El primer ministro francés afirma ante una comisión parlamentaria que ignoraba los abusos en un colegio católico
- François Bayrou fue ministro de Educación en la época en la que se cometieron los abusos
- Su hija ha relatado una brutal paliza que recibió por parte de un sacerdote del internado Notre-Dame de Bétharram
El primer ministro francés, François Bayrou, ha reiterado este miércoles que ignoraba las numerosas denuncias de abusos sexuales y físicos sobre los alumnos de un internado católico del sudoeste francés. El escándalo le afecta profundamente, ya que educó a varios de sus hijos en esta renombrada escuela católica, situada cerca de Pau, ciudad de la que Bayrou fue alcalde y donde su esposa enseñaba catecismo en ese centro educativo. Bayrou también fue ministro de Educación en la época en la que sucedieron los supuestos abusos.
Ante la Asamblea Nacional, Bayrou ha rechazado las acusaciones de mentiras o indulgencia hacia la dirección del internado Notre-Dame de Bétharram, y ha reiterado bajo juramento que no tenía información privilegiada sobre violencias físicas y sexuales en el colegio.
"Todo lo que sabía, lo supe por la prensa", ha afirmado Bayrou ante la comisión de investigación de la Asamblea Nacional que estudia la inacción de las diversas autoridades durante décadas a pesar de las denuncias de alumnos del colegio. "No he mentido, no he escondido nada", ha insistido el centrista francés. "Mi única relación con Bétharram es que era el padre de alumnos" del centro, ha recalcado.
El primer ministro ha dedicado su audiencia parlamentaria a las "víctimas": "Si mi presencia como objetivo político ha permitido que surjan estos hechos, este 'Me Too' de la infancia, entonces habrá sido útil", ha señalado.
Bayrou carga contra la prensa
El jefe del Gobierno ha considerado que ha habido una "instrumentalización" política de este caso en las redes sociales y que se ha usado para "hacer caer" a su Gobierno.
Bayrou ha lamentado que desde que llegó al cargo a finales de diciembre ha habido "cientos" de artículos de prensa para difamarle sobre este caso, pero únicamente desde su llegada al puesto. Antes, ha habido "25 años de silencio" sobre el asunto, ha repetido varias veces.
Al llegar a la Asamblea Nacional, Bayrou ha colocado sobre la mesa el libro de investigación La Meute (La manada, en francés), publicado la semana pasada y que habla del funcionamiento muy criticado del partido La Francia Insumisa (LFI), del cual el copresidente de la comisión, Paul Vannier, es un destacado diputado.
En una tensa discusión, Bayrou ha acusado a la comisión de no ser "totalmente objetiva" con él durante su trabajo de investigación y en concreto, ha señalado a Vannier por "multiplicar las mentiras" sobre su papel en el caso.
"Mantengo mi declaración. No tenía otra información como Ministro de Educación Nacional (1993-97) y no disfruté de ninguna información privilegiada", ha respondido el primer ministro durante un tenso intercambio con el representante de LFI.
Por su parte, Vannier ha respondido al primer ministro desde su cuenta de X sobre su conocimiento sobre lo que pasaba en Bétharram: "¿Lo sabía? Sí. ¿Actuó? No".
La hija de Bayrou, exalumna testigo de los abusos del internado
La comparecencia de Bayrou se ha hecho más complicada después de que su hija, Hélène Parlant, dijese el mes pasado que su padre había hablado hace décadas sobre Bétharram con el juez Christian Mirande, que instruía la investigación por una supuesta violación cometida por uno de los religiosos del centro.
El juez Mirande afirmó que habló "varias horas" de ese caso con Bayrou y que este, que entonces era el presidente del consejo general del departamento (equivalente de la diputación provincial), estaba al corriente de las denuncias que se habían presentado por agresiones sexuales cometidas por religiosos y otro personal de Notre Dame de Bétharram.
A esto se suman las revelaciones de Parlant, publicadas en el libro El silencio de Bétharram que recoge el testimonio de otros 200 exalumnos víctimas del internado, en las que relata una brutal paliza recibida por parte de un sacerdote de ese centro en un campamento de verano. Los familiares de este sacerdote han asegurado el miércoles al medio francés Libération que Bayrou había sido informado en ese momento de una "bofetada" propinada a su hija.
Además, la esposa del primer ministro, Elisabeth Bayrou, era profesora en esa época en el establecimiento, y según otros antiguos docentes, que ya denunciaban los abusos desde 1994, ella estaba al tanto de la cultura de violenta disciplina que imperaba en el centro.