museo de la Academia, el resto proviene de colecciones particulares que las han cedido para Torner. Centenario en la Academia [1977-2008].
La exposición, comisariada por Arturo Sagastibelza, despliega trece grandes telas, pintadas entre 1977 y 2008, con variedad formal y conceptual. Un abanico representativo de la síntesis de culturas, civilizaciones y tiempos que impregna el trabajo de Torner.
'Simulacro IX Kabuki', 1988. ©️ Gustavo Torner
Su trayectoria creativa se desarrolla a lo largo de más de ochenta años —se conservan obras de los años cuarenta— sin limitarse a disciplinas como la pintura o la escultura. Su monumental obra, Reflexiones I, de 1972, ha servido para rebautizar el rincón de Madrid en el que está instalada como "la plaza de los cubos".
El artista también ha realizado dibujos, collages, estampaciones, diseño textil, de tapices, alfombras y de mobiliario, y el conjunto de vidrieras que adorna la catedral de Cuenca.
Torner ha experimentado con el mosaico, la fotografía, el diseño gráfico; la escenografía y los figurines para obras de teatro, ópera y zarzuela; o la arquitectura y la ordenación de espacios, desde el trazado de galerías de arte, refugios forestales, mausoleos familiares, a colaborar en planes de urbanismo, policromar las fachadas de una urbanización, o encargarse del interiorismo de las tiendas de una marca española de lujo.
'A Unamuno', 1992. ©️ Gustavo Torner
La contribución de Torner fue decisiva para que Fernando Zóbel (1924-1984) instalara su colección de arte en las casas colgadas de Cuenca, en el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, inaugurado en 1966, caso único de museo privado creado, dirigido y mantenido por artistas en exclusiva. Al visitarlo, el fundador y primer director del MoMA de Nueva York, Alfred H. Barr, lo calificó como "el pequeño museo más bello del mundo".
El grupo de Cuenca
Este museo impulsó una profunda transformación sociocultural en la ciudad, que dio nombre al grupo de Cuenca, formado por los tres artistas fundadores: Fernando Zóbel, Gustavo Torner y Gerardo Rueda; un grupo (del que solo sobrevive Torner) sin manifiestos ni proclamas, pero con una afinidad estética, de reconocido influjo en la generación posterior.
En el campo de la museografía, diseñó exposiciones en la Fundación Juan March entre 1975 y 2002; además del MAAEC intervino en el Museo Tesoro Catedral de Cuenca, en diversas remodelaciones del Museu Fundación Juan March de Palma y del Museo del Prado, en el diseño del Centro José Guerrero de Granada, el del museo de la RABASF, o el Espacio Torner, dedicado a su obra.
'Simulacro XIV Brumario', 1989. ©️ Gustavo Torner
Artista autodidacta
Ingeniero de montes de formación, se interesó desde muy joven por el arte. Antes de acabar la carrera, sus profesores, conscientes de su habilidad para el dibujo, le encargaron una serie de láminas de botánica a la acuarela para publicaciones científicas; la brillantez del resultado lo animó a seguir en ese camino.
Artista autodidacta, de amplios intereses, en los años cincuenta sigue las corrientes figurativas ligeramente renovadoras, pero mediada la década su pintura salta a la abstracción. Un informalismo matérico, de ricas texturas y alejado de lo gestual, que supone la etapa más conocida de Torner, que culmina con sus composiciones binarias, un paisaje simplificado en dos zonas contrastadas.
'Cántico (A San Juan de la Cruz)',1991. ©️ Gustavo Torner
En los sesenta, evoluciona hacia una pintura más compleja, "construida" y mental, con mucha frecuencia "objetual", hasta el extremo de, en ocasiones, no tener ni una gota de pintura, construida con láminas planas de distintos materiales. En esta etapa realiza homenajes a distintas figuras de la cultura, el arte o la ciencia como Unamuno, San Juan de la Cruz, Quevedo o Stravinski.
Escultor monumental
La escultura es el principal empeño de Tornes en los setenta con más de treinta obras monumentales repartidas por la geografía española-. Al final de esa década, vuelve con energía renovada a las dos dimensiones de la pintura.
Artista reflexivo y mental, retorna a los pinceles desde una posición distinta, con una mirada más empática, romántica y subjetiva, o, al menos, se distancia de la ironía de su trabajo anterior.
'Un principio de orientación', 1978. ©️ Gustavo Torner
Sus nuevas pinturas reflejan el entusiasmo y la vitalidad de una segunda juventud, pero con el dominio y la sabiduría de un artista consumado. Son lienzos, por lo general, de gran impacto visual y poderosa presencia, por sus grandes dimensiones, sus colores exuberantes y su formato —muchas veces irregular— o por su complejidad compositiva, resuelta a través de paneles, que se ensamblan en polípticos.
La exposición Torner. Centenario en la Academia [1977-2008] puede verse hasta el 27 de julio en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.