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Mujeres fuera de foco: cómo ha contribuido el cine a la imagen que tenemos de las mujeres

  • Las películas, tradicionalmente dirigidas por hombres, han retratado personajes femeninos con estereotipos que aún perduran
  • Las primeras cineastas en contar historias fueron mujeres, pero después las apartaron de la industria cinematográfica
celia de molina
SERGIO CENTENO

Objetivo Igualdad se emite los domingos a las 15:50 h en el Canal 24 horas y después en RTVE Play.

La mujer fatal, la esposa abnegada o la dama en apuros son arquetipos de mujeres que todos tenemos en la cabeza. El cine, como la literatura, la pintura o la publicidad, ha contribuido a crear modelos y mantenerlos el tiempo. Un relato sobre nosotros mismos que no siempre se ha hecho desde todas las ópticas y, por eso mismo, las mujeres aparecen en la pantalla rodeadas de unos estereotipos que llegan hasta nuestros días. La mirada masculina se combina, poco a poco, con la experiencia que guionistas y directoras actuales incorporan a su trabajo.

Una historia del cine escrita en masculino

“En la pantalla, se ha representado a las mujeres como ellos querían vernos. Una imagen muy sesgada que nos ha convertido en objeto, nunca sujeto”, sentencia la cineasta Celia de Molina al explicar por qué piensa que los arquetipos han “vaciado de contenido” a los personajes femeninos. La razón, señala, es el gran número de directores hombres frente a las pocas mujeres, en comparación, que han disfrutado de los mismos medios para llevar sus historias a la gran pantalla.

El momento en que decidimos dónde poner la cámara, si la movemos o cómo filmamos el cuerpo de una mujer o de un hombre, estamos teniendo una intención política

Pese al resto de su recorrido, el cine tuvo un origen sostenido, en gran parte, por mujeres. Lo explica el crítico de cine y divulgador Diego Salgado, coautor del libro Clásicas, modernas y extrañas (Donostia Kultura, 2024). En el cine mudo, nos cuenta, es cuando más autoras se pueden encontrar. Las primeras estrellas fueron mujeres y podían ser tanto cómicas como aventureras. Una amplitud de roles, delante y detrás de las cámaras, que se redujo cuando el cine despertó interés económico y, con él, el de los hombres.

“No solamente se trata de las historias que contamos, sino también cómo las contamos”, contesta Carlota Pereda, directora y guionista, al preguntarle por los arquetipos clásicos de mujeres en las películas. “En el momento en que decidimos dónde poner la cámara, si la movemos o cómo filmamos el cuerpo de una mujer o de un hombre, estamos teniendo una intención política, aunque no queramos que sea así”. La fetichización de las mujeres, representadas con físicos inalcanzables, ha impactado en los ojos de las otras que miraban desde la butaca, según defiende Celia de Molina. “Desde pequeñas, cuando hemos visto películas, muy pocas veces nos hemos sentido reconocidas y muchas de las inseguridades y de los problemas que tenemos es por estar más condicionadas por cómo nos ven que por cómo somos”.

¿Si piensas que una mujer no puede ser más que guapa, ¿cómo me vas a dejar dirigir a mí?

Lucha por las narrativas propias

Carlota Pereda, aunque reconoce el trabajo de directores que saben retratar de forma compleja a las mujeres, confiesa haberse encontrado una y otra vez con guiones en los que las descripciones de personajes femeninos son del tipo “mujer morena y guapa”. Y añade: “¿Si piensas que una mujer no puede ser más que guapa, ¿cómo me vas a dejar dirigir a mí?”.

"Todo el mundo entiende una historia de narcotráfico como algo universal, pero una película sobre una madre se considera de nicho”

Más miradas y temáticas más diversas es lo que reclama Celia de Molina para conseguir un mundo audiovisual más rico. Además, cree en la necesidad de incorporar la experiencia de las mujeres a las narrativas y denuncia que tradicionalmente lo que les pasa no se considera universal. “Nosotras tenemos nuestra identidad y tenemos derecho a contarnos. Todo el mundo entiende una historia de narcotráfico como algo universal, pero una película sobre una madre se considera de nicho”.

Existe una resistencia muy grande a aceptar que las cosas han cambiado y hay otras diversidades que tienen derecho a reflejarse en pantalla y deben tener su espacio

Aunque ambas celebran un cambio en el cine, tanto en los puestos que ocupan las mujeres como en la forma en la que son representadas en pantalla, Diego Salgado observa prejuicios que todavía existen entre los críticos. “Existe una resistencia muy grande a aceptar que las cosas han cambiado y hay otras diversidades que tienen derecho a reflejarse en pantalla y deben tener su espacio”. A la vez que se ejerce ese derecho de reflejar las máximas realidades posibles, Pereda defiende que es perfectamente compatible seguir disfrutando de películas que pueden parecer cuestionables. “Creo que cambiar el pasado no tiene sentido. Lo que tenemos que hacer es cambiar el futuro”.