Arbide, autor de 'Con el agua al cuello': "Las devoluciones en caliente en Grecia son herramienta central de la gestión migratoria"
- El periodista Hibai Arbide publica Con el agua al cuello (Capitán Swing, 2025) y describe la gestión migratoria de Grecia
- Analiza las muertes y devoluciones en caliente en la que llama "la peor frontera de Europa"
Hibai Arbide Aza lleva más de una década cubriendo la actualidad de Grecia. En los últimos años, vive en Lesbos, epicentro de la migración proveniente de Turquía. En Con el agua al cuello (Capitán Swing, 2025) describe y analiza las muertes y devoluciones en caliente en la que llama "la peor frontera de Europa".
PREGUNTA: ¿Qué está pasando en la frontera marítima de Grecia con Turquía?
RESPUESTA: Lo que está pasando se parece bastante a lo que pasa en otras fronteras. Hay muchas devoluciones en caliente. Los pushbacks se han convertido en una herramienta central de la gestión migratoria en las fronteras exteriores, pero la característica principal es que allí son marítimas. Es decir, además de la violencia que implica cualquier devolución en caliente, hay más de 100.000 personas que han sido rescatadas a la deriva desde 2020, después de haber sufrido episodios muy traumáticos donde la violencia ejercida contra ellos y ellas ha sido extrema.
P: ¿Cómo se ejerce esa violencia?
R: Tanto los guardacostas como lo que definen como los hombres encapuchados, que es una especie de cuerpo auxiliar paramilitar, asaltan las embarcaciones de noche, rompen los motores, dan palizas, amenazan a padres y madres con tirar a los niños por la borda, roban, realizan cacheos vejatorios... Esto tiene como objetivo disuadir. Es decir, se emplea un grado de violencia enorme para que estas personas no quieran volver a intentarlo después de ser rescatadas a la deriva.
P: Esto no es que pase solo con el conocimiento de las autoridades, sino con su aliento. ¿Quiénes son las personas que hacen estas cosas?
R: La propia Oficina de Derechos Fundamentales de Frontex, en varios informes a los que yo he tenido acceso, tanto algunos confidenciales como otros públicos, reconoce que la existencia de estas prácticas no es posible sin una coordinación, sin la utilización de recursos estatales y sin el beneplácito, como mínimo, del Gobierno. Yo creo que no es concebible que suceda en todas las islas griegas, en todo el mar Egeo, de una manera tan similar, sin que venga de una orden directamente del Ministerio.
P: ¿Qué hace Frontex al respecto?
R: El artículo 46 del Estatuto de Frontex establece que, cuando las operaciones se realicen en un territorio en el que se verifica una vulneración sistemática de derechos fundamentales, la Agencia debería retirarse. Esto es lo que propuso la Oficina de Derechos Fundamentales: que Frontex dejara de prestar apoyo a los guardacostas griegos. Y, sin embargo, la decisión de la Comisión Europea ha sido aumentar la dotación y continuar.
P: ¿Todo esto tiene respaldo popular?
R: Estas prácticas no serían posibles sin una deshumanización previa sobre las personas migrantes, que es algo que, por desgracia, no vemos solo en Grecia, sino en el mundo entero. Pero Lesbos, que fue mundialmente conocida por la solidaridad, que llegó a ser candidata al Premio Nobel de la Paz, ha tenido varios episodios. Ha tenido varios momentos en los que ha percibido un abandono total por parte de Bruselas y por parte de Atenas. Esto ha permitido que determinadas ideas instrumentalizadas por los grupos de extrema derecha hayan pasado de ser marginales a ser no hegemónicas, pero sí muy extendidas. Lo que pasa es que Lesbos sigue siendo también un lugar de acogida y solidario. Lo que han hecho estas prácticas ha sido fraccionar y polarizar todavía más la sociedad.
P: ¿Esa normalización de este tipo de ideas y de enfoques hace difícil que un partido político pueda aspirar a ganar las elecciones en Grecia con un discurso que plantee algo completamente distinto?
R: Sí, por desgracia, las extremas derechas en todo el mundo han desplazado tanto el debate que ideas que antes eran concebidas como el punto de partida, como la defensa de los derechos humanos, el respeto a la legalidad internacional y el respeto al derecho humanitario, ahora sean percibidas como ideas utópicas o en algunos casos, incluso radicales.
P: En tu libro hablas de la transformación política y social de Grecia. ¿La sociedad va camino de ser aún más xenófoba?
R: En diez años ha habido un cambio cultural profundo en Grecia. Grecia era el país conocido por las movilizaciones sociales, las huelgas generales... La derrota no solo de Syriza, sino del movimiento del que formaba parte en 2015, el movimiento de los indignados, no supuso solamente la desmovilización de la gente de izquierdas en Grecia, sino, sobre todo, un cambio mucho más profundo que eso. La frustración por parte de la gente que aspiraba a una economía y un modelo de país diferente, dio paso también a un tipo de sociedad mucho más individualista y conformista. El aumento del turismo también ha transformado a Grecia, como se puede ver, en la propia capital, en Atenas, y de este modo las políticas de la derecha o de la derecha dura no han encontrado la resistencia que habían encontrado en décadas anteriores.
P: En Europa habrá un aumento de gastos en armas y también de Seguridad. ¿Qué efecto puede tener eso en las fronteras?
R: Yo siempre digo, un poco en serio y un poco de broma, que hay que mirar a Grecia porque Grecia es un spoiler. Lo fue durante la crisis financiera, lo fue respecto al auge de la extrema derecha, lo está siendo respecto al cambio climático, de los efectos en la población; y, por desgracia, lo está siendo también en las políticas fronterizas. Cuando se aumenta el gasto, los efectos son los que intento describir en el libro: más violencia estructural, episodios de violencia que antes parecían excepcionales, que se convierten en sistemáticos o habituales, y vulneración aún más profunda de los derechos de las personas en tránsito.
P: Pero si es un spoiler, entonces es que hay un guion. ¿Tú crees que hay un plan? ¿Crees que Europa tiene un plan o se está improvisando?
R: Cuando digo que es un spoiler lo digo más bien como advertencia y por formularlo de manera más o menos simpática. Pero ni creo que el futuro esté escrito -creo que no hay que resignarse ni dejarse llevar por el derrotismo- y creo también que algunas ideas que en el siglo XX convertimos en leyes como los derechos humanos tienen futuro, o deberían tenerlo. Creo que no solo no hay un plan, sino que el problema es que las fuerzas reaccionarias, las extremas derechas, están desplazando el debate hacia un lado. Pero que ellos lo hagan demuestra que también otras fuerzas podrían hacerlo.