La salida del armario de un hijo, el punto y aparte para muchas familias: "Es como empezar otra vez de cero"
- Según el informe Estado de la educación LGTBI+, la salida del armario es cada vez más temprana entre los jóvenes
- AMPGYL es una entidad que sirve como un espacio de diálogo entre padres cuyos hijos forman parte del colectivo LGTBIQ+
Cuando Inés Migueláñez supo que su hijo Suberri era homosexual solo sintió incertidumbre. "Nunca había oído la palabra gay". Esta donostiarra recuerda emocionada cada uno de los detalles de aquel día: se encontraba preparando la cena en la cocina con sus dos hijos y el mayor, Suberri, que en aquel momento tenía 18 años, le dijo nervioso que no había conseguido salir con ninguna chica pese a que lo había intentado, tal y como marca la costumbre social. Después confesó que le gustaban los hombres. Su madre cuenta que se abrazaron los tres: "Cuánto tiempo te ha costado contarlo. Ya era hora de que lo dijeras".
Inés Migueláñez sintió alegría cuando su hijo salió del armario porque esto supuso una liberación para ambos. AMPGYL
Inés sospechaba que su hijo escondía algo que le hacía sufrir. Por eso, al conocer la noticia, sintió alegría. Supuso una liberación tanto para ella como para él. Además, confiesa que le hubiera gustado que hubiera salido "mucho antes" del armario.
Desde la sociedad "tenemos marcados los estereotipos y no se nos ocurre pensar que nuestro hijo pueda no ser hetero", alerta Inés. "Cuando hay una persona LGTBIQ+ en la familia que sale del armario, es cuando realmente te das cuenta de que no era tan perfecta esa comunicación, porque si no, lo habría dicho antes".
La salida del armario de los padres
En el caso de Josemi Oreja, su hijo Aitor no se lo confesó directamente. Este donostiarra se enteró por su mujer y, al saberlo, decidió acercarse a su hijo para decirle que le iba a seguir queriendo exactamente igual. La noticia fue para este padre como "una montaña de arena que de repente se desvanece y hay que empezar otra vez de cero". "Es una circunstancia que hay que transitar", dice una vez que ha recorrido su camino hacia la aceptación.
“Fue como una montaña de arena que de repente se desvanece y hay que empezar otra vez de cero“
Del mismo modo, considera que los padres deben salir de su propio armario y decir que sus hijos pertenecen al colectivo LGTBIQ+. Por miedo al rechazo y a veces por una sobreprotección malentendida, muchas familias lo ocultan. "Conozco a amigos que tienen un hijo gay y no lo cuentan", afirma Josemi. Hay casos contrarios en los que las personas del colectivo reciben un silencio atronador como respuesta y no se habla de ellos entre sus miembros de la familia. A veces incluso se refieren a las parejas como "la amiga" o "el amigo".
Para Josemi Oreja, cuando supo que su hijo era gay fue como "una montaña de arena que de repente se desvanece y hay que empezar otra vez de cero". AMPGYL
Este padre, que confiesa haber tenido cierto miedo al principio, no tiene pudor en afirmar que está agradecido de tener un hijo gay porque ha descubierto otro mundo, "desconocido completamente para los heteros". "Descubres cosas que antes no se te habían pasado por la cabeza —plantea—. Y de alguna manera creo que por lo menos a mí me ha hecho sentir que soy más tolerante".
Estos dos cabezas de familia recurrieron a Gehitu, una asociación ubicada en San Sebastián. A través de ella, conocieron la Asociación de Familias contra la Intolerancia por Género (AMPGYL), que nació en el año 2002 como un espacio de encuentro, diálogo y acompañamiento. La agrupación tiene su sede en Barcelona, aunque opera en toda España.
Un espacio de diálogo entre padres
Cuando acudió a AMPGYL, Inés Migueláñez aprendió que su realidad no era singular: "Hay muchísima gente que está en la misma situación con la que te identificas. He aprendido mucho más escuchando a otras familias que con cualquier libro".
“Desde pequeños nos han contado una serie de cosas y romper con esto después es complicado“
"Al ser un tema desconocido, no sabes adónde acudir", afirma Josemi Oreja y añade que AMPGYL es "un sitio de confianza donde te van a ayudar". Este padre salió "con un chute impresionante" tras el primer encuentro, donde descubrió a otros que tenían las mismas inquietudes y los mismos miedos que él. "Desde pequeños nos han contado una serie de cosas y romper con esto después es complicado", reflexiona.
Luis Victoria Navas, encargado de comunicación de la asociación, explica que organizan talleres orientados "a la sensibilización y a concienciar acerca de cómo funciona la realidad" y cómo se puede aprender de lo que nadie nos ha enseñado antes. Según datos ofrecidos por la propia entidad, cada año buscan asesoramiento alrededor de 800 personas.
El informe Estado de la educación LGTBI+ elaborado por la FELGTBI+ en 2024 revela que la salida del armario es cada vez más temprana. Entre los 18 y los 24 años, un 41,4% de los encuestados afirma que se identificaron por primera vez como homosexuales durante la ESO. El estudio sostiene que la universidad es la etapa educativa más común en la que las personas del colectivo deciden salir del armario.
Si bien es cierto que hay jóvenes que se ponen en contacto con la entidad para recibir consejos sobre cómo decirles a sus padres cuál es su orientación sexual, Victoria Navas expresa que las familias son quienes más suelen contactar para aprender cómo ayudar a sus hijos. "Hay quien nos manda un correo o contacta por teléfono, y otros se acercan a algún encuentro", sobre todo son las madres quienes dan el primer paso, dice.
En el mundo "hay un abanico de colores"
El encargado de comunicación recuerda a una familia que acudió a AMPGYL cuando su hija salió del armario. Consideraba que lo que le sucedía era "una fase", algo que muchas familias achacan a la inestabilidad propia de la adolescencia. Victoria Navas aclara que la orientación sexual "no es algo que se puede superar" y celebra que años después, esta familia asista a las actividades de la entidad. "Necesitaban tiempo para procesar una realidad que no entendían", dice. "Se les ha explicado que el mundo no es blanco y negro, sino que hay un abanico de colores dentro del que se encuentra la mayor parte de la gente".
Hay quien gracias a las formaciones ha cambiado de parecer. Es el caso de José Medinas, presidente de AMPGYL. Cuando su hijo se identificó por primera vez como homosexual, él empezó a ser consciente de las conversaciones que se producían habitualmente en el gimnasio. Se dio cuenta de que cada vez que iba, escuchaba un comentario homófobo. "El hecho de tener un hijo gay ha cambiado su forma de relacionarse con el mundo y le ha descubierto muchos patrones de desigualdad que forman parte de interacciones cotidianas con las que ya no está cómodo", esclarece su compañero Victoria Navas.
"Antes a lo mejor había escuchado comentarios homófobos y se había reído, pero sin ni siquiera advertirlo", como sucede de una forma tan habitual y mecánica en gran parte de la sociedad. Las fobias son muchas veces "formas de violencia que nos vienen desde pequeños y hasta que no las revisemos y trabajemos, no las eliminaremos", subraya.
Padres unidos en el Orgullo
Inés Migueláñez insiste en que hay que seguir defendiendo los derechos LGBTIQ+ en un momento en que "están en riesgo". "Nos estamos enfrentando a un auge en los discursos de odio muy peligroso para mantener los derechos por los que hemos luchado durante tantos años", coincide Luis Victoria Navas.
Cada año, estos padres salen junto a otros miembros de AMPGYL en el Orgullo de Madrid. Josemi recuerda con cierta pena a un joven que se sumó a su grupo durante la marcha y, una vez terminó, les dijo: "Me encantaría tener unos padres como vosotros". Inés aconseja no tener miedo de hablar con sus padres a aquellos jóvenes que se enfrentan a su salida del armario: "No vais a decepcionar a nadie".
Las historias de los hijos de Inés y Josemi exponen que definirse por primera vez como homosexual puede resultar difícil, pero una vez hecho es liberador.